Las opiniones y los hechos

  • Juan Martín López Calva
“Educar es enseñar a pensar y a tomar decisiones”.

“Sería difícil sobre-enfatizar la importancia del juicio. Es crucial en la transición del pensamiento a la reflexión, de la ficción al hecho, de las ideas brillantes a las ideas

verificadas, del mundo de la fantasía al mundo real. Es además crucial para la transición desde la subjetividad hasta la objetividad. No es solamente importante para

una filosofía, sino para nuestra vida y nuestra cultura”.

Brian Cronin. Value Ethics. A Lonergan perspective, p. 194.

(Traducción libre del original en inglés).

 

En alguno de mis artículos previos escribí que a pesar de que el pensamiento de todo académico va evolucionando con el tiempo y muchas ideas, conceptos y afirmaciones se van abandonando para dar lugar a otras que uno considera más correctas, mejor detalladas o más acordes con las tendencias teóricas y de investigación empírica del momento, hay unas cuantas ideas o juicios que pasan la prueba de los años y se mantienen firmes, pasando al terreno de las convicciones que rigen de manera implícita o explícita el trabajo que se realiza.

En ese texto afirmé que una de esas ideas proviene de mi primer libro, publicado en 1998, es decir, hace más de dos décadas. Se trata de un trabajo titulado Pensamiento crítico y creatividad en el aula que es una especie de manual para trabajar cursos sobre este tema, que aún se sigue reeditando. Si el lector quiere más información puede consultarla en mi página web esta liga:  http://www.educacionpersonalizante.com/libros/pensamiento-critico-y-creatividad-en-el-aula/

La idea concreta es la que da nombre al primer capítulo de este libro y dice textualmente que “Educar es enseñar a pensar y a tomar decisiones”. Con algunos matices que tal vez hablarían hoy de propiciar o facilitar experiencias para desarrollar el pensamiento y la capacidad de decidir en lugar de usar el término enseñar que probablemente remite a una visión de educación centrada en el profesor y no en la relación pedagógica, sigo pensando hoy que esta afirmación es correcta y que deberíamos trabajar sistemáticamente y con todo nuestro talento y compromiso para formar a las nuevas generaciones de mexicanos como buenos pensadores y como tomadores de decisiones que busquen el bien humano en todas sus dimensiones.

Desafortunadamente a pesar de los discursos y las declaraciones de muchos documentos oficiales en nuestro sistema educativo y de lo que expresan la mayoría de los profesores y directores escolares, en la práctica cotidiana de las aulas sigue predominando la transmisión de conceptos y la memorización en lugar de la vivencia de experiencias de aprendizaje significativo que desarrollen las habilidades de pensamiento crítico y creativo, las habilidades socioemocionales y la capacidad de deliberación ética que oriente la toma de decisiones libres y responsables.

Una evidencia de esta enorme y preocupante carencia en nuestros procesos de aprendizaje se encuentra en el reciente informe de PISA 2018 que da cuenta de los resultados de las pruebas aplicadas a los alumnos de educación básica en nuestro país.

Este informe muestra por ejemplo que existe una gran deficiencia en la comprensión de lectura entre los estudiantes de nuestro país, pues 45 de cada 100 estudiantes no tienen las capacidades mínimas indispensables para comprender lo que leen, según lo señala David Calderón en su artículo PISA y México, publicado en el diario Reforma el sábado pasado, que puede leerse aquí: https://www.reforma.com/pisa-y-mexico-2020-02-22/op174757?pc=102

El dato es muy preocupante y tiene relación –porque comprender lo que se lee es una base necesaria para pensar críticamente- con otro resultado que es aún más devastador. Porque el reporte muestra también que solamente un 0.7% de los mexicanos distinguen un hecho de una opinión, una capacidad fundamental en este cambio de época global en el que vivimos en una sociedad que nos inunda diariamente con información y opiniones a través de los medios, de internet y de las redes sociales.

En el mundo de las llamadas Fake news y de la postverdad, un mundo lleno de noticias falsas pero atractivas y estruendosas que se vuelven virales, un universo de conceptos, teorías y afirmaciones falsas que se asumen como verdaderas a fuerza de ser reproducidas, resulta urgente que la educación desarrolle las habilidades de pensamiento crítico indispensables para distinguir como decía Bauman, “el trigo de la paja”.

Vivimos en un mundo que sacraliza las opiniones bajo la idea falsamente democrática de que “toda opinión es respetable” aunque pueda ser una mentira, una falacia evidente o una calumnia descarada.

En este contexto es más cierta que nunca la afirmación de Cronin, acerca de que es muy difícil sobre-enfatizar la importancia del juicio, que es crucial para pasar del pensamiento al a reflexión, de la ficción al hecho –o de la opinión al hecho-, de las ideas brillantes a las ideas verificadas, del mundo de la fantasía al mundo real.

La relevancia del juicio crítico no es solamente importante para la Filosofía, como dice el autor del epígrafe de hoy, sino para nuestra vida y nuestra cultura. Porque como podemos constatar en nuestros días de líderes populistas que gobiernan muchos países del mundo con discursos de fantasía, con ficciones e ideas brillantes pero no verificables, desarrollar el juicio es una necesidad imperiosa para hacer frente a ideas brillantes que se creen sin el menor cuestionamiento y conducen con el tiempo a desilusiones y fracasos o a fanatismos de todos los signos ideológicos.

Vivimos en un país en el que menos del uno por ciento de los estudiantes de secundaria pueden distinguir entre una opinión y un hecho. Estos son nuestros futuros ciudadanos, que en tres años podrán tener derecho a votar y a ser votados. Seguramente el resultado sería similar si aplicamos esta misma prueba a los adultos que son los ciudadanos que están llevando sobre sus hombros la responsabilidad de esta sociedad rota por la injusticia, la corrupción, la impunidad y la violencia –incluyendo la creciente ola de violencia contra las mujeres que azota hoy todo nuestro territorio nacional-.

Esta realidad no cambiará si seguimos sin poder distinguir las opiniones de los hechos y para poder hacerlo requerimos de una educación que se ocupe en serio de enseñar a pensar críticamente.     

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Juan Martín López Calva

Doctor en Educación UAT. Tuvo estancias postdoctorales en Lonergan Institute de Boston College. Miembro de SNI, Consejo de Investigación Educativa, Red de Investigadores en Educación y Valores, y ALFE. Profesor-investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).