Manzanilla frente a la Teoría del Shock

  • Rodrigo Rosales Escalona
Formada bajo los presupuestos políticos, económicos y sociales.

¿Qué tienen en común experiencias tan traumáticas como la invasión y posterior ocupación de Irak realizada por las tropas estadounidenses y sus aliados desde principios del 2003, el devastador tsunami que azotó las costas de Sri Lanka el año 2004 o la destrucción de Nueva Orleáns por el Huracán Katrina en 2005?

En su libro La Doctrina del Shock. El Auge del Capitalismo del Desastre, la periodista canadiense Naomi Klein postula que estas “traumáticas” experiencias, así como también otras durante los últimos 30 años, han sido aprovechadas para instaurar lo que ha denominado como el “capitalismo del desastre”, una doctrina formada bajo los presupuestos políticos, económicos y sociales desarrollados por el padre de la Escuela de Chicago, Milton Friedman, y cuyo principal objetivo es desmantelar los restos del Estado de Bienestar y promover a nivel global el modelo de desarrollo neoliberal.

La autora da cuenta pormenorizada de la manera como “la doctrina del shock” ha sido aplicada en distintos momentos históricos y en distintas regiones del mundo, con el objeto de imponer sus postulados de libre mercado. Dentro de dichas experiencias destaca, por ejemplo, el decisivo papel jugado por el gobierno estadounidense y la CIA en la desestabilización del gobierno socialista de Salvador Allende y el activo papel que los “Chicago Boys” jugaron para convertir a Chile en el laboratorio de su modelo político y económico, amparados bajo el terror y la coerción impuestas por la dictadura militar de Augusto Pinochet. Asimismo, la autora da cuenta también de las experiencias de shock desarrolladas bajo los gobiernos de Margareth Thatcher en el Reino Unido y de Ronald Reagan en el mismo EEUU durante la década de los ‘80s, de las transformaciones implementadas en Polonia, Rusia y Sudáfrica durante la década de los ‘90s, o la misma experiencia desarrollada en Irak tras la invasión del año 2003, y que tan ventajosa ha resultado en términos económicos para las empresas de servicios que han logrado adjudicarse las concesiones contempladas bajo el proceso de “reconstrucción” de dicho país. El hambre por el poder, no tiene límites, porque el libro no pierde sentido histórico, en cuanto a que hoy, Donald Trump, en su ánimo de “conquistar votantes para su reelección”, tuvo que inventar que el General Qasem Soleimani, tuvo que ser eliminado en Irak, fue para “evitar que efectuara atentados a intereses norteamericanos”. La realidad lo rebasa, porque hasta sus aliados europeos no aceptaron unirse a su juego bélico. Es decir, manipuló y aplicó mentiras para sus fines.

Pues bien, en el caso de Puebla, en torno a Fernando Manzanilla, se han efectuado diversas guerras de propaganda en su contra, pretendiendo que se genere un shock de opiniones, para sembrar que carece de lealtad y dignidad, por ser parte de la era morenovallista.

Sin embargo, Fernando Manzanilla, desde su formación profesional y política, ha dado cuenta de entereza en cuanto a sus responsabilidades que ejerce. Bajo ese sentido, durante la campaña del hoy gobernador Miguel Barbosa, Manzanilla fue parte del frente de batalla en defensa del candidato, muy a pesar de que el morenovallismo contaba con bastos recursos económicos y de partidos satélites, por lo que la cuestión no es la batalla y sí la guerra la que se tenía que triunfar. La muerte del matrimonio Moreno Valle, dio un giro inesperado. Empero, cabe recordar que fue el pueblo quien determinó el rumbo, harto y cansado de ultrajes y represión de las administraciones federal de Peña Nieto y en Puebla del morenovallismo.

Si bien es cierto que estuvo como Secretario de Gobernación con el Licenciado Guillermo Pacheco Pulido, siendo ratificado con el actual gobernador, responde a que fue valorado por su experiencia administrativa e intelectual, y porque fue académico del ITAM e Ibero, además de experiencia financiera nacional y en el extranjero. Es relevante destacar que, desde el inicio del gobierno de Miguel Barbosa Huerta, Manzanilla estaba consciente de que se tenía que ir reconstruyendo un tejido social en crisis, como también, múltiples problemas económicos, financieros y de seguridad, dada la pesada herencia de dos gobiernos panistas: cuestión complicada por su magnitud nacional y local.

