Recesión y desempleo en el Covid19

  • Rodrigo Rosales Escalona
Los gobernadores están conscientes de la tarea que deben emprender y sostener.

El Covid-19, además de arrojar miles de infectados y muertos en el mundo, situación que en la ciudad de Hubei, en China, luego de titánicos esfuerzos médicos, del gobierno y pueblo, se ha iniciado el proceso de disminuir la pandemia; ligeramente en Italia, Alemania, España y Francia. En los EEUU, la situación es similar a Italia, donde el número de afectados se incrementa exponencialmente.

En cuanto a México, se ha tejido diversas posturas sobre cómo el gobierno de la República está actuando para evitar que el COVID-19, se salga de control, derivando en una profunda crisis de sanidad. Claro que entre los alarmistas destacan grupos conservadores y sus voceros en diversos medios de comunicación, quienes proceden a difundir alarmismo como notas falsas, para alarmar y sembrar miedo entre la población.

Afortunadamente, entre el gobierno federal y la de los estados, los gobernadores están conscientes de la tarea que deben emprender y sostener.

Es desolador ver escenas donde se acumulan féretros, o personas en el proceso de ser canalizadas a hacer el último viaje de la vida. Lamentable y doloroso.

En “El Decamerón”, Giovanni Boccaccio relata lo que ocurrió durante la plaga que asoló Florencia en 1348: “Y no digamos ya que un ciudadano esquivase al otro y que casi ningún vecino tuviese cuidado del otro, y que los parientes raras veces o nunca se visitasen, y de lejos: con tanto espanto había entrado esta tribulación en el pecho de los hombres y de las mujeres, que un hermano abandonaba al otro y el tío al sobrino y la hermana al hermano, y muchas veces la mujer a su marido, y lo que mayor cosa es y casi increíble, los padres y las madres a los hijos, como si no fuesen suyos, evitaban visitar y atender.”

En su libro sobre la epidemia de Londres de 1665, “Diario del año de la peste”, Daniel Defoe relata que en aquella época todos estaban tan preocupados por la seguridad personal que no había espacio para lamentar las penurias de los demás y que el peligro de una muerte inmediata eliminaba todo lazo de amor, toda preocupación por el otro”.

Ya en mi anterior colaboración, describí el proceso histórico de diversas pandemias y sus consecuencias (Pandemia y crisis política en Puebla https://www.e-consulta.com/opinion/2020-03-19/pandemia-y-crisis-politica-en-puebla)

El virus, que se detectó por primera vez en diciembre en una provincia del centro de China, se propagó exponencialmente en las últimas semanas por Oriente Medio, Europa y América del Norte, lo que llevó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a declarar el estado de emergencia en el país el viernes.

Con la esperanza de una rápida contención, en los dos últimos días docenas de países han impuesto medidas cada vez más estrictas: desde el cierre de fronteras o la suspensión de las clases para decenas de millones de niños, a ordenar el cierre de decenas de miles de comercios.

Condiciones que México se ha apegado, respondiendo así a la problemática mundial y nacional.

Está pandemia también arroja otro tipo de crisis, la económica, financiera y laboral.

Uno de los primeros síntomas de una crisis económica, lo dan Miles de personas fueron despedidas en una semana en Estados Unidos debido a las drásticas medidas adoptadas para luchar contra el coronavirus, un argumento que blandirá el gobierno de Donald Trump para que el Congreso apruebe un paquete de reactivación económica de 1 billón de dólares. Como ejemplo de lo que ocurre en el mundo y México.

Se trata del nivel más alto desde septiembre de 2017, precisó en un comunicado. La cifra supera las proyecciones de los analistas, que esperaban 220.000 nuevas inscripciones a este seguro.

El aumento es "claramente atribuible a los impactos" del coronavirus, señaló el ministerio, que añadió que en numerosos estados hubo un aumento de los despidos vinculados a la pandemia, especialmente en los sectores de la hotelería, los restaurantes y el transporte.

