Sin capitán, perderemos esta guerra

  • Marcela Jiménez Avendaño

“Vence el que haya hecho más previsiones,
y pierde el que haya hecho menos:
¡qué no pasará con el que no haya hecho ninguna!”.
Sun Tzú

Para Sun Tzu[1], cualquier guerra era de gran importancia pues supone “supervivencia o aniquilación”. Por ello, en su famoso libro escrito hace más de 2,500 años, establece los factores que pudieran incrementan o disminuir las posibilidades de ganar.

Siendo que estamos inmersos en una guerra, aunque el enemigo sea invisible, me parece interesante analizar estos aspectos para que, con base en ellos, cada uno de nosotros califique el buen o mal desempeño del Señor López Obrador como líder durante esta crisis y, además, podamos anticipar el triunfo o derrota del país ante la anunciada pandemia y sus, incipientes pero ya visibles, devastadores efectos colaterales.

Aunque el Arte de la Guerra de Sun Tzu se basa en el engaño, dejaremos de lado dicho elemento para este ejercicio dado que el enemigo, al menos para la mayoría (no necesariamente para el presidente), es el Covid-19[2]. En todo caso, esa técnica sería terreno de los científicos e investigadores que están trabajando en el diseño de vacunas y medicamentos para enfrentarlo.

Tenemos entonces que para Sun Tzú la planeación de la victoria antes del combate era clave para el triunfo y, para ello, delineó 5 elementos indispensables a ser analizados, de ellos tocaré solo cuatro y en un orden diferente al por él planteado:

  1. El TERRENO en el que se llevará a cabo el combate y el conocimiento del adversario. Saber el terreno que se pisa permite tomar la iniciativa en condiciones favorables y aumentar las posibilidades de éxito.

Sobre este punto, especifiquemos a qué nos estamos y estaremos enfrentando los próximos meses, si no es que años. Este nuevo coronavirus que, si bien no es altamente mortal como otros patógenos que ha conocido la humanidad, es increíblemente contagioso al punto que, de noviembre de 2019 (cuando surgieron los primeros casos en Wuhan, China) a la fecha, se ha expandido a lo largo del planeta: 212 países, 1.312.612 personas infectadas y 72.713 fallecidos. El problema real es la rapidez con que lo hace, lo que ha colapsado los sistemas de salud de los países que llevan mayor tiempo de exposición. Según las cifras y análisis de los expertos, entre el 2 y el 5% de los contagiados requerirán atención hospitalaria y entre el 1 y 2% morirán. Ahora bien, todas estos porcentajes son cambiantes dado que dependen del contexto de cada nación y del número de pruebas que se realizan. Como bien dice el profesor de Epidemiología de la Universidad de Hong Kong, Benjamin Cowling: “el número de casos no necesariamente nos dice qué país tiene más infecciones. Solo nos dice qué país está haciendo más pruebas”.

La batalla, entonces, no es para evitar los contagios, la mayoría nos vamos a enfermar, el reto es lograr disminuir la rapidez de los mismos para garantizar que quienes requieran atención hospitalaria puedan acceder a ella. Siendo así,  EL TERRENO O CAMPO DE BATALLA será, en un primer momento, en los hospitales. Después se moverá al terreno de la economía y la gobernabilidad.

Veamos como estamos en México. Tenemos una población de casi 130 millones de mexicanos. Siguiendo las estadísticas, supongamos que las previsiones sean como en el resto del mundo y se contagie el 60%, es decir 78 millones, de los cuales, en un escenario que contemple solo el 2%, poco más de 1 millón y medio requerirá atención hospitalaria. De acuerdo con datos del propio gobierno, la red de hospitales públicos del país cuenta con 121,000 camas de hospital  y 3,000 camas para cuidado intensivo. Cifras muy menores (solo 10%) a lo que se requerirá en un pronóstico pesimista.

Pero la Administración de López Obrador ha estimado otras cifras, ellos calculan que solo se contagiará el 0.2% de la población, es decir, 260,000 personas. De ellos, solo 24,564 necesitarán atención hospitalaria y 10,500 cuidados intensivos.

