Manzanilla… El Ilustrado

  • Alberto Pacheco Márquez
¿Cómo construir hacia afuera, lo que desde dentro está cuarteado?

Mucha controversia ha generado la salida de Fernando Manzanilla de la Secretaría de Gobernación, en medio de un sinfín de rumores, ataques, especulaciones y por supuesto también, muestras de afecto de un muy amplio sector social, político y empresarial.

Sin embargo, no ahondaré en algo que desconozco, porque la realidad, solamente la conocen él y el Gobernador Barbosa.

A más de un año de haber comenzado la cuarta transformación a nivel federal, los resultados no han sido los esperados y los problemas que nos azotaban antes, siguen azotándonos ahora con mucho mayor fuerza y las acciones de gobierno, parecieran ir en contrasentido de toda lógica.

El Gobierno federal padece un letargo que ha infectado al Estatal, pues la falta de capacidad administrativa y de gestión, ha sido evidente en la mayor parte de las dependencias, con los titulares de las mismas, mucho más enfocados en luchas intestinas de poder, que en liderar la llamada cuarta transformación.

Como resultado de lo anterior, múltiples renuncias y mensajes sicilianos son la constante entre los mismos miembros del gabinete y el Gobernador, algo, que no abona en nada a generar confianza entre los ciudadanos, pues ¿cómo construir hacia afuera, lo que desde dentro está cuarteado?

Y es que la transformación política, social y económica que nos venden en sendos discursos demagógicos, solo es posible a través de liderazgos disruptores capaces de inspirar y construir, y no únicamente, por el estatus que da el poder y la soberbia de una autopercepción prácticamente teológica de sí mismos.

Si algo está demostrando la 4T, es que la incompetencia es mucho más dañina cuanto mayor es el poder del incompetente, pues éste, es incapaz de cuestionar sus creencias, basadas en juicios de la fe y no en los de la razón.

Toma la crítica como ataque y no como complemento del aprendizaje, disentir se asimila en traición y solo haya regocijo, en el aplauso del hipócrita.

Y he aquí, adónde Fernando Manzanilla cobra relevancia…

Un buen servidor público, no es solo aquel que aspira a serlo, sino el que sabe cómo hacerlo, pese a las constantes muestras de desprecio que muchos que ostentan el poder bajo la 4T hacen a la técnica y a la maestría.

Un buen servidor público, se encuentra en el punto medio entre el erudismo y la bondad, puesto que, si solo se posee inteligencia, conocerá el camino a seguir, pero no le importará a cuanta gente pase a atropellar y Rafael Moreno Valle era el ejemplo perfecto de lo anterior.

Por contraparte, cuando solamente se posee bondad, muy fácilmente se cae en el bache de la incompetencia y la mediocridad, tal y como le sucede a nuestro Presidente de la República, de quien no dudo ni un segundo de sus buenas intenciones, pero que lamentablemente, carecen de todo cimiento técnico y como el mismo Nietzsche decía “el camino al infierno, está asfaltado de buenas intenciones”

Fernando Manzanilla es un hombre que ha encontrado la virtud, haciendo consuetudinarios los valores fundamentales, como el respeto y la empatía hacia los demás, es un hombre firme, pero humano, que ha sabido ganarse el respeto y admiración de los demás sin imponerlo a través de la autoridad que da la jerarquía.

Precisamente, ahí radica la gran diferencia entre Manzanilla y muchos otros actores políticos, pues estos, en su mayoría, son gente sin valor que, al perder un cargo, se pierden a sí mismos, porque ellos no construyen el cargo, sino que el cargo los define a ellos y sin este, no son nada.

Fernando Manzanilla dentro y fuera de la administración pública, es un hombre con una técnica depurada y pulcra que solo el conocimiento puede proveer, con un oficio político sutil y una capacidad de operación cuasi quirúrgica, y que fue lo que quizá, lo ha separado de muchos caminos que él mismo, ayudo a labrar en un principio, incluido, su más reciente paso por la SEGOB.

Un político mediocre y oscurantista, vive de la hipocresía del poder, y ve en quien no se adapta a este estándar, una tierra hostil en el que su único mecanismo de defensa es la agresión, que como se dice coloquialmente en la política, es la grilla, puesto que no reconoce en el ilustrado a un aliado, sino a un obstáculo, no ve a un compañero ante los retos, sino a un enemigo al cual rendir y sacar del camino cuanto antes, no ve la luz más si la sombra que este mismo se genera, pero que endilga al ilustrado.

Hoy vivimos una profunda crisis de liderazgo en los actores políticos, improvisaciones que nos cuestan vidas, sueños, que no son capaces de discernir la diferencia entre llegar a la cima de una montaña paso a paso, aprendiendo en cada caída o llegar a la misma a través de un helicóptero, directos, sin escalas y sin equipajes pesados, creyendo que no hay diferencia alguna en cómo se aprecian las cosas desde lo alto y hacia abajo.

Puesto que estos últimos, se vanaglorian como si el poder fuera inherente de su propia humanidad, lo que los acerca más a idealizarse como parte de una nobleza monárquica, de la cual siempre refutaron en los momentos que plebeyos eran.

Muchos creen que Manzanilla no tiene posibilidades de enfrentarse a la 4T o a los designios de esta, sin embargo, si algo caracteriza a un verdadero líder, es precisamente, crear los espacios de posibilidades.

Seguramente veremos a Fernando Manzanilla más activo que nunca, porque cuando se dice que no son los tiempos, es que estos hace tiempo que llegaron…

Nos vemos cuando nos leamos.

Alberto Pacheco

@AlbertoPacheco_

Albertopm2711@gmail.com

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Alberto Pacheco Márquez

Especialista en Desarrollo Regional y Gestión de Inversión Extranjera y Conferencista. Se desempeñó en el sector público y privado en México como en el extranjero. Dedicado a la vinculación entre México y Polonia