Bastó la señal de contingencia ante la presencia de COVID-19 para que cada sector social lo asumiera del mismo modo que asume su vida, con pánico, prisas, burla, pretexto, justificación, resiliencia, tranquilidad, entre otras, y como habitualmente se hace, tomando ventaja, aparentando y acaparando; ante las diversas recomendaciones que se han emitido a través de los medios de comunicación, se manifiestan diferentes reacciones de las personas: queja por la repercusión económica, desvarío por lo que implica mantener una convivencia familiar, aburrimiento por tener que asumir su vida sin compañía o actividades, incertidumbre por no tener noción de lo que ocurre y vergüenza (a estas alturas) de preguntar, temor por reconocer este factor como algo que hace vulnerable a cualquier persona, festejo por no tener que ir a trabajar o a la escuela, en fin, todas las manifestaciones determinan realmente que es aquello que se debe de abordar en cada aspecto de nuestra vida, que tan a gusto se está con las actividades o con las personas que nos rodeamos.

Por otra parte, es importante tomar en cuenta que actualmente vivimos el aviso de un virus que se está propagando en el mundo, cada día se lleva el conteo de las personas que lo han adquirido, o de las personas que se han descartado, sin embargo, la posibilidad de contraer cualquier enfermedad, de tener un accidente, o de cualquier evento que condicione nuestra vida, esta todos los días con aquello mismo que se elige, el trabajo, algún viaje, estudiar, no ir al médico… El valor de la vida, supera lo estético, y se refleja con la asimilación de poder morir hoy, sin debernos nada, sin pendientes y en plenitud.

Por supuesto que es importante y necesario seguir las reglas sanitarias, pero se hace siempre, no solo cuando se está en riesgo, elegir estar en casa en medida de lo posible, chequeos médicos ante cualquier síntoma, estudios en línea como complemento de vivir en una era digital, prever las compras ante cualquier siniestro que pudiera ocurrir, limpiar y desinfectar de manera constante y así, asumir algunos hábitos que nos pueden complementar la vida que ya se ha elegido.