La salud de Barbosa

  • Miguel Ángel de la Rosa
Y me pregunto cómo estará la salud del gobernador y no me refiero a la física

Este fin de semana se especuló mucho sobre el estado de salud del gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta. Lo que leí en las redes sociales fue que se encontraba hospitalizado en el hospital Ángeles, debido a un agravamiento de la enfermedad que padece que es la diabetes.

Lo que me llamó mucho la atención fue la reacción casi generalizada de alegría por este hecho y la posterior decepción cuando la vocera del gobierno del estado lo desmintió.

Antes de continuar quisiera aclarar que no me fue de mi agrado ninguna de las dos reacciones que se presentaron en las redes sociales. Ese tema para mí es muy agudo y fue motivo del distanciamiento que tuve con el ahora gobernador.

Les comento que en alguna ocasión cuando trabajábamos juntos en el PRD, le dije de frente a Barbosa y fue el motivo por el cual nuestra relación y amistad se fracturó.

Corría el año 2011 él estaba dañando a muchas personas con acciones no adecuadas, lo encaré y sé que lo que le dije lo mal interpretó, ya que hice un recuento de daños a terceros que había ocasionado y con mucha sinceridad le mencione que estaba orando y que yo le pedía a Dios que todo el daño que estaba haciendo, no le fuera afectar a él o a su familia en la salud. Entró en colera y terminó la última conversación que tuve con él.

No entendió que yo deseaba que la salud de él y de su familia no se viera afectada. Le deseaba buena salud, porque para mi el tener salud es una bendición que debemos agradecer al Ser Supremo (soy creyente) y al menos a mí cuando alguien me desea salud, es algo que siempre agradezco. Por ello independientemente de mí no simpatía al gobernador de Puebla, no me pareció algo bueno que tanta gente se alegrara que estuviera en una delicada situación de salud.

Regresando a esa última conversación que tuve con él en el año 2011, unos días después al alistarme para llevar a mi hijo que en esa época era un niño a su escuela. Mi hijo me dijo “mira papá está tirado un pájaro muerto”.

Me acerqué y a un lado de mi camioneta dentro de mi cochera, me han tirado una gallina negra muerta, una bolsa que en su interior tenía algo como tierra y sal. Salió mi madre que es una mujer muy religiosa y de inmediato llamó a un sacerdote católico porque ella presumió que era brujería.  

Realizamos los presentes una serie de oraciones y roció en toda mi casa agua bendita. Recuerdo haberle platicado al que en ese momento era presidente estatal del PAN, Juan Carlos Mondragón ese hecho y el tuvo a bien el enviarme oraciones para neutralizar esa mala energía.

Después de leer la última columna del diputado José Juan Espinosa, en este medio que tituló “el brujo en el poder”. Sin afirmar nada caigo en cuenta de cosas como ese hecho narrado, de lo que yo también escuché de sus cercanos; el daño que hace a muchos semejantes, y algo que siempre dice que es él más perverso de todos. Y eso no me lo platican, eso yo lo escuché de él.

Y me pregunto cómo estará la salud del gobernador y no me refiero a la física la que es evidente esta disminuida, me refiero a su salud espiritual.

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Miguel Ángel de la Rosa

Político, abogado y contador público certificado. Nacido en Puebla. Como periodista ha sido colaborador en radio, televisión y periódicos locales. Expresidente Estatal del PRD. Presidente Estatal de Iniciativa Galileos APN. Rector del Instituto de Ciencias Ecuestres. Amante de los caballos.