Año y medio de errores y ocurrencias

  • Raúl Espejel Pérez

(Primera parte)

 

Dentro de pocas horas, al finalizar el mes de mayo, Andrés Manuel López Obrador habrá consumido la cuarta  parte de su mandato presidencial. Mandato que transitó entre un sinfín de errores, ocurrencias y contradicciones que en nada   contribuyeron al progreso de México.

Fueron 18 meses en los que López no logró entender que ya es presidente de un país que 127 millones de habitantes y, por consiguiente18 meses en que dejó de liderar ideológicamente a un grupo político de oposición gubernamental. Se  trata de setenta y ocho semanas que transcurrieron entre pocas buenas intenciones y muchos desaciertos que están y estarán causando daños al país. Setenta y ocho semanas de lanzar constantes agravios a empresarios y a la prensa escrita que le es incómoda porque señala sus errores. Fueron quinientos cuarenta y seis días perdidos porque se utilizaron en buena medida para ahuyentar a inversionistas nacionales y extranjeros con decisiones políticas tomadas equivocadamente, así como también para pregonar triunfos imaginarios, ocultar los errores cometidos y difundir interminables mentiras. Trece mil ciento cuatro horas donde naufragaron un centenar de descarados actos de campaña electoral disfrazados de giras de trabajo y 380 inútiles y prolongadas conferencias dizque de prensa, en las que abundaron paleros de López disfrazados de periodistas y sirvieron a AMLO para dividir a los mexicanos entre buenos y malos, fomentando el odio entre ambos grupos. Tiempo desperdiciado, además, en propalar visiones optimistas sin fundamento y donde se multiplicaron adjetivaciones, insultos y descalificaciones a supuestos o reales adversarios del presidente.

Esta tragedia nacional empezó cuando en seguida de tomar posesión de la presidencia de la república López cometió el primer gran error de su gobierno al cumplir una de las peores ocurrencias que trae en la mente para transformar, según dice, al país. Cancelar la construcción del aeropuerto que hubiera sido uno de los mejores del mundo, argumentando que descubrió actos de corrupción en esa importantísima obra de infraestructura aeroportuaria.  

López  jamás presentó una sola prueba para fundamentar su dicho. Lo peor fue que se desperdiciaron ─con cifras a junio de 2018─ 25 mil 250 millones de pesos que a esa fecha se habían invertido. Al cancelar el proyecto del NAIM se asesinó a un potencial y poderoso generador de empleos directos e indirectos. La megaobra aeroportuaria será sustituid por un parche que unos soldados, habilitados como albañiles, están construyendo en la Base Aérea Militar de Santa Lucía.

Parche que el presidente de la república se adelantó a bautizar con  el ostentoso nombre de Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.

A esa pésima ocurrencia gubernamental, sobrevinieron otros errores. Igualmente nocivos  y de enorme afectación social y económica para país y sus  habitantes.

Otro de estos errores fue la ocurrencia del presidente López de derogar la reforma educativa ─que en 2012 suprimió todos los privilegios que había acumulado la CNTE, como asignar plazas magisteriales, conceder licencias laborales con goce de sueldo determinar los ascensos escalafonarios─, no para mejorar la calidad de la educación básica, sino que en un acto de revancha contra esa cosa que él define como conservadurismo y neoliberalismo, sino para devolver la rectoría de la educación básica a una de las peores mafias sindicales que existen en el país y de paso para restablecer sus prebendas a esa pandilla magisterial.

Mientras en el Palacio Nacional López firmaba un convenio con el Consejo Nacional de Empresarios para atraer una inversión privada de 32 mil millones de dólares, ofreciendo a los inversionistas garantías jurídicas y un ambiente de seguridad para su inversiones dentro de un verdadero Estado de derecho, paradójicamente, en la sede de la Comisión Nacional de Hidrocarburos se anunciaba la cancelación del último proceso del form out que pretendía  conseguir inversionistas privados para la exploración y extracción de petróleo. Esta cancelación, se efectuó porque la secretaría de Energía retiró los contratos que estaban siendo licitados y eran parte de las rondas petroleras que AMLO echó abajo. Por un lado su gobierno pretende atraer inversiones privadas y cuando las consigue, las desecha.

Esta contradictoria actitud del gobierno de López demuestra que el ambiente de seguridad ofrecido a inversionistas privados del Consejo Nacional de Empresarios fue un vulgar engaño de AMLO. 

Una consulta ciudadana apócrifa,  promovida y respaldada por  AMLO, a través de la secretaría de Gobernación, determinó cancelar, con la manifiesta anuencia y aprobación del presidente de la república, la construcción de la planta industrial que la empresa Constellation Brands estaba erigiendo en Mexicali con una inversión inicial de mil 400 millones de dólares, de los que ya se había aplicado el 64.3 por ciento. Esta inversión generaría 2 mil empleos directos.

