Nerón

  • Rodrigo Rosales Escalona

En la vida de la humanidad, han existido diversos personajes como Nerón Claudio César Augusto Germánico (15 de diciembre de 37-9 de junio de 68)​ fue emperador del Imperio romano entre el 13 de octubre de 54 y el 9 de junio de 68, último emperador de la dinastía Julio-Claudia.

Es meritorio el citar que partimos de Cayo Suetonio Tranquilo (h. 69 - 140 d. C). En Roma, donde transcurrió gran parte de su vida, ejerció como secretario a sudies, a bibliothecis y al servicio de Trajano y secretario ab epistolae en la época de Adriano, cargo que le permitió acceder a los archivos imperiales y a la correspondencia entre César y Augusto, material que utilizó en sus Vidas de los doce Césares. Vida de Nerón es el sexto de los ochos libros completos que componen esta obra, en la que se narran doce vidas según el método de la biografía erudita de los alejandrinos. En él, Suetonio cuenta, con el estilo sencillo propio de un periodista que no persigue otra cosa que relatar los hechos, la vida de este emperador romano (desde el 54 hasta su muerte, en el año 68) tirano y extravagante, capaz de ejecutar a su madre o de tocar la lira mientras Roma arde.

Cierto, a la fecha, diversos Nerones se han pavoneado de dominar, ejercer gobierno de manera déspota, sin miramiento alguno por los ciudadanos, es más, con desprecio los tratan. A los críticos y oposición, Nerón, tenía diversos métodos para someter o aniquilar.

Los dictadores como Hitler, Mussolini, Francisco Franco, Pinochet, vamos, hasta Donald Trump, se complacen de ese perfil autoritario como absurdo.

Si recurrimos a Cayo o Tito Petronio Árbitro, nacido entre los años 14 y 27 en Massalia (actual Marsella) y fallecido ca. del año 65 y 66 en Cumas, fue un escritor y político romano, que vivió durante el reinado del emperador Nerón. Es el autor de El Satiricón.

Su influencia sobre Nerón infundió celos en el prefecto del pretorio Cayo Ofonio Tigelino, otro de los favoritos del emperador, pues lanzó contra él acusaciones falsas. Participó en una conjura encabezada por Pisón. Nerón, avisado, le ordenó permanecer en Cumas. El escritor decidió quitarse la vida: se dejó desangrar hasta morir. Sin embargo, se desquitó enviando antes al emperador un escrito en el que pormenorizaba todos los vicios del tirano y condenaba su mal gusto y sus pretensiones infundadas de alcanzar la gloria con la poesía.

En sí, Nerón desde su nacimiento, estuvo rodeado de conflictos, intrigas y asesinatos entre personajes del imperio romano, sobre todo y luego de la muerte de su tío Calígula, junto con su madre Agripina, quien supo dominar al emperador Claudio, después de la muerte de Calígula.

Agripina cuidó a Nerón de las intrigas y posible sea asesinado, porque la Roma de ese tiempo, era un circo de grillas y ejecuciones al mejor postor. Cuando niño, Nerón fue cuidado y formado por dos personajes de la vida escandalosa de aquella época, por lo que el pequeño Nerón, aprendió todo vicio.

A la muerte de Claudio, por ser envenenado por Agripina, mismo que adoptó a Nerón, brindándole cierto trato bueno, tal como a su hijo Británico, con quien convivió y estudió con el gran pensador Lucio A. Séneca, quien fue su asesor durante gran parte de su vida.

Mientras Británico destacaba por su conocimiento y estabilidad emocional, Nerón era lo contrario.

Tenía diecisiete años cuando murió Claudio. Nerón salió en busca de los guardias apenas se difundió la noticia, entre la sexta y séptima hora.

Para continuar, debemos ubicar que, en Puebla de 2020, tenemos otro Nerón, me refiero al gobernador Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta. Mientras, y entre tanto, para comprender de ese al actual, revisemos parte de su historia.

