El reflejo de la tragedia del día de Nochebuena en una pieza teatral de Arthur Miller

  • Atilio Peralta Merino
El teatro es espejo mismo de la vida social.

 Célebre por su enlace nupcial con la legendaria Norma Jean Baker, Arthur Miller se erigiría en una de las figuras cumbres de la dramaturgia estadounidense, e, incluso, del ámbito escénico mundial durante el siglo XX.

El drama humano que traería aparejado un simple cambio de organización gerencial en el comercio como fue el surgimiento de las denominadas “tiendas departamentales”, fue captado con enorme fuerza dramática en “La Muerte de un Viajante”, al recrear en su trama el suicidio de un agente viajero, que se hundía irremisiblemente en el marasmo de la angustia al ver perdido su modo de vida, dada la innovación implementada por la mercadotecnia en boga.

“Las Brujas de Salem” recrean, de una manera por demás desmistificada, el asentamiento en la Nueva Inglaterra de los “Puritanos” que arribaron en el “Mayflower” a la roca de Plymouth en 1620, al unísono de que alude en una estrujante alegoría a la denominada “cacería de brujas” puesta en marcha por el senador Joe McCarthy tras el fin de la “Guerra de Corea”.

“Todos era mis hijos” es una pieza teatral que acaso concite una menor difusión que las anteriormente mencionadas, de no ser por el hecho de que en años recientes fue puesta en escena en México por el director Francisco Franco y en la que acaso habríamos visto a Fernando Luján en la que acaso haya sido su última actuación en teatro.

Un acaudalado hombre de empresa, contratista del ejército de los Estados Unidos durante la conflagración mundial, recibe la visita de un vecino, amigo de infancia de su hijo con quién marchó al frente a combatir al fascismo.

El visitante, le reclama airadamente haber surtido piezas defectuosas que determinaron el desplome de aeronaves norteamericanas, en una de las cuales, su amigo de infancia e hijo del “anfitrión” que abultaba las utilidades de su empresa surtiendo autopartes de dudosa eficacia, habría perecido, según él bien lo sabía a cabalidad, pese a que los partes de guerra hablasen de una búsqueda ante su desaparición.

El teatro es espejo mismo de la vida social, la interioridad del alma de los hombre e incluso de la marcha de los astros, según puede desentrañarse a partir de la lectura de la “Poética” de  Aristóteles, “El Origen de la Tragedia” de Nietzsche, o “La Muerte de la Tragedia”; de  suerte y manera tal, que “Todos eran mis hijos” pueda resultar muy bien acaso, el espejo de un drama que ha conmocionado la vida de la nación en los últimos tiempos. 

Once días antes de suscitarse un percance fatal, los responsables de mantenimiento del aeronave en cuestión, ante el manifiesto desvío del acuator hidráulico ordenan que sea cambiado, sin que tal disposición sea obedecida por los encargados del resguardo del aparato.

Una de las causas que afectan las válvulas de los acuatores, estriba, precisamente, en la falla de combustión de los motores, que suele darse por falta de combustible, o bien por falta de oxigenación tal y como habría constado en diversas observaciones que ocasionaron la limpieza de espreas del helicóptero de modelo “Augusta” en varias ocasiones durante el transcurso del primer semestre del año previo al percance mortal del día de Nochebuena.

la negligencia en el cambio del acuator observado en la respectiva bitácora, daría pie a responsabilidades por negligencia, cuya imputación dado el caso, habría que desentrañar entre el personal de la empresa encargada de prestar el servicio privado de trasportación aérea de pasajeros: "Servicios Aeronáuticos del Altiplano" S.A. de C.V., o los de la empresa encargada del mantenimiento del aparato "Rotor Fleying Services" S.A. de R. L.; acreditadas ambas ante el hangar correspondiente de resguardo del aeronave.

A principios del presente siglo, una compañía prestadora del servicio privado aéreo de pasajeros, sería objeto de reiterados despachos noticiosos ante el desplome de sus aeronaves,  debidos a diversas situación emparentadas todas ellas con las fallas en el mantenimiento de sus unidades,  curiosamente, "Servicios Aeronáuticos del Altiplano" S.A. de C.V., sería, precisamente su cuasahabiente según manifiesta la curricula de la referida sociedad mercantil.

El personaje protagónico del drama de Arthur Miller, se aferra ante la ilusión envuelta en reproche de su esposa, a que su hijo retorne vivo al hogar, hasta que el drama de múltiples familias se agolpa en su conciencia para terminar expresando en medio de la angustia y el llanto “Todos era mis hijos”.

albertoperalta1963@gmail.com

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Atilio Peralta Merino

De formación jesuita, Abogado por la Escuela Libre de Derecho.

Compañero editorial de Pedro Angel Palou.
Colaborador cercano de José Ángel Conchello y Humberto Hernández Haddad y del constitucionalista Elisur Artega Nava