Violencia vs las mujeres: la realidad que evade AMLO

  • Laura Carreto Tirado

EL 8 de marzo, a propósito del día de la mujer, miles marchamos en las principales ciudades de México, en la capital hubo una mayor concentración, aproximadamente 80 mil mujeres; todas con el mismo objetivo: protestar contra la violencia de género. Los últimos casos de feminicidios alertaron y conmocionaron a la sociedad mexicana: el de la joven poblana Ingrid Escamilla quien fue asesinada por su pareja de manera sanguinaria y el de la niña “Fátima” de 7 años, víctima de secuestro y violación por una pareja, ambos casos ocurridos en la CDMX.

Por esas fechas, coincidió la rifa (simbólica) del avión presidencial, la cual sería anunciada el 9 de marzo. El presidente, supuestamente no estaba enterado del “9M: un día sin mujeres” también programado con mucha antelación para ese mismo día por colectivos feministas, por lo cual algunos periodistas que asisten con regularidad a sus conferencias matutinas cuestionaron al presidente ya que se trataba de una fecha sensible. El 9M fue producto de un movimiento social, difundido gracias a las redes sociales, cobró tanta fuerza, que los jefes no tuvieron más remedio que darles el día a sus empleadas, los profesores a las estudiantes y así sucesivamente; la consigna era desaparecer simbólicamente: no ir a la escuela, al trabajo, no salir a las calles, no consumir y no estar en las redes sociales, haciendo referencia y tratando de concientizar respecto a las mujeres que desaparecen realmente, que son buscadas por sus familiares y también quienes son asesinadas diariamente. Finalmente, el anuncio de la rifa fue suspendida ante las duras críticas.

El 10 de marzo cuando López Obrador fue cuestionado sobre cambiar las políticas contra los feminicidios y en general sobre la violencia de género. Dijo que no iba a cambiar de táctica, que, por el contrario, se iba a reforzar la misma estrategia de atender las causas que originan la violencia; buscar vivir en una sociedad mejor, atender el campo, que no hubiera desempleo, y buenos salarios, que se evitara la desintegración en las familias y que se fortalecieran los valores” (El Universal, 2020).

El problema es que el presidente intenta reforzar los valores a través de una estrategia bastante cuestionable, por medio de una “Cartilla Moral”, la cual se empezó a repartir en 2019 por las iglesias cristianas evangélicas. El presidente ha tenido acercamientos con la organización Confraternice (La Confederación Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas) a quienes les asignó esta tarea. Lo cual coincide también con su ausencia de opinión respecto al derecho a decidir, matrimonios del mismo sexo, etc. Temas que ha evadido desde que era candidato, pero que ahora no pasan desapercibidas porque: 1) Ya es el presidente; 2) Son temas urgentes de atender y 3) El conservadurismo no puede ser admitido en una sociedad moderna (más aún si el presidente se identifica con la izquierda). Sin dejar de mencionar que es anticonstitucional la relación con las iglesias evangélicas, mejor dicho: con cualquier religión.  

Dadas las circunstancias a nivel internacional y nacional por el COVID-19 el tema de la violencia de género pasó en estos dos meses a un tercer plano. Hace unos días, una vez más el presidente fue cuestionado respecto al mismo tema, que en esta época ha aumentado visiblemente dado el confinamiento familiar. Es un hecho que ha habido un alza en las llamadas de emergencia; sin embargo, el presidente desestima la situación, al señalar: “en el caso de la violencia contra las mujeres no hemos notado un incremento, desde luego la forma que tenemos de medirlo son las denuncias que se presentan, puede haber una cifra negra, pero en las denuncias no ha habido un incremento”. Remató con una frase que desencadenó el enojo de las feministas: “En México tenemos la cultura de mucha fraternidad familiar”. Además, el presidente dijo que 90% de las llamadas de emergencia al 911 son falsas (El País, 2020). Con lo cual evidentemente no está considerando la gravedad del problema, negándose a ver lo visible. Una frase que constantemente dice es: “el pueblo es bueno”; cuando no se puede generalizar sobre todo en un país bastante dañado en buena parte por la misma violencia.