Lo cierto es que las estimaciones y cifras son brutalmente dispares, así que mejor hagamos un comparativo con los países que están viendo rebasada su capacidad hospitalaria: en México tenemos 1.4 camas de hospital por cada mil habitantes, en China hay 4.3, en Italia 3.2 y en España 3. Algo no cuadra entre la realidad y los escenarios que están programando.

  1. La RECTITUD DEL GOBERNANTE que lo lleve a tener influencia moral y, por tanto, consenso popular en su toma de decisiones. Contar con el apoyo del pueblo es un requisito indispensable para intervenir con éxito en una contienda.

En este punto, la estrategia de siempre de López Obrador ha sido la de polarizar y dividir a la población entre fans y fifís; entre pueblo bueno y conservadores; entre amloístas y corruptos. En resumen, todo aquél que no está de acuerdo con su forma de gobernar, con sus políticas, con sus dichos, con sus vanalidades y sinsentidos, no tiene autoridad moral para cuestionarle nada. Y en el mismo saco ha metido a empresarios, académicos, científicos, sociedad civil, periodistas, mujeres, familiares de víctimas del crimen organizado, enfermos terminales.

Aunado a ello, su actuar burlesco, irresponsable, pontifical y esotérico durante esta emergencia sanitaria ha provocado una profundización de la grieta. Mientras él invitaba a la población a seguir saliendo y participar de eventos masivos; el resto de los líderes del mundo llamaban al aisalmiento social. Mientras él abría las puertas de aeropuertos y puertos a turistas provenientes de todos los países, incluyendo los que ya estaban inmersos en crisis de contagios; el resto cerraba sus fronteras. Mientras él presumía estampitas de santos y dólares como amuletos contra el coronavirus; médicos, biólogos, virólogos urgían al uso de cubrebocas, el lavado constante de manos y la desinfección de cualquier objeto antes de introducirlo a nuestras casas. Mientras él y sus huestes (otros gobernadores) decían que esta es una enfermedad de ricos, que no da a los pobres y que se cura con mole o calditos de guajolote; los presidentes de otras naciones anunciaban planes de rescate financiero para el sector empresarial y laboral. Y ya, como cereza del pastel, en un acto de profunda insensibilidad, se atrevió a decir que esta pandemia le venía como “anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación”.

A falta de liderazgo y acciones de Estado, los mexicanos se han organizado para protegerse. Fueron los centros de estudio privados, los empresarios y la población quien empezó a establecer medidas de contención para evitar la rápida propagación del virus. Sin embargo y a la par, otra buena parte ni siquiera cree en su existencia y atendiendo al ejemplo y dichos de nuestro líder, siguen en las calles sin ningún tipo de protección sanitaria.

  1. El MANDO se refiere a las cualidades, capacidades y entrenamiento de los comandantes.

El Comandante en Jefe debiera ser el secretario de Salud, pero no ha hecho acto de presencia durante toda la contingencia. Pareciera un aviador más de la burocracia mexicana. En su lugar, quienes han dado los mensajes a la nación sobre la pandemia son el subsecretario de salud, Hugo López Gatell y, en menor medida, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores.

Del primero sabemos que es Médico Cirujano con Doctorado en Epidemiología. Sin duda, el tipo sabe, y sin embargo, su servilismo hacia López Obrador lo ha colocado, en ocasiones, como un idiota. A nadie pasó desapercibida la respuesta que dio a la prensa a propósito de las giras y actividades presidenciales y la preocupación de que el presidente se contagiara o contagiara a alguien: “la fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio”, dijo. De igual forma respaldó la postura del presidente sobre postergar la cuarentena obligada y ha mentido o falseado información sobre el claro desabasto de medicamentos, equipos de protección, protocolos, respiradores y pruebas para atender la crisis en los hospitales públicos. De hecho el número limitado de pruebas con que se cuenta nos ha llevado a conocer pocas cifras de contagio de coronavirus pero si muchas de neumonías e influenzas atípicas.

