Impulsemos un verdadero cambio de régimen (Segunda Parte)

  • Fernando Manzanilla Prieto
Estoy convencido de que, para lograr un verdadero cambio de régimen...

En la entrega anterior recordábamos las palabras del Presidente López Obrador en su discurso de toma de posesión, cuando de manera enfática afirmaba que, con su mandato, “no solo inicia un nuevo gobierno, [sino que] comienza un cambio de régimen”.

Efectivamente, al igual que en los tres grandes periodos de transformación que ha vivido el país, —la Independencia, la Reforma y la Revolución— hoy tenemos nuevamente la oportunidad de impulsar una profunda transformación del marco institucional que regula el poder económico y político en México.

Y lo más importante: a diferencia de otras épocas, hoy estamos en posibilidades de hacerlo de manera pacífica y consensuada.

Estoy convencido de que, para lograr un verdadero cambio de régimen, la primera condición es hacer las cosas de manera diferente, sin caer en abusos ni excesos que rayen en comportamientos y prácticas asociadas al régimen que se pretende dejar atrás.

Considero que, en principio, es necesario consolidar las instituciones democráticas que han probado ser funcionales. Pero también, tenemos que imaginar, entre todos, nuevos arreglos y diseños, más inclusivos e innovadores, que promuevan la participación ciudadana y que le den sentido y funcionalidad a los valores y principios que, como mexicanos, nos identifican y nos unen.

Por otra parte, para transformar el régimen económico, es imprescindible sumar el esfuerzo de todos para que, de una vez por todas, podamos ir cerrando las brechas de desigualdad y pobreza que nos laceran.

Un verdadero cambio de régimen económico no solo implica aminorar las diferencias económicas entre estratos sociales de ingreso, sino que exige garantizar el mejoramiento permanente del bienestar de la población. Es decir, darle sostenibilidad al crecimiento y desarrollo del país.

Para ello, es imprescindible fortalecer las capacidades del Estado como impulsor y facilitador del espíritu emprendedor y la generación de riqueza y empleo.

Fortalecer su capacidad para distribuir adecuada y eficientemente la riqueza a partir de la indispensable figura de la libre empresa, garantizando la sana competencia y un piso parejo para que todos los actores económicos participen con equidad y calidad en la economía.

Como dicen los clásicos, tanto mercado cuanto sea posible y tanto Estado como sea necesario.

Un reto como éste requiere de la suma del conjunto de fuerzas sociales, económicas y políticas. Solo si en cada una de estas colosales tareas contamos con el concurso de todos, estaremos realmente en posibilidades de aprovechar el enorme potencial de la cuarta transformación para lograr un cambio de régimen.

Esa es la única manera de construir una nueva institucionalidad democrática que realmente logre reformar al poder, redistribuir ingresos y socializar la riqueza, en beneficio de todos.

Privilegiando el acuerdo y el debate civilizado de ideas, promoviendo nuevas formas de participación ciudadana, construyendo día a día, una nueva cultura democrática sustentada en los valores de la libertad, igualdad y solidaridad.

Solo así podremos darle permanencia a los esfuerzos para ampliar el acceso a bienes y servicios que impacten positivamente en el bienestar material y espiritual de las y los mexicanos.

Y solo entonces, estaremos en condiciones de reparar el tejido social y lograr un desarrollo social y económico para todos, en todas partes, gozando plenamente de nuestros derechos y libertades.

Quienes estamos comprometidos con un verdadero cambio de régimen tenemos la responsabilidad de poner el ejemplo de lo que significa ejercer el poder de manera diferente, buscando el acuerdo y construyendo consensos, a la hora del diseño de un nuevo marco institucional y de valores que nos fortalezcan como democracia.

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Fernando Manzanilla Prieto

Soy Fernando Manzanilla Prieto, desde hace 20 años la vida me ha dado el privilegio de servir a las familias poblanas. Mi mayor anhelo es que a mí Estado le vaya bien.