Medidas como el cierre de bares o restaurantes, la cancelación de vuelos, eventos y viajes por turismo para contener la expansión del mal llevan a muchos sectores a una caída de actividad.

En Estados Unidos, muchos empleos del sector servicios son precarios, pagados por día o semanalmente. Cuando la coyuntura se deteriora son las primeras víctimas, pues no existe una red de seguridad social como ocurre en Europa o en países de América Latina.

Según CNBC, la economista en jefe de Bank of America, Michelle Myer, envió una carta a los clientes de la institución para informarles que la economía estadounidense, "en caída libre" por la pandemia, está en recesión.

"Se perderán empleos, se destruirá riqueza, la confianza se erosionará", advierte. "El declive será importante pero pensamos que será de corta duración", añadió.

Varios economistas señalaron en los últimos días que los fundamentos de la economía estadounidense estaban sanos antes del surgimiento de esta pandemia y esperan que se produzca un rebote importante una vez que pase la crisis.

De hecho, Estados Unidos tenía una tasa de desempleo de 3,5% en febrero, un mínimo en cinco años, y la previsión de crecimiento económico era de más de 2%, por encima de Europa.

Ante la problemática del COVID-19, además de enfermos y muertos, en el plano económico, tenemos que estamos en proceso de una recesión mundial.

Las recesiones se caracterizan por el empeoramiento de la economía durante al menos dos trimestres consecutivos. Suelen conllevar una disminución del consumo, de la inversión y de la producción de bienes y servicios. Lo cual provoca, a su vez, que se despidan trabajadores y, por tanto, aumente el desempleo.

También es muy común que la inflación baje en las recesiones debido a la caída del consumo. En muchas ocasiones puede producirse deflación, la cual puede ser peligrosa si se entra en una espiral deflacionista. Cuando por el contrario, durante una recesión se produce una alta inflación, se conoce como estanflación. La estanflación produce el empobrecimiento de la población y dificulta la salida de la recesión. Dicho con otras palabras, hace más difícil que los gobiernos y bancos centrales adopten medidas efectivas para corregir la situación.

Los años anteriores a una recesión suelen ser años de bonanza económica. Como refleja la teoría de los ciclos económicos, la economía se compone de fases, en las que primero la economía crece y luego decrece. La recesión es la fase en que la economía decrece.

Causas de la recesión económica

Una de las principales causas de la recesión suele ser la superproducción acontecida los años anteriores cuando hay crecimiento económico y el aumento de los precios. El aumento de precios se da, principalmente, en las materias primas, los índices bursátiles y las viviendas. Este aumento de precios lleva a mucha gente a endeudarse aprovechando esa bonanza económica, provocando así que, más tarde, la ralentización de la economía sea más fuerte y la economía caiga en recesión.

Cuando una recesión económica es muy intensa y prolongada en el tiempo se denomina depresión económica. Las recesiones se reflejan claramente en los mercados financieros mediante la caída de los índices bursátiles.

Un informe de la institución financiera Goldman Sachs estima que el producto interno bruto de EE.UU. en el segundo trimestre podría contraerse en un 24%, lo cual dista mucho del récord anterior de 10% registrado en 1958.

Si consideramos que en la mayoría de los países capitalistas llevan tres trimestres económicos en caída, donde su PIB no está dando respuesta a las necesidades de sus pueblos, el problema sanitario y sus consecuencias, para combatirlo, las naciones deben invertir millones de efectivo económico para adquirir los insumos médicos, hospitalarios, etcétera, para frenar el avance del COVID-19, recursos que merman toda economía, en cuanto a que el presupuesto de una nación destinado al sector salud, corresponde al reparto anual entre las diversas áreas de la economía nacional. Lo cual no contempla un problema de gran magnitud, sobre todo en nuestras naciones de capitalismo dependiente.

