Coronavirus y la moral capitalista al máximo

  • Oscar Barrera Sánchez
Latinoamérica y demás países pobres mueren más personas por hambre que por estas enfermedades.

En los últimos días el Covid-19 se ha convertido en el único tema del que se habla en una sociedad global donde la blanquitud y la moral burguesa dictan las pautas de comportamiento a todos los grupos sociales y las naciones del mundo. Sin embargo, tal y como acontece en estos tiempos, las sociedades disciplinares, en conjunto con un sistema económico capitalista en profunda crisis, han mostrado en extremo una sociedad que va del individualismo a la desconfianza de sí y de los otros.

El miedo a la muerte histórico se hace presente con una “pandemia” de un resfriado que mata a los adultos mayores, los viejos, los ancianos. Pero, ¿el capitalismo no los había matado ya? No es lo mismo ser adulto mayor en Europa que en Latinoamérica o África (continente que por su pobreza y el desprecio racial que tiene la blanquitud occidental ni siquiera es noticia), que europeo. Por ejemplo, en México más de 13 millones de personas adultas mayores y que el 16% sufre rasgos de abandono y maltrato y; 96.2% de los cuatro millones 722 mil adultos mayores que trabajan en nuestro país carece de seguridad social por estar empleado en actividades informales.

Entonces, ¿cuál es el asunto en Europa? Los países europeos, desde hace décadas, tienen una población anciana y las tendencias poblacionales implican que vaya aumentando esta situación. Sin embargo, aunque estos países donde ha habido muertos por el Covid-19, ha habido una política migratoria racista hacia la africanos, asiáticos y latinoamericanos que buscan empleo en aquel lugar. La Europa racista por antonomasia publica la muerte de sus viejos, pero niega el paso a migrantes, a los cuáles permite morir o les niega la posibilidad de vivir dignamente, tal y como lo hacen ellos tras la explotación histórica del mundo.

En México, Latinoamérica y demás países pobres mueren más personas por hambre que por estas enfermedades mediáticas, biopolíticas y anatomopolíticas. ¿Por qué el Covid-19 preocupa tanto cuando 8 500 niños y niñas mueren de hambre al día, es decir, en día, hay más muertos por no llevarse alimento a la boca que ancianos italianos en todo lo que va de la cobertura mediática de este virus? En el mundo, 821 millones de personas sufren hambre de forma crónica y Latinoamérica 4.2 millones de personas no tienen qué comer.

Parece que este virus millennial tiene como finalidad activar una economía capitalista en crisis, bajo la política del miedo y de la tanatopolítica. Un clima apocalíptico ante la enajenante moral clasemediera aséptica, donde lo pobre, lo diferente, es la verdadera enfermedad. Conjunción de entre maquinaria económica capitalista que busca salir del hoyo con la alienación de poblaciones controladas por el miedo y un dispositivo de control tanato y necropolítico que crean una desconfianza y competencia real por la vida ante una enfermedad ficticia e imaginaria. La blanca clase media le tiene miedo al Coco cuando tiene frente a ella al Cancerbero con cabeza de pobreza, violación de derechos humanos, feminicidios, entre muchos otros.

Los pobres, los que abundamos en este país y en el mundo, los millones que subsisten en la economía informal, que viven al día, o que no tienen los derechos-privilegios de los blancos clasemedieros o que son explotados brutalmente por los burgueses, esos salen a trabajar todos los días, recorriendo dos o tres horas de camino en camiones, microbuses, metro y demás transportes infestados de enfermedades más letales que el de moda. Pero, la condición histórica de pobreza hace que esta pandemia sea otra más; una más de las que han sobrevivido o que han tenido que tragarse por decreto de los ricos del mundo. La vida sigue entre los barrios, los pueblos y las colonias populares, donde no se tiene una vida romántica, telenovelesca, como las de los clasemedieros y burgueses.

Lo único que se aprecia en este tiempo es un miedo absurdo, que responde más a una ideología de clase, mediatizada, disciplinaria, de control e higienista occidental, que intenta homogeneizar, bajo la diada salud-muerte, a la diversidad humana, sus prácticas socioculturales. A lo que verdaderamente responde el Covid-19 y su fase mediática es a sacar al monstruo capitalista de su crisis, apelando a la cobardía ante la vida de quienes reproducen la ideología en el mundo. Sólo basta recordar que mueren más seres humanos de hambre que por Covid-19; que Europa podría abrir las puertas a la migración mundial y dejar las escenas de lado las escenas de heroísmo senecto de un pueblo racista y clasista.

Mientras nuestros viejos a sobrevivir con pensiones de hambre, sin poder salir a empacar, sin ningún tipo de seguridad social, las compras de miedo de los blancos clasemedieros; a limpiar el transporte público donde viajan los inmunes trabajadores para dirigirse a las empresas que los amenazan con desemplearlos o permitirles que protejan su salud en casa sin goce de sueldo, como lo hacen Alberto Torrado, de grupo Alsea, Carlos Slim de Inbursa y otros, y Ricardo Salinas Pliego de grupo Azteca, mismos que propagan la pandemia mediática del Covid-19.

Moral burguesa: saca de la crisis al verdadero enemigo e inunda de miedo al Coco, millennial de los blancos burgueses y pequeñoburgueses de México y el mundo.

 

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Oscar Barrera Sánchez

Doctor en Ciencias Sociales y Políticas por la UIA. Comunicador y filósofo por la UNAM y teólogo por la UCLG.