Para dar aún mejores augurios de su carácter, anunció que reinaría de acuerdo con los principios de Augusto, no desaprovechando ocasión de mostrar dulzura y clemencia. Abolió o disminuyó los impuestos demasiado onerosos. Redujo a su cuarta parte las recompensas asignadas por la ley Papia a los delatores. Hizo distribuir al pueblo cuatrocientos sestercios por persona. Aseguró a los senadores de elevada alcurnia, pero carentes de bienes, una renta anual que se elevaba para algunos hasta quinientos mil sestercios. Estableció distribuciones de trigo mensuales y gratuitas para las cohortes pretorianas. Un día que le pedían, según la costumbre, que firmase la sentencia de muerte de un criminal, dijo: Quisiera no saber escribir. Saludaba a todos los ciudadanos por su nombre, de memoria y en el orden en que se le presentaban. Cierta vez que el Senado le dirigía acciones de gracias: Me las daréis cuando las merezca, dijo. Admitía hasta el bajo pueblo a los ejercicios del campo de Marte..

Nuestro Nerón, a diferencia del antiguo, prometió en campaña no subir pasaje urbano, garantizar libertad de expresión; no recurrir a la fotomulta; no tocar tema de placas de automóviles; respetar derechos a la educación; garantizar estabilidad y seguridad social, entre otras lindezas, que, en los hechos, traicionó al votante, porque hace todo al revés, además de reprimir a la prensa, se dice iluminado por Dios.

Continuamos con el antiguo Nerón:

Dio espectáculos variados, y en gran número, entre éstos los juegos llamados Juveniles, fiestas en el Circo, representaciones teatrales y combates de gladiadores. Los juegos de la juventud, quiso que los presenciaran ancianos consulares y madres de familia de edad muy avanzada. En menos de un año hizo construir en el campo de Marte un anfiteatro de madera para un espectáculo de gladiadores en el que no permitió matar a ninguno de los combatientes ni aun los criminales. Pero hizo combatir en él cuarenta senadores y sesenta caballeros, algunos de los cuales gozaban de considerable fortuna y elevada consideración. Un Nerón que, durante su primera etapa de mando, parecía ante los ojos del pueblo y caballeros, alguien que daría respuesta a un mejor Roma.

De aquel Nerón bien visto y aceptado por el pueblo, se fue deformando, decapitando sensibilidad, para transformarse en un ser completamente distinto, que imponía sus caprichos, si alguien no cumplía, prisión o ejecución. Los artistas y, por decirlo así, periodistas que cubrían ese perfil como escribientes cronistas, les prohibió toda libertad.

Roma se transformó en un proceso de calamidades, de miedo, coraje contra el tirano, quien se decía poseer la verdad absoluta, porque la vida de Nerón no fue, a partir de entonces, más que una serie de crímenes; nadie estaba libre de sus golpes, y todo pretexto le era bueno. Entre gran número de ejemplos, citaré sólo los siguientes. A Salvidieno Orfito le imputó como un crimen que hubiese alquilando a los diputados de algunas ciudades lares habitaciones bajas de su casa, cerca del Foro, para celebrar audiencias en ellas; al jurisconsulto Casio Longino, que era ciego, el haber conservado entre antiguos retratos de familia el de C. Casio, uno de los asesinos de César; a Pete Trasea, el tener frente severa de pedagogo. A un egipcio que comía carne cruda y cuanto le presentaban, quiso, según se asegura, ofrecerle hombres para que los desgarrase y devorase vivos. Jactándose de haberlo intentado todo impunemente, sostenía que ningún príncipe había sabido aún cuánto podía hacerse desde el trono. Sobre este asunto mantuvo conversaciones muy significativas; dijo que no perdonaría al resto de los senadores; que llegaría un día en que suprimiría por completo este orden; que daría a los caballeros romanos y a sus libertos el mando de las provincias y de los ejércitos. Nunca, ni a la entrada ni a la salida del Senado, se dignó dar el beso de costumbre o devolver el saludo a ningún senador; en la Ceremonia de inauguración de los trabajos del istmo, pidió a los dioses, delante de la multitud y en voz alta, que la empresa redundase en gloria suba y del pueblo romano, sin mencionar para nada al Senado.