Si se van acumulando los problemas económicos a nivel mundial, la tendencia que conlleve a más de 5 0 6 meses, el no poder solventar las finanzas y niveles de producción, junto con la crisis de la economía social, quien padece desabasto en su presupuesto familiar, junto con el alto nivel de desempleo, y si este, las empresas en las que trabajaron no les liquidaron o pagan un sueldo que satisfaga un tiempo determinado, el consumo y productividad, se agotará y marcará una posible tendencia a la depresión.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) le puso el cascabel al gato: la crisis actual podría llegar a convertirse en la peor recesión global en cerca de 90 años, desde la Gran Depresión de principios de los años 30 del siglo pasado. Tras mantener una reunión con ministros de Economía y banqueros centrales del G-20, el fondo emitió un comunicado en el que asegura que las perspectivas actuales para la economía mundial en el 2020 apuntan a una recesión al menos tan grave como la vivida en la crisis financiera iniciada en el 2008.

Ese año, el PIB mundial se contrajo un 1,7%, en lo que entonces fue la peor recesión en 80 años. El coronavirus ha logrado detener la actividad del planeta de tal forma que lo que hace unos meses apuntaba a un crecimiento superior al 3% ahora se ha convertido en un retroceso que se aproximará al 2% negativo.

El Fondo cree que la recuperación económica llegará pronto, en el 2021

El vaticinio del FMI, con todo, no acaba en el 2020 y eso le da pie a un cierto optimismo: “Esperamos una recuperación en el 2021”, añade la nota sin cuantificarlo, al tiempo que resalta la importancia de fortalecer los sistemas sanitarios en todo el mundo para superar la crisis. “El impacto económico es y será severo, pero cuanto antes detengamos al virus, más rápida y fuerte será la recuperación”, añade.

La recesión –fulgurante, indiscriminada y brutal, como señala implícitamente el fondo– ha motivado una respuesta extraordinaria de gobiernos y bancos centrales preocupados por aminorar las consecuencias de la devastación económica que ya está aquí. La Reserva Federal volvió a reunirse de urgencia por tercera vez en los últimos veinte días para anunciar, entre otras nuevas medidas –no basta con bajar los tipos al 0% o inyectar 700.000 millones de dólares en el sistema–, que destinará fondos ilimitados para comprar deuda pública y privada. Liquidez sin fin, un reflejo del miedo y la impotencia actuales de la Fed.

La huida sin precedentes

Los inversores se han llevado 83.000 millones de dólares huyendo de los países emergentes

A pesar de que hubo cierta descoordinación inicial, ahora la respuesta es global y aparentemente acompasada. Pero el fondo advierte ya ahora que la salida podría no ser tan equitativa. “Las economías avanzadas están generalmente en mejor posición para responder a la crisis, pero muchas economías emergentes y países de bajos ingresos afrontan desafíos significativos”, advierte el fondo. Entre ellos –apunta–, se encuentra la mayor salida de capitales de los inversores jamás registrada, que el fondo cifra en 83.000 millones de dólares, unos 77.000 millones de euros, que han dejado esos países para buscar refugio en activos considerados seguros de Estados Unidos u otros destinos.

Por ahora, muchos países de capital dependiente o subdesarrollado,  están en la depreciación de sus divisas y la contracción de las primeras economías del mundo les hará pagar una factura inasumible a muy corto plazo. Ahora, en ese primer mundo sólo hay parálisis y pánico, como reflejan, día sí y día también, los mercados financieros. Las bolsas mundiales reprodujeron los temblores de las últimas semanas, sin que la ahora ilimitada liquidez lograra cambiar las cosas. El Ibex, en una sesión errática y llena de volatilidad, acabó cediendo un 3,3% para cerrar en los 6.230 puntos, cerca de los mínimos anuales y a 200 puntos de los niveles del 2012. Nada más que el miedo explica el hundimiento actual de las bolsas. Una aversión radical al riesgo.

