Vicios del transporte, vicios del PRI

  • Xavier Gutiérrez
¿Quién nos asegura que no estamos ante la misma función con diferentes actores?

 

Ahora es el transporte urbano en Puebla. Casi por donde uno pinche toca un tumor purulento en nuestro viciado tejido social. Sucede en el país, igual que en Puebla.

El gobernador Barbosa parece que ha decidido ir a fondo en este asunto. Eso es bueno. Ojalá así sea y se ofrezca un programa de renovación realmente integral.

Este servicio siempre se ha manejado desde el poder público -como otros asuntos- mediante parches. A veces con buenas iniciativas, pero con malas “acabativas”.

En realidad el transporte público en Puebla ha sido malo. De mediocre hacia abajo. Y no se puede decir que haya un solo villano, los transportistas. No. Otra vez, como en casi todo, ha habido una madeja de complicidades, complacencias y raterías.

Los gobiernos, estatal y municipales, han renunciado voluntariamente a sus funciónes de autoridad. Y, mediante jugosos negocios, complicidades o arreglos políticos, han sido parte del problema. Los transportistas, si no todos, la mayor parte siempre han sacado buena tajada del negocio.

Esta película ya la hemos visto muchas veces. ¿Quién nos asegura que no estamos ante la misma función con diferentes actores?

Los permisionarios se quejan de que el transporte ya no es negocio. Pero nadie deja las concesiones. Los funcionarios, especialmente de dos áreas, secretaría de comunicaciones y tránsito, cada trienio o sexenio salen forrados con concesiones y botín.

Los propios transportistas tienen  su lista de ladrones que emergieron del poder y se convirtieron en colegas suyos, con las ventajas derivadas de los cargos.

Ocho de cada diez choferes de autobuses y combis son un verdadero peligro social por las calles. Millares de veces cada día en todos los cruceros, vemos cómo se pasan los altos y agreden a los tranquilos manejadores. En esto, transportistas y autoridades tienen una grave responsabilidad.

Los dueños de las concesiones contratan trogloditas para sus vehículos. Las autoridades no vigilan ni aplican sanciones. A nadie se le ha ocurrido, por ejemplo, una especie de inspectores civiles, o vigilantes urbanos ocultos, o supervisores protegidos que, de la mano de transportistas y autoridades frenaran este monstruoso peligro diario.

El caso es que ninguna de las dos partes asume su responsabilidad.

Cada vez que hay un a revisión de tarifa, casi desde los tiempos de Adán, los concesionarios se comprometen a renovar y mejorar el transporte. Jamás lo hacen.

Ni ellos cumplen ni la autoridad exige.

El maridaje se repite eternamente. En medio, como siempre, están los usuarios.

Personalmente usé el transporte urbano durante unos 10 años. Prácticamente viajé por  todas las rutas urbanas. En ese lapso, sólo por excepción conocí algún autobús limpio, en buenas condiciones, seguro y cómodo. Podemos afirmar que esto es una rara avis hoy en día.

Ahora el gobierno decide apretar tuercas. Exige que los autobuses cuenten con cámaras de video, botones de pánico y rastreadores GPS. Algunos transportistas se inconforman y recurren al amparo. Otros están dispuestos a sentarse a negociar.

Un grupo formado por José Rosendo Sánchez, Manuel Ramos ,Efrén Abascal y Samuel Méndez Díaz, se acercaron a este espacio y dicen representar a una cuarta parte de los transportistas de Puebla.

Ellos arguyen que el aumento último que les autorizaron se erosionó con el descuento a estudiantes y personas de la tercera edad; que gasolina y refacciones han mermado sus ingresos y que hay una competencia desleal con el sistema de RUTA, que surgió mediante cuantiosos subsidios de Moreno Valle a quienes están detrás de ese negocio. Mencionan concretamente a la empresa ADO.

Se dicen dispuestos a negociar y piden flexibilidad del gobierno.

En la conversación con ellos  no escuché, sin embargo, alguna propuesta integral, de fondo, imaginativa y novedosa para afrontar desde la raíz  el problema del transporte. Tampoco una actitud de compromiso a entrarle al monstruo desde las  entrañas.

Ninguno citó alguna idea para acabar con los energúmenos que manejan autobuses y combis que todos sufrimos a diario. Los empleados suyos.

Sería muy positivo que esta oportunidad que se presenta ahora ofreciera algo realmente serio para creer.

A la sociedad le han dicho tantas veces lo mismo que está incrédula y apática.

Pero en verdad resultaría extraordinario que esta vez, con la dignidad de la sociedad por delante, surgiera un NUEVO  sistema de transporte y un plan integral de respeto al orden urbano, acorde  con  lo que merece el ciudadano de Puebla.

PECCATA MINUTA.- En el comité estatal del PRI hay vientos de renovación…para regresar a lo mismo. Corrijamos: a peor de lo mismo. Manos  sucias del pasado reciente se mueven para mover a sus recomendados. Entre estos figuran desconocidos, oportunistas y cazadores de fortuna.

Quienes están detrás son los mismos de siempre. Una especie de cofradía de “padrinos”que se coligan con el comité nacional, integrado este por elementos de similar plumaje.

Ni en la oscuridad ni entre quienes dan la cara se aprecian elementos con brillo e ideas propias. Hay peones y patrones que los mueven para apoderarse de un cascarón y las prerrogativas económicas. Y, ¿por qué no? hacer el juego para seguir medrando mediante  alianzas con los poderosos en turno.

Eso se vio en contiendas recientes, con la presidencia municipal y la gubernatura negociadas por debajo de la mesa. El priismo de la triquiñuela, la negociación y la simulación floreció en todo su esplendor primero con Marín (y sus acuerdos con Calderón) y luego durante el sexenio de ocho años del morenovallismo con Charbel en la solapa.

Sin el menor recato, ya se empezó a hablar de alianzas con el PAN y otros partidos.

¿Cuál ideología? Pura búsqueda de carroña.

A estas alturas, qué más se podía esperar de un partido que…¡postuló para la presidencia a un no priista entre aplausos y ovaciones de toda la grey tricolor!

xgt49@yahoo.com.mx

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.