¿Jauría política amenaza el contrato social?

  • Marcela Cabezas

Una comidilla de gringos armados exige el fin del confinamiento social en los Estados de Michigan, Ohio y Virginia, mismos en los que reside el caudal electoral de Trump; a su vez, en Brasil se movilizan en las principales ciudades caravanas contra las medidas adoptadas por gobiernos locales para frenar la propagaciòn del virus. En uno y otro caso, el presidente en turno tiene intereses encontrados: aún en tiempos pandémicos Trump apuesta a hacerse nuevamente con la Casa Blanca y Jair Bolsonaro en perpetuarse en el Palacio del Altiplano dando continuidad al re-viraje derechista; ¿diada polìtica superada?

Asì las cosas, la màxima de Maquiavelo se devela sucinta: en tiempos tanto de guerra como de paz hay que estar preparados para la Guerra. A lo sumo cuàl es la concepciòn de libertad en el país que se proclama “la cuna de èsta” en el caso de Estados Unidos, y,de otra manera, cómo opera el arte de la polìtica en Bolsonaro y Trump en tanto que en èste no sólo se trata de hacerse con el poder, sino, ante todo de mantenerse en èl. 

Han sido múltiples los escándalos polìticos que ha suscitado Trump, mismos de los que en buena medida ha salido triunfante, ejemplo de esto es el fallido intento de impeachment por parte de la bancada demócrata por abuso de poder, proceso que resultó ser una especie de tragicomedia polìtica en la que el magnate saldría victorioso. Por su parte Bolsonaro no se queda atrás, hechos como la salida de Brasil de Unasur y su nulo interés en la polìtica contra el cambio climàtico dejan en claro que el populismo de derecha es hoy pan de cada dìa en la regiòn. 

A lo sumo, el escenario pandémico actual no serìa la excepciòn para que estos dos mandatarios se “salgan nuevamente con la suya” en vísperas de las primarias que auguran la contienda electoral hacia la presidencia estadounidense y los sondeos que pronostican a Bolsonaro como el favorito para las elecciones del 2022. La reconvenciòn derechista en uno y otro caso deja claro que el bienestar como derecho se supedita a la contienda polìtica. 

Hace algunas semanas partidarios de la polìtica trumpista marcharon, sin tapabocas algunos, y armados otros, con la pretensiòn de exigir el fin del confinamiento social implantado semanas atràs desconociendo el mandato local- ya de por sí reticente con la polìtica nacional-.  Por su parte, la caravana de autos sucedida por las principales calles de São Paulo animadas por Bolsonaro en clara presiòn contra la polìtica federal, son apenas el augurio de que el estado de sitio en confinamiento es una apuesta polìtica que tendrà un costo social importante. 

En esta tónica dos eventos tensantes quedan en evidencia: Por un lado, la inmanencia de que la carrera por la Casa Blanca y el palácio do Planalto está vivísima,y por el otro, la salvaguarda de la libertad en un escenario de competencia en el cual los más aventajados podràn saciar sus ambiciones debido a la inequidad social inmanente en las sociedades democràticas; una de las preocupaciones de Tocqueville en su famosa obra La Democracia en Amèrica.

Bajo este dilema, estamos entonces ante un posible quiebre del contrato social “liberal” ante la simpatìa trumpista y bolsonarista; bien han hecho evidente tanto el uno como el otro su alcance polìtico bajo la promociòn un populismo de derecha que cala hondo en ambos paìses, aùn cuando la amenaza a la integridad social es evidente. A la par, uè tipo de seguridad es a la que dan predilecciòn los mandatarios y hasta donde la libertad y/o la vida. 

Entre lo mucho que se ha expresado a proòsito de èsto, manifestaciones de este tipo son el remedo de una sociedad acentuada en el racismo y la superioridad blanca en tiempos modernos en el que se supondrìa superado este paradigma. De otra manera, cuàl será el horizonte de la democracia como règimen polìtico anclado en la libertad, en tanto que tal ejercicio se muestra proclive a sacrificar unos por otros.

Màs allá del clasismo se trata de la selecciòn de especies darwiniana por tratarse de grupos acomodados tanto en Brasil como en EEUU que exigen a mandatarios locales no limitar libertades civiles a costo de la salud de otros, sobre todo cuando los màs interesados son los comercios y propietarios. De acentuarse manifestaciones de este tipo se prevé un escenario social más complejo dado que el discurso de derecha tiene sus seguidores y Brasil en latinoamèrica es el gigante que influye la polìtica en la regiòn y EEUU la punta de lanza. 

Así que en un entendido muy general, un posible repliegue y/o continuidad de estas manifestaciones tendrá efectos importantes en el ascenso de la derecha populista ¿nuevas derechas?. En medio de la crisis pandèmica actual el llamado a la desobediencia civil por parte de èstos mandatarios (Trump y Bolsonaro) tendrà efectos sustanciales no solo en la trifulca polìtica sino tambièn en las bases del contrato social en Estados de Derecho que hoy operan màs como burocracias al servicio de poderes econòmicos y fàcticos que como el tercero imparcial que administra la libertad como cimiento central de las democracias modernas.

Alexis de Tocqueville se revolcarìa en su tumba ante el retorcimiento de la bases de la libertad que otrora fueran la bandera de los Estados Unidos de Norteamèrica y que èste admiro y difundiò como el ejemplo a seguir en los regímenes democráticos nacientes. Que ciudadanos reclamen y se sientan con potestad de implantar su individualista nociòn de libertad a costa del bienestar de los demàs no solo es un despropósito irresponsable sino tambièn, claro reflejo de que si las cosas estaban mal previo a la pandemia se han puesto peor al tiempo que èsta cobra víctimas de todo tipo, y cultiva seguidores  polìticos “incautos”.

En la carrera polìtica por gobernar a costa de sacrificar los dèbiles para que los fuertes sobrevivan- tal como propugnan abiertamente tanto Trump como Bolsonaro- la zozobra social aumenta y las instituciones se muestran cada vez àvidas de reformas profundas. Por tal, la llegada de estos dos mandatarios es apenas el comienzo del arte de la polìtica, en el que una vez se hace con el poder, tambièn se controlan todos los medios para pervivir en ella. Sin duda, falta mucho para que reformas institucionales importantes no se limiten al interés del gobierno de turno y desconozcan las bases centrales de la democracia, que hoy por hoy se encuentra más prostituida y desprestigiada. Ah! Què dirìan los clàsicos teòricos polìticos (...) seguramente volverìan al sarcofago con muchas menores expectativas. 

Notas:

Toqueville, A(1835). La democracia en Amèrica Latina. 

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Marcela Cabezas

Magíster en Ciencias Políticas y politóloga colombiana. Catedrática y columnista en prensa independiente.