Se llama depresión económica a la fase subsiguiente a la crisis y que según la mayoría de teorías económicas, es consecuencia de una caída de la demanda y se manifiesta con una disminución de la inversión y de los salarios, lo cual reduce la capacidad adquisitiva y, por tanto, el nivel de consumo. Así, el keynesianismo trata de explicar las condiciones que hacen posible y prolongan las depresiones; mientras que el marxismo considera que las depresiones son una muestra patente de las debilidades del capitalismo.

Capitales criollos y ambiciosos.

Como se plantea, esta recesión mundial, a nuestras naciones de capital dependiente, nos causa pulmonía, es decir, todos los agravantes del capitalismo, nos pegan con mayor dureza, máxime a empresas y negocios de capital mediano o bajo, quienes no tienen capacidad de soportar un proceso de cierre de los mismos por un tiempo breve, mucho menos algo prolongado, derivando en el quiebre o despido de personal.

Sin embargo, el COVID-19 no tiene ojos para decidir si “ERES RICO O POBRE”, el mal golpea por igual, te enfermas o mueres.

La alerta de crisis económica no sólo es para México: el mundo se encuentra en vilo por la caída de las bolsas de valores y el precio del petróleo, así como por el cierre de fronteras a personas y mercancías. Es decir, recesión.

Insisto, si pequeños negocios no pueden soportar una crisis económica, mucho menos de varios meses, tampoco, si consideramos que para proteger a la población, se determina suspensión de clases a alumnos de todos los niveles, el cierre de negocios de todo tipo. Lo cual se traduce en la muerte del negocio.

Distinto de empresas con mayor capital, que si bien es cierto que les deriva baja de su capital, no implica su muerte, es solamente un paréntesis.

Con el pretexto de que la estrategia gubernamental de minar el avance de la pandemia con el cierre de negocios, no es justo que ese problema, lo traduzcan en despedir a sus empleados sin goce alguno de liquidación.

Como argumento absurdo y falso, dicen que de acuerdo con los trabajadores, “firman su renuncia como ausencia voluntaria”. Me recuerda a propietarios gringos y europeos, como también mexicanos, durante el porfiriato, donde hoy, les vale gorro la angustia del trabajador por no poder satisfacer las necesidades mínimas de su familia.

Nombres, claro, estos son sus posturas y acciones por la pandemia de COVID-19, la operadora de restaurantes de comida rápida y cafeterías Alsea anunció que implementará una serie de medidas financieras que contempla la ausencia voluntaria de sus trabajadores, durante 30 días y sin goce de sueldo.

“Hemos establecido un programa para colaboradores dispuestos a tomarse una ausencia de 30 días sin goce de sueldo”, dijo la operadora en un comunicado enviado a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). La compañía -que opera marcas como Domino’s, Starbucks, Burger King, Vips y otros- también estableció reducir “un número importante” de puestos en centro corporativo, limitar los gastos generales, disminuir las horas de trabajo y la plantilla según la demanda.

En el caso específico de México, Alsea precisó que continúa operando el 99 por ciento de sus establecimientos, en seguimiento con los protocolos de higiene y distanciamiento social. Sin embargo, en España, Portugal, Francia, Benelux optó por cerrar establecimientos; mientras que en Argentina, Chile y Colombia se limitó la capacidad de las tiendas en un 92, 52 y 95 por ciento respectivamente, con la intención de contribuir a frenar la propagación del COVID-19.

Por fortuna Cinépolis, informó que cierran operaciones, pagando 3 meses a sus trabajadores, a diferencia de Alsea. Este consorcio, es un ejemplo del capitalismo salvaje. Algunos políticos y gobernantes ignoran la diferencia de clases sociales, todo lo ven a través de la obscuridad absoluta.

rodrigo.ivan@yahoo.com.mx         Analista político y de prospectiva social

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Rodrigo Rosales Escalona

Periodista y analista político en medios locales y nacional, filósofo, docente en nivel superior, activista social, comprometido con la justicia.