A la sombra del coronavirus, ¿qué?

  • Marcela Cabezas
"A esta alturas de epidemia mundial no sabemos si, es mas caro el remedio que la enfermedad".

A varios días de que se detectará el primer caso en Colombia, los contagios del virus se han sucedido de forma importante en gran parte del territorio nacional.  No hace falta revisar las cifras, basta apenas con resaltar que en la capital del país se ha dado el mayor número de contagios al día de hoy, y, a lo sumo todas las medidas que se tomen para controlar la propagación son pocas.

Varias cosas generan inquietud tras el estado de alarma presente el territorio colombiano tras la detección del primer caso de coronavirus en una joven de 19 años procedente de Italia; en adelante la cifra de contagiados y contagiadas aumenta.

Una de ellas, la salida masiva de miles de “turistas” bogotanos a diversas partes del país el fin de semana que provocó la indignación de muchos ciudadanos que hoy recriminan en redes sociales la irresponsabilidad de aquellos. A lo sumo, el país continuará sitiado, haciendo el hogar el lugar de los barrotes hasta el próximo 13 de abril según decreto presidencial. 

Muchas son las problemáticas que se derivan del estado de sitio que mantendrá el país, una de ellas y la más notable es la sostenibilidad económica de los colombianos y colombianas que viven del día a día, es decir “del rebusque” bajo un sistema económico desigual e informal.

Así, mientras muchos se abocan a supermercados y plazas a surtirse de víveres para el confinamiento, otros no tienen esta opción debido a la imposibilidad de trabajar “peso a peso” como normalmente lo venia haciendo. Bajo este contexto, es bastante predecible que la gente con hambre saldrá a la calle en algún momento y el saqueo de establecimientos públicos será el preámbulo de una revuelta social.

Siendo reinante hoy un escenario vacuo en las principales ciudades del mundo en China, Italia, Francia, España, etc.. y, en Colombia también ante el cierre indefinido de  establecimientos comerciales, restaurantes, bares, cines, cafés, etc., etc.. Instituciones públicas y privadas de todo tipo; vale la pena preguntarse ¿cuál es la suerte de los vendedores ambulantes, en buses, semáforos, en una frase “que se ganan el pan día a día” imposibilitados para laborar y a lo sumo para ganarse el sustento diario?

Partamos de una realidad: Colombia no es Francia- aunque presuma de la herencia del derecho francés en la Constitución de 1991- y , el Estado no es ni de derecho ni de bienestar tal como lo reza el artículo 1 constitucional; a decir verdad, ¡le queda grande lo uno y lo otro!

Con esto en mente, además del COVID-19 que hoy causa terror a nivel mundial, la pervivencia de la población colombiana, al menos por un periodo perentorio, no se garantiza por medio del aislamiento total, ya que, y dónde el mercado y dónde el pago de renta, servicios y demás.

Por tal, es apenas lógico que, aunque en buena medida los ciudadanos han acatado el decreto propuesto primero por la alcaldesa de Bogotá y ratificado por el presidente Duque – una vez mas demuestra que le faltan pantalones para llevar las riendas del país-, en los primeros dos días (¡faltan 21¡), el saqueo de establecimientos comerciales por parte de extranjeros es apenas un abrebocas de lo que sucederá en tanto el gobierno no brinde soluciones prontas y eficaces al respecto de la economía informal.

En este sentido, el posible contagio del virus no es hoy el mal peor en el país cafetero, ya que una vez, una buena capa del país no logre acceder a productos para saciar necesidades básicas y humanas, el amotinamiento no se dará tan solo en las cárceles del país, - siendo uno de los sistemas penitenciarios mas cuestionados - , sino y sobre todo en las calles, en las plazas y los mercados donde recurre la papa, la yuca, el arroz y todo lo demás bajo una danza presurosa.

Ah, y ni que decir, de los servicios públicos caracterizados por dar un mal servicio – valga la redundancia- , y cobros excesivos a todos sus niveles. De allí que toda estrategia que busque apuntar a este horizonte será bienvenida en el país, y máxime por supuesto una acertada resolución política (¡Amén!), remedo a seguir por parte de diversos países latinoamericanos.  En ultimas,   bien sabemos que el hombre en su necesidad primitiva de saciar “apetitos” es, y, seguirá siendo “un lobo para el hombre”.

 

Notas

1. Hobbes Thomas (2007) El Leviatán, o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil. FCE, México

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Marcela Cabezas

Magíster en Ciencias Políticas y politóloga colombiana. Catedrática y columnista en prensa independiente.