La educación, el cascabel al gato

  • Xavier Gutiérrez

La semana ida en Puebla  el tema fue la educación. Y parece que educación fue lo que menos hubo.

Veamos de lo particular a lo general. La educación, todo mundo coincide, es la palanca de la convivencia y el desarrollo. No es una de las palancas, es la palanca.

 Sin ella, el coche no tiene gasolina. Hay quien tiene riqueza y no tiene educación. Hay quien tiene poder y no tiene educación. Ello los sitúa más cerca de la escala zoológica que humana. Suena crudo pero es la realidad.

Y eso no se compra en la farmacia. Se cultiva, se adquiere. Suelo decir que es un producto lácteo.

Un escenario: un grupo de diputados, de imagen descuidada y lenguaje peor, hacen chistes burdos sobre los alcances de la recién aprobada Ley de Educación del Estado.

La actitud de tales representantes es muy pobre, bajuna, vulgar incluso.

Un amigo me llama y con una frase le pone encabezado a la escena: “Yo no me siento representado por esa pandilla”.

Con tales legisladores, parece que el congreso local está más cerca del suelo que de una curul. Y en el suelo están las alcantarillas. Si creen que así le hacen un productivo favor al gobernador se equivocan rotundamente.

 Todo lo contrario, contribuyeron generosamente a ganar espacios de crítica, burla, reprobación y escarnio en los medios nacionales. ¿Qué necesidad?

Luego vino la reacción, virulenta en distintos tonos, de empresarios ligados a la educación. Nótese, no educadores, no maestros, no paterfamilias. Se hizo una cadena de resonancia en todo el país condenando la ley poblana. A veces con argumentos falaces, porque en varios aspecto esta legislación simplemente se alineó con la federal.

La BUAP, a través de su rector,( la famosa ley como detonante) reactivó el encono que hay entre esa institución y el gobierno estatal. Ambas partes abandonaron la condición latente de su diferendo y nuevamente están amuralladas. Hay posiciones ríspidas y eso no depara nada bueno.

La prudencia debiera tener un sitio de privilegio entre ambos. Pero la silla que debiera ocupar está se encuentra  vacía.

Vino luego el desencuentro entre el gobernador Barbosa y un conductor de noticiarios  de la capital. Otra vez Puebla en primeras planas y grandes espacios en medios nacionales, para mal naturalmente.

Como si el golpeteo de la pandemia no fuera suficiente tortura para la vida, el alma y la economía del estado.

Ahí se dio un choque de temperamentos y palabras. Mal estamos cuando la palabra no se usa para tender puentes o enderezar entuertos, sino para avivar fuegos sin razón ni sentido.

Cuando la soberbia  y la procacidad se encuentran, eso termina mal.

Los griegos decían “habla para que te conozca”. El lenguaje que usamos comúnmente nos retrata de cuerpo entero. Yo suelo decir, “de puerco entero”.

Hoy el concepto se ha ampliado. Campo Vidal nos dice “eres lo que comunicas”. Es decir más allá de lo verbal, el lenguaje gestual, corporal,  habla por nosotros, nos identifica, nos explica, nos retrata…o nos delata.

Hay palabras que curan, hay palabras que matan.

Hay palabras que son una mano cordial extendida, amistosa, componedora, facilitadora, franca. Hay otras que esconden una daga, un veneno, un cartucho de dinamita.

No olvidemos el punto de partida: una ley de EDUCACIÓN.

El mejor análisis que leí en torno a ese tema es el de un maestro y doctor sumamente respetable en la materia. Juan Luis Hernández Avendaño, quien escribe en este portal, se refirió brevemente al asunto, y con la autoridad profesional y moral que le caracteriza dio una cátedra.

Abarcó, de modo sucinto las distintas facetas de este poliédrico asunto. Se refirió a la educación como esencia de la sociedad, a la faceta de negocio que para otros tiene, a la cara de principal (y multimillonario, digo yo) mercado de consumo de grasas, carbohidratos y azúcares en todo el país.

(Este punto, por cierto, no está lejos del epicentro de las muertes por la pandemia, hay que subrayarlo, porque la obesidad, la diabetes y el sobrepeso que hoy agudizan  la carga letal de la peste, se ha incubado y se sigue literalmente alimentando en los planteles de todos los niveles en los que, la sociedad pone los clientes y los muertos, y otros se llevan las cosechas pecuniarias. López Gatell, casualmente, está en la mira de los grandes pulpos, la industria y el comercio, que están atrás de la noble imagen de los escolares…)

Hernández Avendaño se refiere con maestría a los fantasmas que el tema ha agitado como una suerte de terrorismo desinformativo: aquellas zarandajas del socialismo y el comunismo del actual gobierno.

Este país será socialista, después de los Estados Unidos. Acabáramos…

Digno de lectura, y más que eso, su estupendo análisis.

Y precisamente nos parece que ahí está el meollo del asunto educativo en Puebla.

Gestar una ley en esa materia, con el concurso de todos los actores, todos absolutamente, habría vestido de luces al gobierno del estado y habría salido airoso, exitosísimo, marcando pauta a escala nacional.

Se habría abierto un debate real sobre la materia.

La educación ofrece un sinfín de ángulos para participar, para crecer, para armonizar, para desarrollar y proyectar a una comunidad y a un estado.

Esto lo toca el brillante politólogo. A mi me parece que el asunto no está en un punto muerto.

Ahí, en ese trabajo, se encuentran elementos, claves, materia prima para retomar con inteligencia, sin sectarismos, prejuicios ni rencores la materia de estudio y recomponer el clima de fisuras o rupturas que ahora está  abierto en Puebla.

Nunca es tarde para sacar el pie del acelerador.

Pero se requiere sensibilidad, ánimo para armonizar y voluntad férrea para edificar.

Todo eso, lo tiene como denominador común precisamente la educación.

¿No le parece a usted?

xgt49@yahoo.com.mx

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.