No respetó tampoco al pueblo romano ni los muros de su patria. Habiendo un familiar suyo citado en la conversación este verso griego: “que todo se abrase y perezca después de mí”.

Lo que puede sorprender y es digno de notarse, es que nada soportó con tanta paciencia como las sátiras e injurias, y que con nadie mostró menos rigor que contra aquellos que, por medio de versos o discursos le dirigían sus ataques. Contra él publicaron muchos epigramas en griego y latín, como los siguientes:

Sobrepasando los delitos de Alomeón y Oreste, Nerón al parricidio añadió todavía el incesto.

Como Eneas llevó en otro tiempo a su padre

Nerón, su descendiente, acaba de llevar a su madre (144)

El Parto tiende el arco, Nerón empuña la lira.

Cuando tengamos que marchar a la defensa del Imperio

Éste será Apolo cantor, aquél Apolo arquero (145).

Roma será muy pronto un solo hombre; Quirites, huid a Veios si es que él no lo ocupa también.

No buscó en absoluto a los autores, y hasta se opuso a que se castigase con severidad a los que fuesen denunciados al Senado. Isidoro el Cínico, apostrofóle en público, censurándole en alta voz que cantase tan bien los males de Nauplio y que tan mal usase de sus bienes. Dato, actor de Atellanos, comenzando una canción con estas palabras: Salud a mi padre, salud a mi madre, hizo sucesivamente ademán de comer y de beber, aludiendo a la muerte de Claudio y de Agripina; y al decir, al final de la pieza: Pronto iréis al Orco, señaló con el dedo al Senado. Nerón contentóse con desterrar de Roma y de Italia al filósofo y al cómico, ya fuese que no se creyese injuriado, ya porque temiese atraerse mayores ultrajes mostrándose ofendido.

Ocurrió que, a media tarde del día 13 de julio del año 64, ardió una casa cercana al gran circo. El fuego intenso abrazó a la ciudad. A primeras horas de la noche toda la ciudad ardía, convirtiéndose en una inmensa hoguera. Entre tanto, Nerón gozaba con aquel espectáculo. Se sentó, y acompañado de un laúd cantó tristemente las grandezas de Roma.

Nerón era odiado, y sus estatuas derribadas. El emperador no estaba dispuesto a perder la admiración del pueblo. Él sabía cómo halagarse y conocía su debilidad ante lo verdaderamente extraordinario. Nerón señaló al culpable: Los cristianos.

Mantuvo excesos y crueldad sin miramiento, imponiendo un culto a su personalidad. Despreció y humilló a un pueblo que anhelaba estabilidad y una Roma justa. Murió a los treinta y dos años de edad, en el mismo día en que en otro tiempo había hecho perecer a Octavia. El regocijo público fue tal, que la mayoría de los hombres del pueblo corrían por toda Roma cubiertos con el gorro de los libertos.

La historia es muestra de que, si no la valoramos, corremos el riesgo de repetir los errores de personas o pueblos.

Es el caso de que si Nerón no soportó a quienes le cuestionaban o evidenciaban su mal gobierno, la persecución y ejecución el resultado. En Puebla del siglo XXI, en medio del Covid-19, el gobernador Miguel Barbosa, carece de la sensibilidad política, para valorar si su proceder no afecta a la ciudadanía que lo condujo al poder, gracias al hartazgo y malestar social en contra de gobiernos neoliberales y soberbios, como lo fue Enrique Peña Nieto y en Puebla, Rafael Moreno Valle.

Barbosa, durante su campaña, prometió y comprometió su palabra, de beneficiar a la ciudadanía con justicia, además de no crear condiciones económicas adversas a la ciudadanía. Luego de tomar el poder, como Nerón, dio un giro opuesto, porque impuso un nuevo cambio de placas de automóviles, fingió negociar con el pulpo del transporte público de no aceptar incremento del pasaje. Al final, dijo que era para que mejoraran el servicio con nuevas unidades o repararlas; que el costo de 6 a 8.50 pesos, serviría, así como de colocar cámaras de video para garantizar seguridad contra asaltos. La ciudadanía es testigo que el servicio continúa igual o peor. El costo del pasaje deriva en un castigo más a la economía social.

