Emmanuele Carrere es quizá el novelista francés contemporáneos más conocido. Entre sus libros destaca El adversario, una “novela de no ficción” en la que narra la historia de un hombre que en el mismo día asesinó a sus dos hijos, a su esposa y a sus padres. Sin razón aparente. Lo que lo movió fue una fuerza interna, un adversario invisible.

El presidente López Obrador ya tiene un lugar en la historia. Falta mucho para saber con qué características, aunque algunas claras. No ha habido político en México, y quizá en ningún otro país, tan adicto a la atención pública: conferencias de prensa cinco días a la semana, más mítines los demás. También por su cotidiana y reiterada referencia a sus “adversarios”.

Pero puede ser que sus peores adversarios son internos. Ideas, prejuicios, perspectivas equivocadas. Dificultades para adecuarse a la realidad.

En algún momento se difundió que una de las canciones favoritas del presidente era “El necio”, de Silvio Rodríguez. Hay un video de Beatriz Gutiérrez, esposa de López Obrador, cantándola. Es fácilmente accesible en internet. Rodriguez, en ese canto, se niega a cambiar. Pero no a cualquier cambio: al que lo invitan a cambio de “tanta mierda”.

Se entiende la negativa ante un intento de comprarlo. Vender las propias convicciones es deleznable. Pero no todo cambio es traición a los propios ideales. Sólo un fanático puede ver las cosas así.

Es ese uno de los temas de Amós Oz en su crítica al fanatismo. Judío nacido en Jerusalén en los años treinta, Oz se decía experto en el fanatismo. Había visto muchas formas del mismo, entre sus gentes, los judíos, y entre sus adversarios.

Según este escritor israelita para el fanático cualquiera que cambia es un traidor. No le importan las razones ni el contexto.

El fanático es de luces cortas. “No sabe contar hasta dos”: el dos es un número muy grande para él, escribió Oz.

No es capaz de escuchar y entender las razones ajenas. No es capaz de observar la lógica de la realidad.

Un ejemplo. Llama la atención que la crítica de nuestro presidente al neoliberalismo va acompañada de medidas que se podían considerar neoliberales. Como achicar al Estado. Como no incrementar la deuda pública ante una pandemia que se había vivido en el mundo contemporáneo y que tendrá terribles consecuencias para el empleo.

Todos tenemos adversarios internos. De distintas características y dimensiones. El jefe del ejecutivo parece estar atrapado por los suyos.