Tan solo en el primer trimestre del año, las propias autoridades federales registraron 67 mil ochenta llamadas de emergencia relacionadas con incidentes de violencia contra las mujeres, 19, 183 en enero, 21,727 en febrero y 26, 171 en marzo, es decir 56% más que en el primer trimestre de 2019, un incremento de 24 mil 185 llamadas. Este número refleja solamente a las mujeres víctimas de violencia que pudieron hacer una llamada pues están conviviendo con el agresor, quien suele incomunicar a la víctima (Voces feministas, 2020).

De acuerdo a la “Red Nacional de Refugios A.C.”, los 69 espacios de prevención, atención y protección con los que cuenta se encuentran al 80% o hasta 100% de su capacidad y no se han proporcionado recursos extraordinarios para que se le haga frente a la pandemia.

Las declaraciones del presidente causaron molestia dentro de las organizaciones a favor de los derechos de las mujeres; la citada “Red Nacional” lanzó un video en el que exhorta al presidente, a los tres poderes del estado, a los medios de comunicación y a la opinión pública para concientizar sobre los verdaderos datos de la violencia de género y sobre el aumento de esta durante la pandemia, utilizando el hashtag #nosotrastenemosotrosdatos #vivasnosqueremos, donde varias mujeres cuestionan la postura del presidente.

Asimismo, el “Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio” exigió a las autoridades federales, estatales y municipales una serie de medidas para proteger a las mujeres de la violencia durante esta etapa, exigiendo a la Comisión Nacional para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres (CONAVIM) que haga pública su estrategia para atender a las mujeres en esta contingencia, así como continuar las audiencias de manera virtual.

En Puebla, aumentó 60% la violencia contra las mujeres, sin embargo, el congreso del estado aún no ha hecho ninguna intervención (La Jornada de Oriente, 2020). De acuerdo a la organización “Equis justicia para las mujeres” que evaluó los poderes judiciales en las 32 entidades: el Poder Judicial del Estado de Puebla está reprobado en la atención a mujeres víctimas de violencia durante la contingencia sanitaria. ¿Cuáles son las fallas del sistema judicial en Puebla?: en órdenes de protección familiar y penal, las medidas precautorias en materia familiar, medidas de protección en materia penal, determinación de pensión alimenticia, entre otros aspectos. Los estados mejor evaluados: Querétaro, Nuevo León y Colima (E-Consulta, 2020).

De manera general el panorama se torna difícil durante el confinamiento, hay mucha preocupación por la situación a futuro, ahora ¿qué pasará con las mujeres que están viviendo una situación de violencia? Preocupa la postura del presidente quien no ve las cifras que evidencian esta realidad. Tampoco quiere ceder en cambiar de estrategia ante las visibles cifras de llamadas de emergencia. López Obrador tiene como argumento que no ha habido un incremento en las denuncias, pero sí están confinadas, si el agresor no las deja salir ¿cómo va haber denuncias? Además, si ya de por si el sistema judicial es bastante lento, burocrático y corrupto; en esta época ¿qué se puede esperar?

Cuando el presidente dice que “el pueblo es bueno” no está viendo en general la situación de violencia, así como muchos problemas que aquejan a la compleja sociedad mexicana; cuando dice que en la familia “hay una cultura de fraternidad”, despoja toda posibilidad de justicia y visibilización de la violencia de género. Tal vez sea una estrategia discursiva, pero lo que es cierto es que no puede seguir negándose a ver esta situación. Asombra que dé estas declaraciones y tenga esa perspectiva sobre el tema, teniendo mujeres tan capaces en su gabinete, además y no menos importante: su esposa Beatriz Gutiérrez Müller quien tiene una gran carrera académica y simpatiza con las causas feministas. Ojalá no haga caso omiso a las sugerencias de las organizaciones feministas y, sobre todo, piense que las mujeres también son parte de la población vulnerable que él tanto ha defendido a lo largo de su carrera política.

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Laura Carreto Tirado

Licenciada en Relaciones Internacionales, Maestra en Ciencias Políticas ambos grados por la BUAP. Especializada en temas migratorios y en la Relación México-Estados Unidos. Ha investigado y escrito al respecto en libros y revistas