Año y medio de errores y ocurrencias

  • Raúl Espejel Pérez
(Segunda parte)

Otro de los errores cometidos por López Obrador en su malogrado año y medio de gobierno fue mostrar públicamente su misoginia al derogar el respaldo financiero que el gobierno federal, con recursos públicos, aportaba al programa de Refugio para Mujeres que Viven Violencia Extrema bajo el pretexto de acatar la orden  presidencial de no transferir dinero de la federación a organizaciones sociales. 

A López se le ocurrió retirar la ayuda gubernamental a ese programa cuando más necesita de ese subsidio para efectuar acciones de protección a las mujeres víctimas de violencia. Violencia que durante los dieciocho meses del gobierno de AMLO ha escalado en forma incontenible a niveles nunca antes vistos. 

Cancelar, también, el apoyo económico que se proporcionaba a la Fundación de Cáncer de Mama (Fucam) fue otra torpeza del presidente de la república. Esta organización, de carácter altruista ampliamente reconocido, desempeña una importante y significativa función humanitaria en el combate al cáncer de mama.

Efectúa estudios médicos de detección de cáncer a mujeres de todas las edades y, en los casos que se requiere, además de papanicolaous y mastografías, les proporciona servicios de hospitalización, quimioterapias, radioterapias y cirugías.  Como consecuencia inmediata de ese irreflexivo y absurdo retiro del apoyo gubernamental, la cobertura médica de la Fucam se está viendo disminuida en perjuicio de las mujeres que padecen cáncer.

Hundido en el mundo irreal que vive López Obrador, le es imposible percatarse los grandes y graves perjuicios que está ocasionándole al sector de población más vulnerable que es el de las mujeres, con sus erráticas decisiones. Ya es tiempo que entienda y corrija las barbaridades que está cometiendo.   

La animadversión y el machismo que  tiene atrapado a AMLO alcanzó mayor altura cuando obligó materialmente a su propia cónyuge, que es la mujer más cercana a él, a retractarse del respaldo que la señora Gutiérrez de López se atrevió a manifestar en su cuenta de Twitter al multitudinario y exitoso movimiento Un día sin mujeres efectuado el 9 de marzo. Ante la avasalladora presión que ejerció  sobre ella su misógino marido a la señor no tuvo otra opción más que revocar inmediatamente la simpatía que demostró la inédita jornada feminista que semiparalizó al país durante 24 horas. La burla popular de que objeto ─o víctima involuntaria─ la cónyuge presidencial no se hizo esperar. ¡La tundieron!

El presidente López por enésima ocasión insistió en manifestar su antifeminismo al arremeter nuevamente contra las mujeres al descalificar en una de sus conferencia mañaneras, la declaración de prensa que horas antes se atrevió a hacer su secretaria de Gobernación, Olga Sánchez, a la reportera de una televisora, donde la funcionaria de la Segob reconoció que la violencia contra las mujeres se ha incrementado a causa del confinamiento dispuesto para contrarrestar la pandemia del coronavirus.

Poco después de esa descalificación otra reportera se atrevió a señalar a López que las llamadas telefónicas que hacen las mujeres al número de emergencia 911   solicitando ayuda policíaca a causa de la violencia de que son víctimas, están aumentando. El presidente de la república, visiblemente contrariado por el señalamiento que le hizo la periodista, replicó que el 90% de esas llamadas son falsas. 

La aversión que el presidente de la república siente hacia la mujer, también se cansando de hacerla extensiva frecuentemente a los órganos autónomos del Estado mexicano, por considerar que estorban su inocultable propensión al autoritarismo.

Se trata, específicamente, de la SCJN, la CNDH, el INE, el INA y la CRE, entre otras instituciones.

Como a la SCJN no la puede desaparecer mediante un acuerdo o un decreto presidencial, López pretende controlarla con ministros afines a él. Ya le infiltró dos puntas de lanza. La más aguda de ellas es la señora Yasmín Esquivel Mossa,  esposa de un antiguo amigo suyo, José María Rioboó, que para suavizar el debate NAIM-aeropuerto de San Lucía, se le ocurrió inventar la teoría aeronáutica de que los aviones no chocan porque se repelen y uno de sus contratistas predilectos desde la época que ocupó la jefatura del gobierno del Distrito Federal.

La Comisión Reguladora de Energía (CRE), por su parte, ya está sometida a la voluntad y control de López. El jueves 28 de mayo aprobó por unanimidad  el alza de  las tarifas de trasmisión de energía eléctrica de las centrales renovables sin dar a conocer el porcentaje de ese aumento. 

Aquellos órganos autónomos que el avasallador presidente López todavía no logra someter son objeto de una campaña soterrada de hostilización. Ya sea descalificando el trabajo que realizan sus consejeros o denostándolos públicamente a  porque se niegan a reducir sus sueldos al antojo y capricho presidencial. Eso trae al tabasqueño sacado de onda.

En la CNDH López, con la cómplice ayuda que por instrucciones suyas le dieron los senadores de Morena y de los minipartidos comparsa, logró imponer ilegalmente como presidenta de ese organismo a Rosario Piedra, quien es militante del partido gubernamental e integrante de uno sus órganos directivos.

Piedra hija de aquella señora que en 2006 y en medio de un ridículo espectáculo de circo, colocó a AMLO la banda presidencial apócrifa que, según él, lo acreditó como presidente legítimo de México durante el sexenio 2006-2012. 

Con la imposición de esa presidenta ilegítima en la presidencia de la CNDH,  López se apropió ya del manejo y control de ese importante órgano defensor de los derechos humanos otrora autónomo. 