Un golpe más del lópezobradorismo a la inversión privada que necesita México urgentemente para sacar a la economía nacional del pozo en que se encuentra sumergida debido a las pésimas decisiones del presidente López en materia de políticas económicas..

El irracional propósito de López de prohibir la generación de energía eléctrica eólica, porque según su primitiva forma de razonar, los ventiladores que la producen afean el paisaje natural, indujo a la secretaría de Energía a legalizar la prohibición presidencial de generar energía eléctrica eólicamente con un enredado  Acuerdo de la Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistema Eléctrico Nacional que se publicó en el DOF del 15 de mayo.  

La reacción de los inversionistas afectados por esta arbitraria y abusiva disposición gubernamental no se hizo esperar. Ejercieron de inmediato su derecho constitucional de solicitar amparo contra ese acuerdo del López y obtuvieron precautoriamente la suspensión del acto reclamado.

Esos agravios y embestidas contra inversionistas privados, constituyen un claro mensaje de inseguridad jurídica que les envía López Obrador a las personas que desean invertir su dinero en México. Inseguridad jurídica que ahuyenta la inversión y sin inversión no hay crecimiento económico y sin crecimiento económico no hay desarrollo social ni generación de empleos. Si no hay desarrollo económico ni generación de empleos cada día habrá más pobres en México. Siendo esto fácil de entender esta fórmula, no la entiende López.

Cancelar el Seguro Popular, bajo el trillado argumento que López descubrió actos de corrupción jamás comprobados fue otro enorme error que, de entrada perjudicó y continúa perjudicando a 53.3 millones de personas, muchas de ellas, en situación de pobreza. Personas que por vivir en esa circunstancias, pueden ser  parte del capital político que dio el triunfo a AMLO en la elección presidencial de 2018.

Desde luego que el Seguro Popular, como cualquier institución social pudo requerir una cirugía operativa para mejorar, en su caso, la calidad de la atención médica que proporcionaba a sus afiliados y, quizá, necesitaba también corregir los actos de corrupción que se hubiesen detectado y comprado, no los que se pregonan sin tener el menor elemento de prueba. Todo esto se pudo haber hecho,  en caso necesario, pero jamás desaparecerlo como producto de una estúpida ocurrencia.

Con un improvisado Instituto Nacional para la Salud y el Bienestar, sin protocolos ni reglas de operación, López está tratando de suplir al Seguro Popular.

Al concluir el mandato presidencial de Peña Nieto el sistema de salud institucional enfrentaba problemas en aspectos de insuficiencia y deficiencia de instalaciones médicas, falta de personal (particularmente doctores y enfermeras), prolongados tiempos de espera para consultas de especialidad, equipo médico escaso y en mal estado, así como desabasto de algunos medicamentos.

Con López Obrador en la presidencia esa situación, lejos de mejorar, empeoró  en perjuicio de los cientos de miles de personas que necesita una atención médica oportuna y de mejor calidad.

López desarticuló el sistema institucional de salud ─que venía arrastrando añejas deficiencias─ al precarizar los de por sí ya limitados recursos económicos asignados a la seguridad social de los mexicanos al aplicar a rajatabla su programa de austeridad republicana.

Las consecuencias negativas de esa errónea decisión no se hicieron esperar en el IMSS, ISSSTE, institutos de alta especialidad, hospitales y en clínicas dependientes de la secretaría de Salud los servicios médicos empeoraron. Se desató la escasez de medicamentos para personas enfermas de cáncer. Especialmente para niños y mujeres. Hubo casos de niños que fallecieron por falta de medicamentos.

El viernes 29 de mayo, padres de niños enfermos de cáncer, junto con sus hijos que padecen esta incurable enfermedad, salieron nuevamente a la calle a protestar por el desabasto de medicamente que ha interrumpido el tratamiento anticancerígeno de sus hijos. Se plantaron frente a las oficinas de la secretaría de Salud para exigir al presidente López Obrador que resuelva este problema de inmediato porque de no hacerlo muchos de los niños con cáncer pueden fallecer.

Suprimir el programa de Estancias Infantiles, refugiándose en el pretexto que había niños inexistentes, cuyos nombres López nunca dio conocer fue otra decisión errónea que de un simple dedazo arrebató a 327 mil niños reales ─de entre uno y cinco años de edad─ la oportunidad de desarrollarse socialmente al cancelarles la convivencia social que entre ellos existía.

Abrogar el servicio de alimentación nutritiva que diariamente proporcionaba el programa de Comedores Comunitarios a 5 mil 542 personas fue otra torpe ocurrencia del presidente López que perjudico a una importante cantidad de personas que viven en situación de pobreza alimentaria.

(continuará)

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Raúl Espejel Pérez

Ha colaborado como articulista en la revista Jueves de Excélsior, El Universal de México, El Universal Gráfico, El Universal de Puebla, El Día, Nueva Era de Puebla y la revista Momento de Puebla (versión impresa y digital).