Con la pandemia provocada por el Covid 19, miles de migrantes quedaron, virtualmente, en un limbo en México. Expertos en el tema advirtieron que desde que comenzó la cuarentena, el mes de marzo pasado, no se sabe qué está sucediendo con ellos, si están en albergues, refugios, si han podido seguir transitando por tren o en carreteras.

Hay que recordar que desde el año pasado, el gobierno del vecino país del norte prácticamente anuló su programa de asilo y con el pretexto de la pandemia, comenzó a expulsar en caliente a centroamericanos y mexicanos a la frontera norte. Se calcula que entre marzo y abril expulsó a 20 mil personas y sólo admitió asilo para dos, sí dos personas, en todo ese lapso.

Además, Estados Unidos cerró temporalmente sus fronteras con México y Canadá para los viajes no esenciales y pausó los servicios de visa de rutina en la mayoría de los países del mundo.

Esto ha generado una presión sin precedentes en la frontera norte. Además, desde marzo, gobernadores del norte del país alertaron sobre el peligro que enfrentaban alrededor de 60 mil centroamericanos que esperaban juicios sobre sus peticiones de asilo en las cortes estadounidenses. Todos ellos siguen esperando, porque se suspendieron las audiencias por la pandemia.

El tema, aquí es que hay miles de migrantes indocumentados a lo largo de la geografía mexicana, no sólo en la frontera norte.

En el estado de Puebla, hay montones en las calles, pidiendo dinero o vendiendo dulces a los conductores. Estamos tan acostumbrados a ver personas viviendo de dádivas en las calles que sinceramente, ya no los vemos o no les prestamos ninguna atención.

El tema aquí, es que los migrantes representan un foco de altísima vulnerabilidad, por los posibles contagios que puedan generarse en los sitios donde se están resguardando.

Lo que hizo el presidente, Donald Trump, en todo este tiempo, es trasladar la responsabilidad de atender a toda esa población, situación para la que no estamos preparados. No sé el dato, pero cientos de miles de migrantes irregulares se encuentran en completo abandono en diversos sitios de México.

Si bien, en estos meses, Joseph Herreros, Oficial Principal de Protección del Alto Comisionado de Naciones Unidas Para los Refugiados (Acnur), informó que el abril de 2020 se observó una notoria reducción de 85 por ciento en el número de solicitantes de asilo, estimó que la migración seguirá en aumento.

Pues menuda situación tenemos, con la frontera estadounidense cerrada y las de Guatemala y El Salvador, también cerradas, que ni a sus connacionales reciben (salvo los que envió el Instituto Nacional de Migración por avión). El gobierno de México sí la tiene difícil.

Por lo pronto urge coordinar esfuerzos a nivel institucional y con las organizaciones de la sociedad civil para proteger a esas poblaciones de posibles contagios. Vaya, es un tema de salud pública. Mientras escribo esto, miles seguramente siguen cruzando el país, en el afán de llegar al norte y cruzar la frontera a EU.

Porque algo sí le voy a decir, ni muros, ni vallas ni pandemias pararán a esos ríos humanos que huyen de la pobreza y violencia que impera en las hermanas naciones de Centroamérica.

Le envío un cordial saludo. Y si tiene algo qué contarme, cuéntemelo, me interesa mucho norcudi@gmail.com