  1. El ORDEN establece dos puntos vitales de atención: el sistema de mando y la administración de los recursos. Se debe hacer una seria evaluación de los recursos materiales, el recuento de las tropas, el balance de las fuerzas de combate y debe estimularse a los soldados. Una mala intervención del soberano puede menoscabar las acciones militares en tres circunstancias: si pone en riesgo al ejército; si desorienta a los mandos y a las tropas; si ignora los planes y estrategias militares. “El soberano que provoque caos en su propio ejército, literalmente está cavándose su propia tumba”.

Si de algo estamos conscientes todos es que López Obrador desmanteló lo que quedaba, de bueno o malo, del sistema de salud público de México. Sin recursos, sin insumos, sin reglas de operación y sin suficientes médicos, nuestro ejército de trabajadores de la salud irá a la guerra. Es inhumano y criminal que no tengan ni siquiera los equipos adecuados y suficientes de protección. Los López, Obrador y Gatell, decidieron esperar hasta ahora para comenzar la búsqueda de mascarillas, lentes, trajes y respiradores. Hasta hoy que todo está agotado y que cada país lucha por hacerse de lo mismo.

Nuestro ejército está buscando por sus propios medios y con sus propios recursos hacerse de lo mínimo para atender a los infectados. Estos superhéroes locos que nos atenderán, aún a riesgo de contagiarse y contagiar a sus familias, están al pie del precipicio, sin armas y sin parque, dispuestos a cumplir con el llamado.

Estamos ahora en esa calma que anuncia la tormenta. En términos de lucha, estamos velando armas a la espera de empezar a escuchar y saber de casos de contagios cada vez más y más cerca.

Nos encontramos en medio de un gran crisis sanitaria y económica, bajo el mando de un gobernante necio, incapaz y mezquino que, por irresponsabilidad o deliberadamente, ha decidido poner en riesgo a la población, sacrificar a los trabajadores de la salud y mandar a terapia intensiva al sector empresarial, y todo esto solo durante esta emergencia sanitaria, porque durante los meses anteriores, puso a México en recesión, dilapidó los recursos nacionales, debilitó a los órganos autónomos, al sistema de salud pública, los centros académicos superiores y al poder judicial y, por si fuera poco, ha confabulado y hecho migas públicas con el crimen organizado y sus familias.

Concluyendo, AMLO construye su proyecto destruyendo a la nación. No le interesa ser el capitán de México y menos en estas aguas turbulentas. El está cómodo navegando como candidato, pero eso lo convierte en un asesino inconsciente de miles de vidas que se perderán, no solo por la pandemia, sino por la falta de preparación para enfrentarla, por su negación a prepararnos, por su desprecio y resentimiento hacia la clase motora de la economía y por su necedad para no convocar a un gran Acuerdo Nacional para enfrentar lo que viene.

Sin capitán, el barco se hunde. Es urgente y evidente la necesidad de que el resto de los actores políticos, económicos y sociales provoquen ese gran e incluyente Acuerdo Nacional para salvar lo que se pueda de lo que quede.

 [1]Estratega militar y filósofo chino que nació alrededor del año 544 a.C. Aunque existen historiadores que discuten su existencia y cuestionan su autoría sobre el Arte de la Guerra, lo cierto es que existen documentos que prueban no solo vivió sino que es responsable del tratado referido.
[2] Este es el nombre oficial que la OMS le dio a la enfermedad infecciosa causada por el nuevo coronavirus y que viene de la frase coronavirus disease of 2019. Ahora bien, SARS-CoV-2 es el nombre oficial que el Comité Internacional de Taxonomía de Virus (ICTV) le dio al virus, la denominación viene de “coronavirus 2” (CoV-2) y de las siglas en inglés de Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SARS).  https://www.bbc.com/mundo/noticias-51969328

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Marcela Jiménez Avendaño

Licenciada en Relaciones Internacionales. En proceso de titulación para la Maestría en PNL e Inteligencia Emocional. Ocupó diversos cargos en el PRI (CEN) en las precampañas y campañas en 2000 y 2006