La Cultura de la Muerte

  • Martín Michel Rojas
Cuando los medios de comunicación, el sistema de gobierno y las estructuras sociales están empeñadas

Corrupción, secuestros, asesinatos, suicidios, violaciones, extorsiones, guerras, y enfermedades, son las principales palabras que la sociedad usa para describir el caótico mundo en el que vivimos.

Cuando los medios de comunicación, el sistema de gobierno y las estructuras sociales están empeñadas en propagar mensajes de caos  y violencia de manera constante, lo único que genera en las personas es una consciencia engañada que mira la muerte como algo cotidiano y normal, misma idea que provoca que la vida pierda sentido y valor, propiciando  así una cultura de muerte.

Una conciencia que se encuentra engañada, confundida y tergiversada, no puede entender la dicotomía de lo que está bien y lo que no, por lo tanto, todo se vuelve relativo y pragmático, según los intereses personales, los cuales se convertirán en la brújula para poder actuar. Recuerdo la historia de un profesor, quien me explicaba como nuestra conciencia se encuentra adormecida:

     Un hombre tenía un perro en casa, el cual, todas las noches ladraba ante el mínimo ruido desconocido; ladridos que incomodaban a los vecinos, por lo que de manera exigente, le solicitaron al hombre que hiciera callar a su perro pues no los dejaba dormir en paz. El hombre, ante la insistencia, accedió y se empeñó por meses en amaestrar a su mascota para que esta ya no ladrara y fuera un perro manso.

        Al poco tiempo, el perro dejó de ladrar y los vecinos le agradecieron al hombre por haber accedido a su petición, pues ahora todos podían dormir tranquilos. Pasaron unos días, y pasó lo inesperado. Una noche, varios ladrones entraron a robar en las casas, acto del que a pesar de los ruidos, nadie se dio cuenta hasta que amaneció. Todos los vecinos le reclamaron al hombre por el hecho de que su perro no avisara con su ladrido, pues era en  vano tenerlo si este no iba a hacer nada, a lo que el hombre solo se limitó a responderles con una sonrisa.

El ladrido del perro, representa la conciencia del hombre que por naturaleza, tendría que discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo que verdaderamente le conviene como sociedad y lo que no. El hombre, representa al ciudadano que al principio está en lo correcto y es consciente del verdadero significado de las cosas, tales como la vida. Los vecinos, son los medios de comunicación, el sistema, parte de la sociedad, que ante las tendencias, obligan a los buenos ciudadanos a dejar de pensar y aceptar la cotidianidad del caos y la muerte (lo incorrecto), acostumbrando su conciencia a ya no ladrar ante lo que “debe ser” y “lo que no”.

Cuando nos acostumbramos a ver un mundo en caos y decidimos no hacer nada, solo estamos alimentando el sistema y círculo vicioso del que se soporta esta cultura, aceptando ser simples perros a los que se les puede amaestrar y hacer que dejen de ladrar, pues hemos perdido criterio, voz y la actitud de buscar un verdadero bienestar en nuestras vidas, heredando a las futuras generaciones más mierda de la mismo.

Termino con esta último alegoría; una rana que se le sumerge en una olla con agua hirviendo, de manera instintiva saltará para poder salir de esa condición de muerte segura, sin embargo, si a la rana la sumerjo en la misma olla pero esta vez con agua tibia, la rana se zambullirá y estará nadando alegremente, pero al poco rato, alguien de manera gradual le subirá a la lumbre de la olla, al punto de que el agua llegue a ebullición, y la rana sin darse cuenta se encontrare muerta.

¿Eres consiente de la cultura de muerte en la que vives o estás nadando como rana en toda la mierda?

Hasta entonces…

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Martín Michel Rojas

Joven apasionado por la vida y el bien común, profesionista de la Comunicación y Maestro en Humanidades Anáhuac Puebla. Escritor, conferencista -dramaturgo motivacional. Fundador “Speaker Show, Formando con Locura”, empresa de eduentretenimiento