Durante campaña, renegó y cuestionó a las fotomultas, prometiendo no aplicarlas nuevamente: falso, siguen funcionando. Recientemente, con el pretexto del Covid-19, para evitar mayor propagación, mediante otro más de sus Decretos, impuso “el no circula”, aduciendo que solamente así, la ciudadanía entendería evitar mayores contagios. No consultó a la ciudadanía, quien se traslada al trabajo y otras actividades necesarias. También, que tal medida no sería recaudatoria, lo cual es también falso, porque entre arrastre de grúas y encierro, al final para sacar el automóvil, cuesta 1500 pesos.

Nerón persiguió a quienes difundían o expresaban poemas de crítica, nuestro Nerón Barbosa, durante las conferencias que imparte en casa Aguayo, si algún periodista le incomoda por sus preguntas, los insulta y sobaja; cuando resaltan sus errores, impone que ya no se les permita ejercer el periodismo libre.

La prensa que se apega al artículo 7 de la Constitución, tal pareciera que no existe tal derecho, porque recurre a la denuncia judicial, bajo pretexto de “daño moral”. Para ello, el ejercicio periodístico, cuando parte de la Deontología periodística, la veracidad de los hechos, no se deforman ni manipulan, se redacta tal como ocurre o emiten conductas los funcionarios y políticos contra el pueblo.

Periodista que ejerce ese principio deontológico, es denunciado jurídicamente y penalmente, coartando la libertad de expresión. Vamos, hasta diputados del Congreso local, son recurso de la represión, quienes participan de la represión.

No es la primera vez que el actual gobierno de Puebla, emprende sendas demandas contra el director del periódico digital e-consulta, Rodolfo Ruiz Rodríguez, bajo el supuesto de que daña “la moral” de un político. Al grado de que la ONU y Artículo 19, han denunciado que estos actos son simple y llanamente represión.

Si un político o funcionario dice y afirma tener manos limpias, fuera de toda corrupción, magnífico, pero, si bajo una investigación se encuentra que sí es corrupto, la ciudadanía debe estar enterada de ello, así como del daño que le ocasiona por sus actos, siendo el caso del diputado Gabriel Biestro Mendinilla, quien se molestó, porque se publicó que su hermano construye una lujosa casa, sin cumplir los requisitos municipales, entre otros temas.

Como Nerón, prefieren ver cómo la ciudad se incendia. Retomando al gobernador, exige depurare a reporteros que lo cuestionan, porque considera que, en Puebla, la prensa, carece de dignidad y respeto; sin embargo, cuando el periodista Francisco Zea del canal Imagen, cuestiona al gobernador, inmediatamente es criticado y acusado de manipular. El problema es que Francisco, le revira y exige que el gobernador recurra a su derecho a réplica con micrófono abierto en el noticiario televisivo, situación que no lo ha hecho. Francisco apunta que ha tratado de contactar al gobernador sin resultado, advirtiendo de que si el gobernador lo acusa de chayotero, Francisco lo denunciará a instancias legales, por eso exige que expongan cada uno en el foro televisivo sus puntos de vista.

Claro, ante un medio nacional, el gobernador no puede imponer silencio ni marginar de poder emitir noticias sobre acontecimientos o actos de corrupción.

No es posible que si un organismo como Artículo 19, exige respeto a la libertad de expresión, como también la ONU, en Puebla, como si no existieran. El colmo.

Vida de Nerón. Por Suetonio Tranquilo Cayo. Traductor: Ramírez De Verger, Antonio
Editorial: Editorial Gredos, Fecha de la edición: 2011, España. Colección: Biblioteca Básica Gredos

rodrigo.ivan@yahoo.com.mx

Analista político y de prospectiva social

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Rodrigo Rosales Escalona

Periodista y analista político en medios locales y nacional, filósofo, docente en nivel superior, activista social, comprometido con la justicia.