Claudia Rivera y los amos del Universo Vol. 1

  • Alberto Pacheco Márquez
¿A qué ángel se ha encomendado?

Eventualmente, a todos nos llega una gran oportunidad en la vida, algo que está destinado a cambiar radicalmente el curso de nuestras vidas y en algunos casos, tiene tanto poder, que es capaz de influir en los destinos de millones más.

Sin embargo, cuando esta oportunidad llega, ya es tarde para comenzar a prepararse, por lo que suele perderse inexorablemente en el universo de los “hubieras”.

Y lejos de materializarla de manera positiva, termina siendo, nuestro más grande lastre, un estigma que nos anula, que nos extingue, que nos marca de por vida.

Claudia Rivera, es sin duda, el ejemplo perfecto.

Veamos…

Es una mujer inteligente, de lucha, con muy buenas intenciones, que cuando habla, transmite su fe.

Es una mujer a la que le llegó muy de repente, uno de los más grandes honores que un poblano puede tener, gobernar a nuestra maravillosa ciudad.

Para desgracia suya, no ha sido la arquitecta de la posición, sino que la posición se la está devorando en el limbo del poder, para el que comenzó a prepararse, cuando ya era muy tarde.

Y es que, no solamente fue la coyuntura de un fenómeno llamado AMLO, lo que le tendió la cama para llegar tan alto y tan de repente, sino que las circunstancias posteriores, se acomodaron de tal forma, que pudiera ser ella, quien reivindicara de una vez por todas al servidor público, y por qué no, también, dignificar la lucha de las mujeres, de la que ella, se dice parte.

Se apropió de un discurso de reconciliación, pero jamás quiso comprender, que la reconciliación de un pueblo con su gobierno, solo puede darse a través del bienestar económico y social, aquel que trasciende la barrera infame de la retórica política.

A Claudia Rivera, el azar le repartió la carta más deseada, una carta, que ni siquiera ha querido jugar.

Se le alinearon los astros, cohabitando en el poder, con un Gobernador mucho muy limitado y encerrado en sus egos y en su sed por dominar con la hoz en mano.

Se tropezó con un cabildo que, salvo contadas excepciones, se parece más a un borracho parado junto a un poste de luz en la calle, solo para apoyarse y no para iluminarse.

Pero sobre todas las cosas, se encontró, con un pueblo sediento de justicia, que exudaba esperanza en cada suspiro y que se había colmado el alma a la espera de que nuestra super Presidenta, la más joven de la historia, asumiera ese liderazgo, que había estado vacante por tanto tiempo, y que en realidad, sigue vacante…

Se dio el lujo, de perder ya mas de un año entre la vanidad y el desprecio por la historia, que, en este preciso momento, la tiene en la ignominia.

Sin embargo, a veces me pregunto, a qué ángel se ha encomendado o a quién le cae tan bien allá arriba, muy arriba, que la vida le ha puesto otra situación al límite, no solo para reivindicarse y tomar las riendas del puesto, sino para erigirse como esa gran lideresa que está destinada a ser.

Llegó el COVID19, con los brazos abiertos para darle el espaldarazo total, un virus que, si no contagió al Gobernador de manera orgánica, si le dio un golpe brutal a su discernimiento, pues le puso palabras en la boca que, si Claudia Rivera hubiera tenido capacidad de reacción, habrían sido más que suficientes, para dar un manotazo sobre la mesa de forma descomunal.

No lo vio así, no pudo o no quiso poder…

No quiso utilizar un entorno complejo, difícil, pero precisamente, adónde con suficiente motivación y pasión, el ser humano despliega su creatividad y su inteligencia al máximo y es capaz de generar una visión ilusionante.

Adonde todos comparten ideas y no se la pasan preguntándose el por qué de los problemas, sino el qué podemos hacer todos juntos, para crear un futuro mejor.

Pero, lejos de contagiar una visión, ha esparcido algo muy peligroso, la apatía; una apatía que se respira en cada dependencia, oficina y funcionarios, que se sienten en la orfandad por la falta de un verdadero liderazgo.

No hay ideas y sí, muchos pretextos.

Nadie se atreve a decirle que, si en más de año y medio de gobierno no ha conseguido las cosas, no es por falta de conocimiento, sino por falta de disciplina, de voluntad y acción…

Porque ha elegido victimizarse, para no reconocer que el gobernador Barbosa, con muy poco, se la ha comido políticamente y sin el mayor esfuerzo.

Ha enfrentado con suma tibieza, ataques de un grupo contario que la carcomen desde su propia administración y que con más tumbos que lucidez, la ponen de igual manera, contra las cuerdas.

No se ha dado cuenta, que el futuro no es algo que se encontrará tan fácilmente, como se encontró una candidatura impulsada por el Nitro de AMLI Bebé, un nitro que prácticamente se ha extinguido.

Se aferra a un libreto, que dudo sea completamente una creación de ella, y sí, de quienes, al hablarle al oído, la han llevado a conseguir todo lo que en sus adentros, ella no quería conseguir...Repudio.

No se da cuenta, que la mayor distancia hacia sus objetivos, no es el gobernador ni su cabildo, ni siquiera los funcionarios que han dejado mucho que desear, sino ella misma.

El ocaso de su administración comienza a asomarse, a tenderle los primeros metros hacia la puerta de salida, se siente ya ese aire otoñal que sopla con suavidad, pero desata un frío que, si bien no congela, aterra.

Y no será culpa de nadie, más que de ella misma…

No habrá sido culpa de la violencia de genero ni de la gente malvada como sus arlequines le murmuran.

Habrá sido la competencia, con la que no estuvo a la altura, con la que no supo, pero tampoco quiso saber cómo.

No fue capaz de aprovecharse de las situaciones exógenas que le pusieron servida la mesa para trascender, para competirle a un gobierno hostil y a un cabildo rebelde, pero sin evidencias.

No quiso aprovechar un desafío como el covid19, para llevar a cabo un liderazgo transformador, conciliador, innovador, pero, sobre todo, disruptivo.

No quiso comprender que el tiempo de aquellos que le grillan la cabeza, había de pasar, pero los deja seguir pasando.

Olvida, que cuando la ciencia está ausente de los políticos, el desastre está anunciado…

Mucha suerte Presidenta, en esta segunda mitad de su mandato, le deseo que se encienda ese fuego en su corazón, que la haga poner a la inteligencia al servicio del corazón, en beneficio de todas y todos los poblanos.

Hoy más que nunca, se busca Presidenta…la necesitamos, hay tiempo, creemos.

Nos vemos cuando nos leamos…

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Alberto Pacheco Márquez

Especialista en Desarrollo Regional y Gestión de Inversión Extranjera y Conferencista. Se desempeñó en el sector público y privado en México como en el extranjero. Dedicado a la vinculación entre México y Polonia