Ernesto Cardenal y la política latinoamericana

  • Víctor Reynoso
El proceso que llevó a estos dos nicaragüenses de estar juntos en la lucha contra una dictadura

Una vez más la realidad busca sus propias metáforas. El sepelio de Ernesto Cardenal en la Catedral de Managua fue agredido por personas que gritaban vivas al gobierno de Daniel Ortega. Cuarenta años antes Cardenal formó parte del primer gobierno sandinista, como secretario de Cultura. Ortega era el coordinador de la Junta de Gobierno que presidió Nicaragua después de la caída de Somoza.

El proceso que llevó a estos dos nicaragüenses de estar juntos en la lucha contra una dictadura y luego en un Gobierno de Reconstrucción a enfrentarse, hasta ya muerto Cardenal, es un capítulo imprescindible de la historia de la política y de las ideas en América Latina.

Ernesto Cardenal fue mucho más que un ministro de Cultura. Quizá lo que más trascenderá de él será su poesía. Clara y profunda como un manantial de montaña. Fue también un sacerdote que trabajó y vivió con los más pobres de su país, con proyectos sociales y artísticos.

Algunos lo consideran místico. Yo prefiero verlo como una persona con profundidad espiritual. La experiencia mística es extraordinaria e incomunicable. La espiritual se puede comunicar, y suele ser cotidiana. Vivió un tiempo en el monasterio de Getsemaní, el mismo al que le dio celebridad mundial Thomas Merton.

Regresemos a la política latinoamericana y al proceso protagonizado por Ortega y Cardenal. Su antecedente más claro se dio en 1983 con la visita del Papa Juan Pablo II a Nicaragua. El entonces ministro de cultura y sacerdote católico acudió a recibir al pontífice. Se arrodilló frente a él. Recibió a cambio una admonición. La fotografía del Papa mostrando con severidad su dedo índice a Cardenal es probablemente una de las fotografías más reproducidas del gobierno sandinista.

El enfrentamiento era inevitable. El Papa había vivido en la Polonia dominada por la Unión Soviética. Un régimen totalitario, con una ideología oficial, que toleraba al catolicismo porque no tenía de otra, pero que por sus principios lo habría extinguido. Para el marxismo la religión es el opio del pueblo.

Cardenal era parte de un movimiento católico que quería instaurar el socialismo en su país. Veía en el marxismo una forma de aplicar la opción de los pobres, y por tanto congruente con los valores evangélicos.

Pasaron las décadas. Hoy el gobierno de Daniel Ortega se parece mucho a lo que Juan Pablo II temía: una dictadura intolerante con quienes disienten con ella y que gobierna a uno de los países más pobres del continente. Y muy poco, o más bien nada, a lo que buscaban Cardenal y otros católicos seguidores de la Teología de la Liberación.

Quien se niegue a ver esta realidad, quien no haga su ajuste de cuentas con ella, quien no le dé una explicación sensata y de fondo, no ha dejado el siglo XX. Sigue en 1978, cuando Somoza gobernaba Nicaragua y López Portillo México.

Anexos: 1. Lectura para reflexionar sobre la situación de la mujer (de algunas mujeres): el poema “Oración por Marilyn Monroe”, de Cardenal. 2. La Catedral de Managua, escenario de la ominosa agresión del gobierno orteguista, fue diseñada por Ricardo Legorreta, quien tomó como modelo para la misma la Capilla Real de Cholula.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.