Si lo anterior incomoda a algunos, dando motivo a iniciar una guerra de propaganda en su contra, como si aplicaran lo que escribió Jonathan Swift en su libro, “El Arte de la Mentira Política”, donde da cuenta las múltiples formas de hacer de la mentira una “verdad”. Para ello, tomemos muy en cuenta que política y mentira, suelen ser buenas compañeras, tal como describe Swift, estimando que los políticos de hoy mienten con torpeza, recurriendo a propagandistas mediáticos, como arma de batallas en contra de cualquier persona que les estorba en el camino, sin calcular los efectos inmediatos o futuros del grupo como también daños colaterales.

Mentes aldeanas, que se reducen a la especulación, a la difamación más vil; pretendiendo sembrar supuestas pruebas, que, si recurrimos a un experto en sistemas computacionales, es fácil crear lo que sea, pasarlo como real, tal como se creó el fantasma de un retorno entre Manzanilla y Eukid, marginando o excluyendo hechos contundentes de su ruptura. El fin es lo primordial.

Dichos aldeanos, por más que intenten imitar a un Zabludovsky, a López Dóriga, o pobremente Carlos Loret, se quedan cortos, porque ser lobo, requiere habilidades que carecen. Se limitan a tlacoyos.

La propaganda que difunden carece de objetividad, al incitar o provocar emociones positivas o negativas, para conformar en la voluntad de la población una idea distorsionada, las más de las veces tergiversando o manipulando los hechos a favor de quien paga los tlacoyos. Claro que no está solo don tlacoyo, cuenta con otros dos más, que fingen ser “prensa libre”, libre mercado, para ser parte del coro.

La propaganda del shock, del terror y sucia, sirve para las rivalidades políticas, en cuanto a que la propaganda es una tentativa para ejercer influencia en la opinión de la conducta de la sociedad, de manera que las personas adopten una opinión y una conducta determinada; a su vez, la propaganda es el lenguaje destinado a la masa. Emplea palabras u otros símbolos a los cuales sirven como vehículos como crear cuentas falsas en redes sociales en Twitter y Facebook. La finalidad del propagandista es ejercer influencia en la actitud de las masas en puntos están sometidos a la propaganda, de modificar la conducta de las personas a través de la persuasión. Es decir, sin parecer forzada. Y uno de los principales medios para ejercer influencia es la gente y obtener ese fin es la mentira. La mentira como arma.

En el momento en que una noticia pasa a los medios adquiere, implícitamente, un carácter legal y sufre un proceso de oficialización. El espectador, el ciudadano común, muchas veces no puede distinguir esos dobles estándares, y a fuerza de escuchar o leer la “verdad” impuesta, la hace de su “opinión personal”, lo que a su vez confluye hacia una falsa opinión pública, manipulada de principio a fin. En el lenguaje periodístico, se le denomina proceso de intoxicación. La mejor manera para que la opinión pública no pese en la conducción de una guerra, es que no sepa exactamente lo que está pasando en ella.

Al forzar la mentira como “verdad”, por fortuna, se va difundiendo entre la opinión pública, que dicha guerra del shock contra Fernando Manzanilla, la escriben individuos con largo historial de tlacoyos, mismos que se esconden en varios medios impresos. Piensan que el lector es ignorante y fácil de manipular, ignorando que caen una y otra vez en el mismo error de reproducir el mimo esquema de manipulación y falsedad, tal como lo han hecho en otras ocasiones. Es más, el lector los evidencia por ser el cañón de la mentira.

Al final de cuentas, el mismo gobernador Miguel Barbosa, declaró que entre él y Manzanilla, conservan relación y coincidencia política.

Entre tanto, retorna al Congreso, donde como él, son momentos de emprender acciones y enfatizar labor social de alguien, como Fernando Manzanilla, máxime, que hay temas cruciales económicos y sociales, donde la etapa política debe ser con mucho tacto, sacar la experiencia y conocimiento, para transformarlo en provecho ciudadano y nacional.

Tal como me comentó un académico y analista político de temas nacionales e internacionales del Colegio de México: “Estimo y calculo, que estos aprendices de lobos, a lo mejor, le hicieron un bien a México y Puebla, porque si revisas cómo están los problemas técnicos y de diseño de la nación, más las relaciones de mercado y político con Trump, Manzanilla retorna en el momento estricto y crucial, porque le hará bien a Puebla contar con un aliado de su altura. Espero”.

rodrigo.ivan@yahoo.com.mx                

Analista político y de prospectiva social

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Rodrigo Rosales Escalona

Periodista y analista político en medios locales y nacional, filósofo, docente en nivel superior, activista social, comprometido con la justicia.