La pandemia que nadie imaginó
- Alejandra Fonseca
Son muy trabajadores y con razón: tienen 3 hijos menores y mantienen a los padres de ambos, y con ellos dos, son nueve personas en total. Todos ayudan en el negocio que iniciaron hace seis años. Ambos se graduaron de la carrera de administración de universidades privadas y desde que se conocieron, formaron una pareja donde los dones de uno embonan perfectamente con los dones de la otra, y pocas veces chocan.
Son proveedores de carnes finas en restaurante y cuando se trata de preparar algo especial, ellos lo hacen para asegurar la calidad de los ingredientes. Crecieron en el negocio, cambiaron coche por uno más moderno y funcional con espacio para atender todos los pedidos y salir con la familia.
Se desató la pandemia y nadie imaginó y mucho menos previó las graves consecuencias. Empezaron a cerrar restaurantes, los pedidos bajaron y hubo quién cerró sin pagar facturas pendientes. Se quedaron sin cobrar, debiendo pagar a sus proveedores… y ya no hubo dinero que alcanzara.
Como ellos, miles de historias, miles de personas de las clases medias, emprendedores, comerciantes, inmersos en diversas actividades económicas y de mercado, que ahora no cuentan con apoyos de ningún lado para por lo menos tener para comer ellos y sus familias; ninguna entidad financiera ayuda a quienes ahora no tienen actividad económica; el gobierno tampoco ha pensado en ellos ya que otros sectores son su prioridad por lo que sólo los amigos nos ayudamos entre nosotros para salir adelante.
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