Patéticos

  • Ana Teresa Aranda Orozco

Así lucen los principales representantes de la 4T.   Como si hacer desfiguros fuera instrucción dictada desde lo alto del poder, se empeñan en la imitación de su presidente en jefe.

Un día vemos a la Secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, muy quitada de la pena, haciendo compritas en el súper, desprovista de cubrebocas  y al ser descubierta, igual que su líder, niega la especie.   Ella, que se ha llenado la boca de recomendaciones hacia empresas y trabajadores para que extremen los cuidados ante la emergencia sanitaria,  Ella, que no ha tenido reparo en cerrar negocios que no cumplen con las normas de seguridad sanitaria.  Ella, incapaz de dar ejemplo, de ser congruente con lo que predica

Otro día vemos a Mario Delgado, antes feroz combatiente de la militarización del país, defendiendo como gato boca arriba el decreto presidencial que deja en manos de las fuerzas armadas, sin sustento legal, la responsabilidad de la seguridad pública, sin límites ni contrapesos, sin subordinación al mando civil que constitucionalmente ostenta ese encargo.   Pero también lo vemos furioso despotricar contra la oposición en el Congreso cuando PAN, PRD, PRI y MC impidieron que López Obrador se saliera con la suya para poder hacer y deshacer con el presupuesto lo que le viniera en gana.  Vaya con el arrodillado coordinador de la bancada de Morena,  que en lugar de defender las facultades exclusivas de la cámara de diputados explota porque le impiden entregar en charola de plata a su mesías tan codiciado tesoro y se atreve a proferir el “luego no lloren cuando el presidente le quite aquí y le ponga allá”.  Ay diputado, pues si de eso se trataba, de no tener que lamentarnos cuando López intentara usar  los dineros públicos para cumplir sus fantasías dictatoriales.

Y qué decir de Alfonso Ramírez Cuellar, que se avienta la puntada de anunciar iniciativa de ley para darle al INEGI facultades de inquisidor que le permitan entrar a los domicilios y revisar el patrimonio inmobiliario y financiero de los ciudadanos.  Luego, ante la inmensa indignación que levantó su propuesta se desdijo.  Monreal, desde el Senado, negó que el Congreso tuviera iniciativa alguna en ese sentido y tranquilizó el avispero, pero ya sabemos que palabra de honor, lo que se dice palabra de honor no tienen esos de Morena.  Y la prueba es que ya está Pablo Gómez, vicecoordinador de los diputados morenos,  declarando que la iniciativa de marras se está armando y que “ya basta de que la riqueza la mida Forbes o la banca Suiza, mientras los organismos públicos se agachan”. 

Pero quien sin duda se ha llevado las palmas del desfiguro es ese Gobernador que sufrimos los poblanos,  sí ese que un día declara que el coronavirus les da solo a los ricos y que los pobres como él (que solo posee inmuebles por más de 50 millones de pesos), no tienen de que preocuparse.  Después comparte recetas de prevención del Covid19 y dice que con un buen caldo todo se soluciona pero cuando el agua le llega a los aparejos recula y ahora sí, cuídense y enciérrense.  

El Gober Rencoroso, como lo bautizó Francisco Zea, no deja de dar nota.  Mal encarado, autoritario y misógino como es, hace ruedas de prensa casi con el propósito de maltratar a las reporteras, sí, siempre a ellas, porque se atreven a preguntarle sobre asuntos que le molestan e incomodan.

Cómo olvidar la actitud con la que enfrentó a los estudiantes, en marzo de este año, en aquella memorable marcha por la seguridad, en donde más de 100,000 jóvenes le exigieron poner un alto a los asaltos, asesinatos y violaciones, cada día en aumento,  que venimos padeciendo en Puebla.  Con los jóvenes enfrente y a riesgo de que un coma diabético le impidiera el numerito,  los trató con altanería y casi los agarra a bastonazos.

Hay quien asegura que el coraje no se le ha pasado y que la iniciativa de Ley de Educación que mandó al Congreso Local, tiene más que el propósito de armonizar la legislación con la que se expidió a nivel federal el año pasado, el propósito de saciar su sed de venganza contra la afrenta que le propinaron los universitarios, la mayoría de instituciones privadas.  Pero a nosotros no nos queda duda que no solamente lleva dedicatoria para la educación particular y es que la ley de referencia le da facultades expresas al ejecutivo para intervenir las finanzas de la BUAP.  Y ahí el Gober Rencoroso tiene un agravio que también le ha dolido mucho, la universidad pública no ha querido arrodillarse y eso no lo puede soportar.  Quiere la bolsa, sí, los recursos cuantiosos sobre los que no tiene ahora control, pero quiere también la corona y para eso el otrora Secretario de Gobernación, un día le dijo así quedito al Rector Esparza “acuérdese que el gobernador pone rector”.

Con estos especímenes gobernándonos uno se preguntaría ¿qué puede salir mal?  Y aunque pareciera ilógico, de los males salen bienes.  Y para muestra, la reacción no solo estatal sino nacional que la mal llamada ley de educación ha desatado.  Las benditas redes han hecho su parte pero los editorialistas, columnistas, partidos políticos, asociaciones de colegios y universidades se han solidarizado con la educación y los educadores en Puebla, bueno ya hasta Monreal la desautorizó, aunque ya sabemos que a los diputados de su partido, sus declaraciones le hacen lo que el viento a Juárez. 

No cabe duda que este round ya lo ganó la ciudadanía, que el garlito de que la oposición no existe solo está en la mente de los que quieren mantener el statu quo.  Lloverán amparos en contra de la aberrante ley y sin duda los ganarán los promoventes.   Cómo ve Don Miguelito?  En vez de reclamarle vamos a acabar agradeciéndole que con sus atropellos y  torpezas consiga despertar aún más las conciencias y mover las voluntades que en Puebla y en México darán la batalla para recuperar el país de libertades que tanto anhelamos.

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Ana Teresa Aranda Orozco

Luchadora social. Madre de 6, abuela de 21. Diputada Federal, Titular DIF Nacional 2001, Secretaria Sedesol 2006, Subsecretaria de Gobernación 2008.