Reelección y representación

  • Víctor Reynoso

Falta poco más de un año para las elecciones del 2021. Tendrán una peculiaridad, quizá desconocida por muchos: por primera vez desde 1933 los ciudadanos podremos reelegir a nuestros diputados federales, y en algunos estados, como en Puebla, también a los diputados locales y a los miembros del ayuntamiento.

Conviene recordar que la no reelección de legisladores y de los integrantes del cabildo no fue una propuesta de la revolución maderista de 1910. Madero y sus seguidores solo proponían la no reelección del presidente. La constitución de 1917 permitía la reelección en otros cargos. Fue hasta 1933 cuando su prohibición se generalizó a todos los cargos de elección popular.

Esa prohibición fue una pieza clave para dar lugar al autoritarismo y al centralismo que caracterizaron al sistema hegemónico.

La reelección inmediata y en la misma cámara, hay que subrayar, puede dar lugar al menos a tres bienes públicos. Primero, la rendición de cuentas a la ciudadanía: quienes quieran reelegirse tendrán que pedir el voto a sus electores, y tendrán que presentar las razones para su reelección.

Segundo, mejorará la calidad de nuestros políticos. En ningún trabajo serio se permite estar solamente tres años. Es un periodo insuficiente para adquirir los conocimientos y destrezas requeridas. Y legislar no es una tarea simple.

Tercero, mejorará su productividad. Actualmente, al final de su periodo, muchos legisladores descuidan sus responsabilidades para concentrarse en buscar su próximo trabajo.

El sistema actual, de no reelección inmediata y en la misma cámara, ha dado lugar a representantes que dejan mucho que desear En nuestras cámaras legislativas y en nuestros cabildos podemos encontrar lo mejor y lo peor de nuestra clase política. La reelección inmediata puede multiplicar lo mejor y disminuir o eliminar lo peor.

La primera decisión está en los partidos: a cuáles de sus diputados, presidentes municipales, regidores, propondrán para ser reelectos. Qué argumentos presentarán para solicitar su reelección. De qué manera rendirán así cuentas y adquirirán compromisos.

La segunda está en los ciudadanos. ¿Qué tantos estarán informados sobre los antecedentes de sus candidatos? La no reelección inmediata incentivaba la ignorancia: ¿para qué conocer el desempeño de mis representantes si nos puedo reelegir? La reelección puede cambiar eso. Puede motivarnos a conocerlos mejor para ver si vale la pena que sigan representándonos. 

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.