Repensando y revalorando la práctica docente en tiempos de Covid-19

  • Niza Gutiérrez Ruiz

Mtra. Niza Gutiérrez Ruiz*

 

Los que laboramos en el ámbito educativo llevamos ya un rato de confinamiento. Muy probablemente algunos seguimos en el intento de atender las recomendaciones que nos hacen llegar por diversos medios de comunicación para hacer Home Office como: establecer un lugar de trabajo, organizar tiempos, priorizar actividades y, sobre todo, mantener buena actitud ante lo que estamos viviendo.

Como sabrán, el pasado 20 de abril la Secretaria de Educación Pública (SEP) puso en marcha el programa “Aprende en casa”, estrategia integrada por actividades acorde a cada nivel educativo para atender al ciclo escolar. Teniendo como plataforma la televisión educativa, redes sociales y página web con los recursos necesarios para dar continuidad a los procesos educativos desde casa.

Esta estrategia también implicó que docentes de todos los niveles educativos redoblaran esfuerzos, pues se tuvo que llevar toda la práctica presencial a una modalidad virtual. Por otro lado, esta migración – requerida para la sana distancia – trajo consigo estrés, incertidumbre y nuevos retos frente a la incorporación de las nuevas tecnologías a su práctica docente.

No está de más mencionar que, la docencia implica formación, experiencia, creatividad, innovación, carisma, compasión, dinamismo, comunicación, adaptación, originalidad, autonomía, entre otros. Poco valorado en la sociedad actual. No es dar cátedra exclusivamente o pensar que – cualquiera lo puede hacer. Va más allá de lo que ocurre en el aula. Implica acompañamiento y seguimiento de necesidades educativas y orientación al logro de aprendizajes.

Los docentes también están dispuestos a aprender y afrontar los retos que se presenten. Particularmente en este escenario, el aprendizaje será mediado por dispositivos electrónicos. Las plataformas educativas (de uso comercial o de software libre), redes sociales y algunas aplicaciones web serán los aliados para el desarrollo de actividades y la comunicación. Buscando siempre la cercanía con cada uno de los estudiantes.

El desarrollo de sesiones o encuentros virtuales se verá acompañado de hipermedios. Es decir, recursos integrados por texto, audio, video e imágenes; esto requiere tiempo y dedicación para su elaboración y seguramente frustración, para hacer la dinámica más interesante y flexible. No es más tarea, es la presencia de una metodología y diversas estrategias plasmadas en un espacio virtual, que de manera presencial es invisible a los ojos. Tampoco es más barato, pues requiere de mayor esfuerzo, dedicación, compromiso por parte de docentes y autoridades institucionales, así como de infraestructura tecnológica y el soporte técnico para realizarlo.

Por otro lado, los docentes tienen una vida fuera del ámbito escolar, una familia y un sinfín de actividades, preocupaciones y situaciones por atender, como cualquier otra persona. La práctica docente no termina al concluir la sesión frente al monitor o celular. Existe un seguimiento, un proceso de planeación y evaluación (o reestructuración) de la próxima sesión. Se invierte más tiempo de lo que se puede ver.  Así sean 10, 15, 20 o 30 integrantes del grupo, mientras que algunos alumnos dejan atrás sus responsabilidades académicas.

COVID-19 trajo consigo retos e incertidumbres en la práctica docente, de escuelas públicas y privadas, pero el corazón y entusiasmo está puesto en cada uno de los esfuerzos para lograr mantener la calidad educativa y el compromiso con la formación de mejores ciudadanos para el mundo, más allá de lo que puedan plantear los libros de texto.

Como docente, estoy orgullosa de mi profesión. También extraño a mis alumnos, colegas y grandes amigos que estamos inmersos en este camino de esperanza llamado educación. Una profesión poco valorada, pero tan necesaria en la vida. Todavía nos queda rato de confinamiento, aprovechemos también para reflexionar sobre la práctica educativa. Tú como alumno y tú como docente. Rescatemos las buenas prácticas y valoremos más a los docentes. Este mundo nos necesita.

 

 

La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

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