Las elecciones que vienen

  • Xavier Gutiérrez
Las campañas son poesía, el gobierno es prosa.

El tiempo pasa más  aprisa de lo que imaginamos y el año próximo habrá elecciones de alcaldes, diputados locales y federales.

Aunque parece lejano el plazo, los partidos están ya, ahora mismo, en preparación de su siguiente contienda. El proceso será sumamente interesante porque prácticamente será una especie de evaluación de Morena.

Vimos en la elección pasada en todo el país una sombra dominante, la del Presidente y Morena, que benefició a muchos. En la práctica, todos quienes buscaron cobijo de esa agrupación ganaron sin mayor dificultad.

Y así, vimos aparecer por la geografía nacional ilustres desconocidos encumbrados en cargos. Puebla es un ejemplo claro de ello.

Bajo el sello de ese partido hay en Puebla gobernador, congreso con mayoría de tal tono, diputados federales y ayuntamientos, la capital del estado de modo sobresaliente.

De alguna forma, el quehacer  de todos ellos será sometido a revisión.

Podrá pesar o no la forma de gobernar del presidente y sus resultados, pero esa figura arrasadora del pasado reciente no será definitoria del nuevo orden que surgirá de la elección que viene.

Por varias razones. Quienes llegaron bajo su amparo representaban una mezcla de esperanzas e ilusión. Convertidos en gobierno o representantes,  su trabajo está ahora sujeto a observación y juicio.

Ya se sabe, las campañas son poesía, el gobierno es prosa.

La forma, estilo, carisma y habilidades del presidente, no se asocian en automático a todos los morenistas. Puede haber imitaciones, pero en la realidad de cada día lo que habla por la gente de Morena son los resultados.

La gente cada vez es menos sujeta a manipulación. No necesariamente está más politizada, pero sí más informada. Toda comunidad evalúa a sus representantes a partir de su entorno cercano. Las cosas cotidianas, lo que le afecta de manera cercana a la sociedad, es lo que le permite formarse un juicio.

Lo bueno o malo que sabe, que comprueba, que ve o le consta, o que le llega por distintas fuentes y tiene manera de comprobar, es lo que nutre sus percepciones.

Un vistazo somero, a estas alturas del año, ofrece un panorama poco claro para el partido en el poder o dominante en Puebla. La gran ventaja que tiene es que el resto de las partidos está peor. Desarticulados, con riñas internas, pobres en figuras, con mala o pésima imagen, y sin estrategia para buscar el poder.

Morena, hasta ahora, no podemos decir que tiene en Puebla un cartel avasallador, una imagen satisfactoria o un trabajo con magníficas calificaciones. Hay todo lo contrario a esto.

 Y sus adversarios lo exponen, con más tibieza que elocuencia, porque la oposición no tiene consistencia y es altamente vulnerable por su pasado reciente, entre otras razones.

Pero, al margen de los partidos, la sociedad tiene y tendrá abundantes elementos para emitir opiniones primero y votos después.

Igual que sucedió con Morena, que hizo de la oposición inteligente una campaña exitosa, los partidos opositores ahora tendrán una oportunidad similar.

El partido en el poder, hasta ahora, tiene muy poco atractivo. Y bastantes negativos.

Está contra el tiempo. Tendrá que luchar cada día, si quiere conservar o acrecentar el poder. En este año, con acciones, con resultados visibles y tangibles, su reto es demostrar con hechos que desde el gobierno es radicalmente distinto al PRI, al PAN, al PRD, y especialmente en Puebla, al morenovallismo.

Este año, estos restantes 11 meses del año, imagino a la sociedad de Puebla provista de una enorme lupa que observa, registra y sopesa cada dicho o hecho del gobierno. Muy especialmente del estatal y el de la capital.

La sensibilidad de la gente está cada vez más a flor de piel. Observa y comenta todo. Y, como sucede casi en cualquier sociedad, acusa recibo con más agilidad de lo negativo que de lo positivo.

Archiva en el imaginario colectivo lo cotidiano, pero lo coteja con sus intereses, su patrimonio, su bienestar…y su bolsillo.

Los partidos, todos, pero especialmente el que tiene el poder en Puebla, tendrán que ofrecer realidades para ganar adeptos.

Las promesas, los conflictos, las esperanzas, las intenciones, las acusaciones,  serán parte de la retórica, pero eso no gana votos.

El electorado, después de la pasada elección, tiene, sin duda, otro nivel de juicio, y los partidos tendrán que ponerse en sintonía con la sociedad de hoy, o recibirán grandes lecciones.

PECCATA MINUTA.- Hay 11 aspirantes registrados a la Fiscalía General del Estado. Se puede identificar a personajes con trayectoria relevante y algunos que brotan de la grisura . Los abogados Zacarías Francisco Cabrera y Cuauhtémoc Hidalgo Martínez, por ejemplo, poseen, aparte del nivel académico, experiencias prácticas muy interesantes y adecuadas a lo que reclama el cargo al que aspiran. Entre sus antecedente  figuran conocimiento, pericia y habilidades indispensables precisamente frente a la delincuencia que hoy registra un auge preocupante.

De otro lado, esta la jueza Rosa Celia Pérez González, quien desde su atalaya en Zacatlán levanta ansiosamente la mano, como  para recordarle a la opinión pública que ella figuró en el controvertido caso de Lydia Cacho junto con el abogado Guillermo Pacheco Pulido.

Si de ella se había olvidado la famosa periodista, con esta aspiración se lo recuerda. Y de paso vemos que el apetito de poder no tiene límites.

xgt49@yahoo.com.mx 

 

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.