Muchos de los columnistas, lideres de opinión, políticos y hasta la población en general ven el difuso futuro que nos espera, con una cuarentena que maltrata la economía y una enfermedad que mata a la población, pero como decía el filósofo español George Santayana “Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo” y pareciera que se nos olvidó a todos que hace no mucho explotó en el estado de Puebla el movimiento estudiantil más grande por lo menos en las ultimas tres décadas.

Antes de que todo el tema del coronavirus explotará e hiciera que todos tuviéramos que buscar refugió en nuestras casas, un 24 de febrero del 2020 se encontraron los cuerpos de 3 estudiantes de la carrera de medicina y un chofer de la aplicación Uber en un terreno de una de las localidades de Huejotzingo, este trágico suceso hizo que no solo el estado se paralizara si no que todo el país se preguntara que estaba pasando en Puebla

La respuesta del estudiantado poblano fue rápida tajante e indignada, sin embargo este trágico suceso se dio en medio de una guerra entre la rectoría UAP y el gobierno del estado que intentaba auditar a la máxima casa de estudios, que ni cortos ni perezosos, empezaron una lucha encarnizada, los primeros por intentar adueñarse del nuevo movimiento por medio de sus consejeros estudiantiles, y los segundos por descalificar el movimiento que exigía mas seguridad, en un resultado inesperado el movimiento termino fuera de las manos de ambas instituciones

Ahora, dejémonos de rodeos y expliquemos por que un título tan escandaloso, resulta que el día 5 marzo salieron mas de 80 escuelas y organizaciones de Puebla a marchar juntos por la falta de seguridad en el estado, las cifras mas conservadoras calculan 150mil asistentes en un cuarto día de marchas con el único objetivo de llegar a casa Aguayo para poder hablar con el titular del gobierno del estado.

La historia todos la conocemos, entre quejas, gritos, y exigencia de parte de la población a un gobernador rodeado por vallas y guaruras, este último salió a hacer lo que mejor le ha salido en estos últimos meses de crisis, dar una pésima respuesta a un cuestionamiento puntual, ¡Y pues regaño a los estudiantes!

Acto seguido, el movimiento estudiantil reafirma un paro de labores y exige la renuncia del titular del gobierno del estado.

Que no se diga tampoco que es la primera vez que se le pide la renuncia a un gobernador, pero si es la primera vez que un movimiento indignado de mas de 150mil personas lo hace, con marchas cada tres días en toda la capital, y que, por si fuera poco, en plenas movilizaciones por la inseguridad seguían apareciendo asesinados, dicho coloquialmente al gobernador no le llovía sobre mojado, ya le relampagueaba sobre empapado ya en un momento de ingobernabilidad.

Este momento es decisivo, pues citando a un buen amigo del cual me reservaré su nombre por la cercanía que tuvo en algún momento a esos círculos “El gobernador cada vez ve menos, pero escucha mas” y haciéndole caso a uno de sus allegados (ex presidente de Tuxtla Chiapas) en un pésimo consejo, trajeron desde Chiapas a un nuevo secretario de seguridad publica con historial de mantener el control a cualquier costo e ideología de que el fin justifica los medios, la aplicación de las políticas de este sujeto iban a encrudecer el clima de protesta e ingobernabilidad.

Pero como una rara coincidencia que salvó al gobernador de el mismo, inicio la crisis de salud por el coronavirus, y el resto de la historia ya la conocemos, ahora, recordemos que, aunque es muy pronto para definir si el movimiento estudiantil va a perder demasiado impulso, todavía nos quedan 4 años de gobierno, y si esto fue en el primer año, que nos agarren confesados con todo lo que venga en el tiempo que falta