En el desarrollo de un paseo de fin de semana lleno de experiencias y aprendizajes a Tlatlauquitepec, entre la belleza de la naturaleza y las caminatas en este pueblo mágico, surgió la reflexión de este día, que tiene que ver con el recién libro publicado por Frida Diaz Barriga: “Dispositivos pedagógicos basados en la narrativa”, publicado por Aula Nueva.

En él, la narrativa se presenta como una actividad incorporada al pensamiento y accionar de los seres humanos, lo que me hizo recordar los hallazgos de mis investigaciones confirmado con lo que Frida plantea: “por la narrativa creamos nuevos significados y comprensiones…el acto de narrar y de narrarse constituye un novedoso dispositivo pedagógico para comprender, transformar y mejorar la realidad…”

Los migrantes de retorno que aceptaron narrarme sus historias me permitieron acercarme a través de la interpretación, a sus experiencias, a su identidad y a la manera en que fueron construyendo y re construyendo sus saberes en la búsqueda de nuevas comprensiones y nuevos significados.

Se plantea en el libro que: “narrar constituye un acto social que permite desvelar el conocimiento y las concepciones no solo de las personas, sino a través de estas del colectivo humano al que pertenecen “(:14) lo que, sin duda, tiene que ver con lo educativo.

Cesar Coll (2013) asegura, relacionado con la ecología del aprendizaje, que la personalización del aprendizaje remite a la diversidad y la importancia de la construcción de trayectorias personales de aprender en múltiples escenarios, que incluyen tantos los escolares como los que se desarrollan más allá de la escuela. 

Por tanto, los sujetos sociales aprenden y construyen saberes de muy diversas maneras, lo cual nos lleva a mirar el proceso educativo en un espacio complejo que no se limita a momentos ni a lugares específicos, sino como un proceso que da sentido a los sujetos y que adquiere relevancia en tanto les permite enfrentar el entorno en el que viven.

La experiencia y los saberes son aspectos característicos de la vida, puesto que no es posible diseccionar un ser humano para extraer su experiencia y su saber, pero tampoco quiere decir que no podamos acercarnos a las experiencias y a los saberes del otro a través de la    narrativa, a manera de invitación y casi como una provocación para volver la mirada a un elemento tan esencial con el que contamos todos los seres humanos: el lenguaje de la vida.

Darles “voz” a los migrantes de retorno, me permitió identificar, reconocer y visibilizar sus saberes, así como su manera particular de ser indígena, migrante y campesino, con lo que pretendo   contribuir a cambiar la tensión existente entre la exigencia universalista y prescriptiva de la política educativa y las condiciones particulares y contingentes de su concreción en contextos como los de los migrantes. 

Me pregunto entonces, si no es indispensable dar “voz” a través de relatos de vida a los niños, jóvenes, maestros, a todas las personas en escenarios educativos tanto formales como informales utilizando la narrativa, tomando en cuenta además lo que afirma Frida: “su gran potencial en cuanto al desarrollo de los procesos de pensamiento, argumentación y juicio crítico” (:104).

Les invito a leer este libro en estos días de descanso y reflexionar en su interés y utilidad práctica para todos quienes enfrentamos el reto de educar.  

Referencias

Coll, C. (2013) “El currículo escolar en la nueva ecología del aprendizaje”. Aula 219.

Diaz, Barriga F. (2019) “Dispositivos pedagógicos basados en narrativas”. México. Aula Nueva