¿Nueva Normalidad?

  • Elmer Ancona Dorantes

Para muchos estudiosos, la llamada “Nueva Normalidad” es sólo un término bastante ambiguo que no aporta nada claro a lo que será la vida diaria de las sociedades contemporáneas, una vez que pase la pesadilla del Covid-19.

El término “Nueva Normalidad” (“The New Normal”) no es nuevo, se acuñó a principios del milenio cuando en Estados Unidos, algunos inversionistas consideraron insuficientes e inadecuados los mecanismos para sostener las economías del mundo.

Pensaron que algo que se tendría que hacer para detener las abismales diferencias y hábitos de consumo, que podrían desencadenar conflictos sociales de gran envergadura.

Habría que pensar en un nuevo estilo de vida; detrás de todo esto, por supuesto, hubo expertos en la materia que tuvieron relación directa con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Los escenarios no son circunstanciales.

Esto no tiene nada que ver –hay que aclarar- con las elucubraciones, teorías y escenarios que se han hecho a nivel internacional, de supuestos complots para exterminar a más de la mitad de la población.

En lo personal lo considero, no risible pero sí descabellado, disparatado e inhumano. Eso no quita, eso sí, que haya mentes criminales en los gobiernos que estén pensando en estupideces para dañar a la sociedad.

Con tal de mantener el poder y el control de su país o de las naciones, muchos políticos estarían dispuestos a hacer cualquier cosa, pero no creo que sea el caso del Covid-19.

 

Mejores alternativas

 

En lo personal, habría que pensar en acuñar términos más adecuados, como el de “Nueva Visión”, “Nueva Interpretación”, “Nueva Oportunidad” o el de “Nueva Vida”, que obligaría a toda la humanidad, sobre todo a las sociedades de alto consumo, a cambiar sus estilos de vida.

El derroche económico, de entrada, tendría que ser eliminado de tajo; la convivencia social (los tumultos) tendría que ser más acotada; el cuidado del medio ambiente tendría que volver a interpretarse como en su origen: protección de la naturaleza.

El contacto directo en las familias también tendría que reinventarse; con el Covid-19 muchos se dieron cuenta de lo distantes, de lo insensibles, de lo olvidados que se tenían, unos a otros, dentro del seno familiar.

La vida espiritual también tuvo una sacudida impresionante; el cierre de iglesias, templos, oratorios o mezquitas hizo que el ser humano sintiera, de nueva cuenta, la necesidad de disfrutar, de gozar su relación con Dios.

Con toda seguridad, muchos han sentido la tristeza de estar alejados de los buenos amigos, incluso de los que están en el cajón de los recuerdos, y quieren salir corriendo en su búsqueda.

Niños, jóvenes y adultos, abrumados por el confinamiento, clama por salir a las calles, a los campos, a los deportivos, para ejercitar su cuerpo. Hoy estamos revalorando esa necesidad y satisfacción.

En fin, la vida nos da la oportunidad de reinterpretar nuestra circunstancia personal, familiar y social; de cuestionar si hemos estado haciendo bien las cosas en los ámbitos en los cuales nos desenvolvemos.

La vida nos abre ojos, oídos y sentidos para verla de diferente forma, para disfrutarla de otra manera. No hay que tener una Nueva Normalidad, hay que cambiar radicalmente de paradigma personal y social. Todo tiene qué cambiar.

Como bien se dice, lo que puede ser “normal” para una araña, puede ser trágico para una mosca; quizá para los asiáticos sea “normal” comer especies animales extravagantes (murciélagos), pero para otros no.

Tener una Nueva Normalidad sería catastrófico para la inmensa mayoría; en el campo de la política todo tiene que cambiar, todo tiene que mejorar y transformarse. No podemos seguir con lo mismo y con los mismos.

Eso también aplica para los negocios, las finanzas, las inversiones, la economía; el “mercado” se ve obligado a cambiar esquemas de compra-venta. Nosotros como consumidores tenemos que dar marcha atrás y alejarnos de lo superfluo.

Hoy lo que se debe hacer es pensar en una “Nueva Visión”, una “Nueva Interpretación”, una “Nueva Oportunidad”… una “Nueva Vida”. Estamos obligados a velar por la humanidad. Estamos obligados a ser felices de manera distinta.

 

@elmerando

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y Maestrante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM. Catedrático. Escribe en diversos espacios de comunicación. Medios en los que ha colaborado: Reforma, Notimex, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.