La señora Piedra para para hacer creer por igual a tontos o ingenuos que ella es la persona a quien históricamente corresponde ocupar la dirección de la CNDH, el día de su imposición entró al salón de plenos del Senado de República con una fotografía de su hermano Jesús (desaparecido hace 46 años) colgada de su cuello a manera de escapulario y de certificado de legitimación.

Referente al compromiso de AMLO de liberar al país del flagelo de la corrupción y de la impunidad hasta ahora todo  ha sido simple palabrería. No ha ido más allá del discurso y de la narrativa presidencial. Hoy, en el año y medio de su administración gubernamental, los índices nacionales de corrupción no sólo no han disminuido, sino que, lo que es peor, se han elevado en comparación con los parámetros alcanzados por su antecesor, Enrique Peña Nieto, quien en esta nociva  asignatura también tuvo lo suyo. Con López en el sillón presidencial, todo está cambiando para empeorar.

Recientemente se cumplieron veinte años que presentó a las autoridades electorales un documento falso para acreditar que cumplía el requisito jurídico de cinco años de residencia en el Distrito Federal, para que obtuviera ─como obtuvo─ el registro de su candidatura al gobierno de la CDMX.  Esta corruptela le permitió a AMLO alcanzar la jefatura del gobierno del D. F. 

Acto de corrupción que al paso del tiempo y de rebote lo colocaría en la Presidencia de la República. Cargo que como se podrá observar tiene un origen ilegal e ilegítimo.

Un antiguo correligionario López, desde el tiempo que ambos militaron primero en el PRD y ahora en Morena, de nombre Pablo Gómez Álvarez (actual diputado federal), también buscó en esa ocasión la candidatura al gobierno de la capital del país. Gómez, acompañado de Demetrio Sodi de la Tijera ─también aspirante a esa candidatura─ denunciaron que López Obrador no cumplía el requisito de ley antes señalado. Sin embargo, bastó una negociación en lo oscurito al interior del PRD para que el tabasqueño se hiciera de la candidatura a la jefatura del ahora gobierno de la CDMX.

Por esta corruptela quien desde el Palacio Nacional se asume como acérrimo enemigo de la corrupción gubernamental está incapacitado moralmente para combatir la corrupción porque carece  de la autoridad necesaria para hacerlo y su carrera política está asentada firmemente en ese nocivo fenómeno social. 

Aferrado a su  fuero interno López tiene como colaboradores de primer nivel a dos antiguos correligionarios suyos de la época en que los tres militaron en el PRI. En ese PRI antidemocrático y corrupto que ahora abominan públicamente. Pero que fue la escuela donde se formaron políticamente para ser lo que ahora son y la plataforma que los lanzó a las posiciones políticas que los han hermanado. Se trata dos personajes, que como AMLO, han estado involucrados en actos de corrupción: el director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz y el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón. 

Bartlett desde su oficina de la secretaría de Gobernación, obedeciendo órdenes del entonces presidente Miguel de la Madrid, en los días inmediatos al domingo 3 de julio de 1988, cometió uno de sus actos de corrupción más espectaculares al implementar y coordinar el fraude electoral ─más grande y escandaloso  ocurrido en México─ que arrebató a Cuauhtémoc Cárdenas la presidencia de la república para otorgarla a Carlos Salinas de Gortari. Obteniendo como retribución inmediata la titularidad de la secretaría de Gobernación y posteriormente la gubernatura de Puebla.

En 1995, el actual jefe Bartlett, el presidente López Obrador, lo acusó de corrupto en su libro Entre la historia y la esperanza. Corrupción y lucha democrática en Tabasco por coludirse en los primeros años de la década 1970 con un familiar del entonces gobernador Mario Trujillo para que con fondos públicos del gobierno de Tabasco urbanizaran unos terrenos propiedad del  ahora director de la CFE ubicados en Villahermosa. Como el tiempo todo borra y todo lo hace olvidar, hoy los dos son excelentes amigos y magníficos compañeros en tareas de la 4T. Diría el clásico, el Diablo los engendró y ellos se unieron.

Recientemente la riqueza inmobiliaria de Bartlett consistente en veintitantas casas ─no la del dinero, de las joyas y de los objetos de arte─ fue investigada por la secretaría de la Función Pública, muy al modito del gobierno lópezobradorista y dictaminada al viejo estilo exonerador de don Virgilio Andrade. 

Retorno a la segregación racial

El execrable homicidio del ciudadano  afroestadounidense George Floyd ocurrido alevosamente a manos ─o mejor dicho a rodilla─ de un policía, de nombre Derek Chauvin, en la ciudad de Minnesota  el  25 de mayo. Este crimen, que tuvo  evidentes ingredientes de abuso y brutalidad policiaca, así como de segregación racial, ha generado multitudinarias manifestaciones de protesta en más de 100 ciudades de la Unión Americana, con un saldo de mil 669 personas detenidas y 11 fallecidas. En varios países de Europa también se han replicado esas protestas.

Donald Trump en vez de condenar el cobarde crimen de Chauvin y garantizar que se castigue penalmente al policía asesino, amenazó con sacar al ejército para reprimir a quienes  protestan por el asesinato de Floyd. Esta amenaza en vez de amedrentar a los manifestantes provocó su radicalización.

(Continuará)

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Raúl Espejel Pérez

Ha colaborado como articulista en la revista Jueves de Excélsior, El Universal de México, El Universal Gráfico, El Universal de Puebla, El Día, Nueva Era de Puebla y la revista Momento de Puebla (versión impresa y digital).