Combate al covid-19 y la inseguridad

  • Rosa María García Téllez
“Dios los castigó”.

DESDE HACE MAS DE UN AÑO Puebla vive sumida en un ambiente político que genera incertidumbre y que daña seriamente el quehacer cotidiano de sus habitantes. Desde hace más de un año, seguimos esperando una estabilidad política que enfrente la inseguridad que día a día gana terreno.

Primero, presenciamos el enfrentamiento y lo que grupos contrapuestos esgrimieron en torno al llamado “fraude electoral” en julio de 2018; hasta llegar a la toma de protesta de Marta Erika Alonso a la medianoche del 14 de diciembre de 2018, tras declararse válida la elección de la gubernatura de Puebla por el Tribunal Electora del Poder Judicial de la Federación el 9 de diciembre al considerar que “las irregularidades acreditadas no tuvieron impacto en el resultado de la elección”.

El 24 de diciembre, a diez días  de rendir protesta, Puebla se queda sin gobernadora tras estrellarse el helicóptero donde fallecen, además, su esposo y miembros de la tripulación. Hecho realmente lamentable y que  nuevamente enrarece el ambiente político, entre voces que lamentaron e incluso exigieron esclarecimiento del desplome de la nave, hasta quienes decían que “Dios los castigó”, pasando por “un bendito milagro”.

Después de un interinato, nuevas elecciones con un ganador cantado, Luis Miguel Barbosa quien toma protesta el 1 agosto de 2019.  Para Morena, se hizo justicia ante el fraude que habían sufrido; para sus opositores, la crítica al ejercicio del poder se mantendría a lo largo de estos meses.

Desde entonces, en Puebla, presenciamos discursos y movilizaciones que se enfrentan  fomentando división y esparciendo encono en una sociedad que está ávida de soluciones a problemas de inseguridad, de empleo, de salud. Y así, llegamos a marzo del 2020 intentando contener el COVID-19.  En abril estamos a unos días de entrar en la fase 3, de acuerdo al subsecretario de Salud López-Gatell.

Frente a este nuevo escenario de emergencia sanitaria ante la pandemia, las estrategias en pro de la seguridad siguen esperando y no sólo es un problema en la ciudad de Puebla. En todo el estado diario hay noticias estremecedoras, los feminicidios y el huachicol, entre otros, no se extinguen por decreto; se combaten con capacidad, profesionalismo y, sobre todo, unidad.

El asalto a mano armada, el robo a casas y negocios, los feminicidios, la inseguridad en el transporte publico y en las carreteras, entre otros muchos, sigue siendo parte de una Agenda que está aún por resolverse. La ciudadanía requiere y exige tener la certidumbre de que se está actuando con una estrategia de seguridad; porque antes de la pandemia los ciudadanos tenían la “percepción” de estar desprotegidos, hoy tienen ante sus ojos un panorama que se avizora nada halagüeño y que puede salirse de control conforme avance la fase 3 de esta contingencia sanitaria.

Es hora de aprender a ser gobierno, de rodearse de aquellos que tienen la experiencia y el conocimiento. Es hora de sumar, no de dividir. Es hora de dejar atrás pleitos infructuosos por revanchismos políticos. Ha quedado demostrado, incluso frente a esta pandemia del COVID-19, que no es suficiente con tener funcionarios con 90% de        lealtad y 10% de conocimiento. Si esto no vale en periodos “normales” mucho menos en periodos extraordinarios como el que vivimos.

Estamos en este momento enfrentando un cambio de paradigmas, donde hemos de aprender nuevas formas y estilos de vida, asimilando las experiencias locales, regionales y globales. Hemos de reconsiderar la organización societal para que desde los núcleos vecinales, las comunidades rurales y urbanas, los barrios, se dé la participación activa para salir adelante no sólo de la pandemia del Coronavirus sino de la pandemia de inseguridad  donde los grupos delincuenciales se esparcen y mutan haciendo cada vez más difícil evitar el contagio.

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Rosa María García Téllez

Politóloga y urbanista. Docente e investigadora en la UNAM y BUAP. Co-fundadora del Sindicato de Trabajadores UNAM (STEUNAM); del Sindicato Nacional de Trabajadores Universitarios (SUNTU); de la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular (CONAMUP) y de la ASPABUAP.