CONALEP: Grandeza y NO…memes

  • Alberto Pacheco Márquez
Adónde los peores prejuicios de la marginación, recaen casi por antonomasia en los estudiantes...

Hablar del CONALEP ha sido por mucho tiempo sinónimo de capacidad, cultura del trabajo, de fuertes valores representados a través de sus estudiantes que, al egresar, salen a competir a un muy alto nivel, ya sea directamente a la industria o a terminar su formación universitaria con amplias ventajas competitivas.

Sin embargo, en algún punto de nuestra revolución digital, esa imagen ha pasado del respeto a la mofa y, la institución comenzó a ser vinculada casi de manera general, a una serie circunstancias que distan mucho de la realidad.

Adónde los peores prejuicios de la marginación, recaen casi por antonomasia en los estudiantes del CONALEP; embarazos no deseados, madres adolescentes abandonadas, alcoholismo, vandalismo, crimen etc. y eclipsan de sobremanera, la verdadera cara de una institución insignia del sistema educativo mexicano.

Incluso, los estudiantes del Conalep, son la constante en los chistes de uno de los más famosos estanduperos mexicanos – Franco Escamilla – que, en cada ocasión no duda en seguir abonando al estigma.

Y es que todas esas expresiones de la disfunción social, no son un hecho exclusivo de una institución como el CONALEP y sí, de un modelo social que margina a millones de jóvenes, a millones de mexicanas y mexicanos que, naciendo en situaciones estructurales de marginación, están prácticamente sentenciados a morir en las mismas circunstancias y peor aún, a heredarlas.

No obstante, hay historias que de manera natural se entrelazan, quizá porque hay destinos de coincidencia o coincidencias del destino y, mi caminó se vio gratamente empatado con el CONALEP a través de la Maestra Dora Alicia, que de la manera más afable, tuvo a bien, invitar a quien esto escribe, para compartir con los estudiantes y docentes una historia, mi historia a través de lo que he aprendido en estos años fuera de México, de los éxitos, pero sobre todo, a hablarles, desde la autoridad que me ha dado el fracaso.

Al estar parado frente a todos esos jóvenes, me sentí como un espejo frente a muchos otros espejos, en donde se reflejaban tantos recuerdos, ilusiones, curiosidad, porque los vi a través de los ojos de alguien, que hace no mucho estaba de ese mismo lado, enfrentando una de las batallas más grandes que un ser humano debe afrontar, la batalla con uno mismo y que define una gran parte, del resto de nuestras vidas.

La charla se desarrollaba respecto a temas que poco se tocan en nuestros contextos de interacción, el uso de redes sociales como entornos de aprendizaje, la construcción de nuestra imagen como una marca que nos de valor agregado, el liderazgo como servicio y no como estatus etc.

Sin embargo, no es el tema en sí, sino la conexión que se debe establecer entre el orador y el auditorio, la más importante para poder realmente impactar y, que solo se logra cuando no nos quedamos exclusivamente con las manifestaciones de las personas, sino cuando se ve mas allá, incluso, de lo que las personas ven en sí mismas y, convencido, entonces convencerlos, de que en todo ser humano sin excepción alguna, se encierra en su interior, un potencial que es preciso desplegar.

Muchos jóvenes se conciben como resignados a lo que hay y dan por sentado que la situación estructural que atraviesan, los ha definido por completo, reflejándose lo anterior, no en la falta de aspiraciones, sino de motivaciones que los llamen a la acción.

Tienen ideas, proyectos, iniciativas increíbles, que se quedan en el ático de los sueños, porque no encuentran en el mundo real, un medio de oportunidad y muchas veces, ni siquiera un medio de verdadera escucha.

No obstante, si algo descubrí en esta maravillosa institución, es que aún hay muchos, pero muchos verdaderos MAESTROS que, sin importar las situaciones, a veces poco favorables, luchan día a día por convencer a los estudiantes de que no están hechos del todo, sino que nos vamos haciendo en el camino.

De que los estudiantes no son cubos vacíos a llenar, sino fuegos a encender a través del conocimiento y de como este, debe entusiasmar a sus corazones, porque todo aquello que el corazón quiere de verdad, la mente siempre le mostrara el camino para hacerlo realidad.

Por eso mismo, me convenzo mucho más del gran error en que viven nuestras autoridades, porque no han sido capaces de entender, que no son las aulas ni la tecnología, sino el factor afectivo, lo que le da todo el valor a un sistema educativo exitoso.

Adonde el maestro se sienta apreciado y valorado, porque solo así se descubrirá la magia de la relación con el estudiante y comprenderemos, que son los niños y jóvenes quienes están en el momento cumbre de la vida para aprender y descubrir, y que no es únicamente lo que logremos, sino el legado que dejamos.

Solo si el maestro se siente querido, enseñará a sus estudiantes a usar un lenguaje que nos ayude y no que nos anule, a interpretar las cosas de una forma que nos permita salir adelante y no quedarnos atascados.

Y es tarea de todos mostrar que, aunque la educación no se valore en el ámbito político, esta es increíblemente valiosa, pues ¿cuántas cosas no tendríamos que padecer si las hubiéramos aprendido a edades más tempranas?, ¿cuántos conflictos dejarían de surgir, si los hubiéramos aprendido a resolver en un entorno más escolar, cuando éramos unos niños? Y sobre todo… ¿de cuántos dones estaríamos disfrutando en sociedad, si los hubiéramos descubierto en el momento adecuado?

Entendamos todos juntos que, si cambiamos un sistema educativo, es como una piedrita que aventamos a un estanque y las ondas se extienden por todas partes, impactando con gran poder en nuestra seguridad, en la equidad, en la paz social, el bienestar económico…

Y, sobre todo, esas ondas, nos enseñarán a vivir de acuerdo a unos principios, que en el fondo solo buscan devolver al ser humano su verdadera dignidad, su incalculable grandeza…

Muchas gracias Maestro Justo, Maestra Dora, por haberme abierto un gran espacio de posibilidades, un medio de franca y fraterna escucha y tener el enorme privilegio de haberme encontrado no a un “Kevin Yandel o a la Britany”, sino a muchas y muchos jóvenes que son la expresión viva de la creatividad, la innovación, del emprendimiento…

El Conalep es Grandeza y NO…Memes.

Nos vemos cuando nos leamos.

Alberto Pacheco

Albertopm2711@gmail.com

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Alberto Pacheco Márquez

Especialista en Desarrollo Regional y Gestión de Inversión Extranjera y Conferencista. Se desempeñó en el sector público y privado en México como en el extranjero. Dedicado a la vinculación entre México y Polonia