Presidente de la República, Gobernador, ¿Está México y Puebla preparados para hacer frente al COVID19?

  • Verónica Sánchez Agis
El martirio empieza cuando le dicen al paciente que se tiene que quedar internado.

La pandemia requiere de medidas contundentes que detengan el crecimiento del contagio ya tenemos el antecedente de otros países, se requiere de la atención hospitalaria adecuada para los enfermos, no es un asunto de ricos y pobres es de seres humanos que tienen el derecho a la salud, de doctores y enfermeras en los hospitales que requieren de lo más básico para hacer frente a una pandemia como la que estamos viviendo.

Viendo las imágenes que se comparten en los medios de comunicación de lo que ha sucedido en otros países ante la pandemia, me hace voltear la mirada hacia los hospitales que los Poblanos tenemos que acudir ante la necesidad de servicios de  salud  y el conocer lo que se vive  en un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social, por su ubicación llamado “La Margarita”;  cuando una persona va a urgencias en busca de  atención médica  lo que  encuentra es hacinamiento, falta de medicamentos.

El martirio empieza cuando le dicen al paciente que se tiene que quedar internado, lo primero  le dan es una bata para cambiarse, esperan  en sillas o parados hasta que le asignen  a una enfermera que si  es hábil encontrará la camilla que acaba de ser desocupada y que aún caliente por el  paciente que acaba de salir se le da, en seguida le pasan a otro cuarto   donde lo que se ven son camillas y sillas con enfermos ,en medio el lugar donde están enfermeras y doctores haciendo reportes médicos, organizando los tratamientos médicos, a un lado un espacio restringido que sólo lo divide una puerta de los demás pacientes; un solo baño para todos los que están ahí y junto unas mesitas con una silla en la que las enfermeras tratan de organizar lo tratamientos de los enfermos.  

 Los nuevos que no tienen camilla esperan en sillas que a pesar del dolor y el sufrimiento que traigan deberán estar así hasta la noche, la silla por tanto se convierte en camilla. Si tuvo suerte le toca sarape sino sólo estará en la bata que el hospital le dio, porque la almohada es un lujo que ahí no hay.

 Lo primero que solicitan para el paciente es una botella de agua para que tome las medicinas y si hay carencia de algo hay que llevarlo (pero se les olvida que es una emergencia que no estabas preparada para que tú o tu familiar estén ahí ).

 Los pacientes que lo requieran tendrán un familiar de planta para que sean atendidos por ellos y entonces los que hemos estado en esa situación nos percatamos de lo que sucede ahí, “una mezcla de realidades”.  

Las de jefes que nunca han pisado ese lugar y están sentados en sus oficinas solo así se puede entender que no hagan nada ante la realidad que se vive ahí, pues con algo de humanidad quien percibe el dolor humano no puede estar ajeno y no hacer nada, pensar que llevando nuevas camillas resuelven el problema ¿dónde las van a poner?, ¿quién va a atender a nuevos pacientes?, ¿tendrán los medicamentos para darles la atención? ¿se dará abasto un solo especialista en fines de semana para atender más pacientes?,  ya ni preguntar si se les ocurrió que se requiere más de un cuarto para cambiar a los pacientes ,separación de hombres y mujeres, al menos otro baño, batas, sábanas, la instalación de los aparatos para conectar oxígeno.

El trabajo arduo de las enfermeras y doctores que a pesar de la cantidad de enfermos que tienen que atender y de la presión por el trabajo cuando los miras y pides un poco de humanidad en la madrugada en la que tu paciente requiere atención, con cansancio se acercan a tu familiar para ayudarlo, dando esperanza en un sistema de salud sobrepasado.

Los camilleros que algunos de ellos son profesionistas que por la falta de oportunidades, decidieron entrar al seguro social porque alguien les dijo que es más fácil acceder a un puesto si ya están adentro; enfermeras que inician como personal de limpieza con tal de ser tomados en cuenta para un mejor trabajo si están dispuestos a iniciar así.

Pasantes, internos, residentes médicos que pasan 2 días seguidos o más cumpliendo con la obligación que el Estado les obliga, buscando un ratito para dormir, comer; al tiempo de cumplir con las tareas asignadas con los pacientes.

Vigilantes que hacen guardia en la entrada, que conociendo la realidad de los pacientes y de los familiares se conmueven ante la necesidad, tanto que son capaces de ofrecerles su comida a los familiares que llegaron con su enfermo

Un responsable que trata de coordinar los trabajos en urgencias y de cuidar la espalda a los altos jefes evitando que la gente que llega y viendo la realidad del hospital denuncie lo que sucede ahí.

La trabajadora social que tiene la ardua tarea, cuando llega un paciente solo, tiene que buscar quien de la familia o conocidos se quieren hacer responsables de ellos.

El personal de limpieza que con agua y desinfectantes tratan de hacer lo mejor posible para evitar contagios, limpiar entre pacientes, familiares que cansados por el día que se sientan en el piso, doctores y enfermeras que corren de un lado a otro atendiendo a sus pacientes.

Sé que a pesar de este panorama, para cada enfermo que entra hay una esperanza gracias a ese médico, a esa enfermera, que trabaja para salvar vidas.

Pero ante estas realidades diarias antes del COVID 19, viendo lo que ha sucedido en Italia, España y en otros países, le pregunto al Presidente de la República, al Gobernador ¿está México y Puebla preparados para la pandemia? Si esto se vive en Puebla en condiciones “normales” ¿Cómo serán los servicios de salud en los de los municipios de alta marginación? ¿Pueden imaginar siquiera cómo sería en una situación más grave?

Como ciudadana les exijo no sólo camas , sino inversiones planeadas  en materia de salud, no para el año que viene, se requiere de manera inmediata  inversión en la infraestructura hospitalaria, en medicamentos, mejores condiciones para quienes laboran ahí, sólo  las acciones contundentes e inmediatas  de las autoridades   permitirá una mejor atención de la salud de  los poblanos.

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Verónica Sánchez Agis

Abogada de profesión, ha trabajado en diversas instancias en defensa de los  derechos humanos. Como  Diputada Local en la LV Legislatura; presidió la Comisión de Derechos Humanos. Trabajó en el Senado de la República, en la Cámara de Diputados y en el Instituto Nacional de las Mujeres.   

Ha sido Consejera Nacional, miembro del Comité Directivo Estatal y actualmente Consejera Estatal del Partido Acción Nacional.