Un Gobernador Interino para Puebla

  • José Juan Espinosa Torres
Todos fuimos testigos del desarrollo y resultado de aquella sesión.

***A raíz del conflicto postelectoral y los hechos que arrebataron la vida a la Gobernadora Martha Erika Alonso, Puebla se enfrentó a la peor crisis institucional de la historia reciente.

Los primeros días del mes de diciembre, una vez que se conoció que el dictamen del magistrado José Luis Vargas, donde que se pretendía anular la elección, Luis Miguel Barbosa convocó a una reunión con los diputados locales de Juntos Haremos Historia para barajear nombres de poblanos que pudieran ocupar la gubernatura interina. Las opiniones se fragmentaron en dos grupos, por una parte quienes pretendían hacer uso de la mayoría parlamentaria para dar un albazo y por otro quienes postulamos actores imparciales a fin de evitar acusaciones de una “elección de estado” y con ello no restar legitimidad al gobernador que resultara de ella. En pocas palabras, no ser cínicos.

En dicha reunión, Emilio Maurer fue el primero en levantar la mano diciendo “Si hace falta aquí estoy” salió a la luz lo que ya era público, su relación familiar por con la entonces candidata de Acción Nacional.

Gabriel Biestro operaba para sí, tras bambalinas, repartiendo secretarías y dependencias entre los diputados locales, para ellos o su familia.

Se escucharon nombres como José Luis Flores Hernández, secretario de Finanzas durante el mandato de Manuel Bartlett o la antimorenovallista Ana Teresa Aranda; Héctor Alonso señaló abiertamente que si él no puede ser, ponía sobre la mesa a Guillermo Pacheco Pulido. Durante esa mesa, todo eran especulaciones ante la (ingenuamente) inminente anulación de la elección a Gobernador.

La noche anterior a la sesión del Tribunal Electoral recibí la llamada de Luis Miguel Barbosa quien me hace sabedor que “todo está perdido” “fue una trampa hacer público el dictamen, el objetivo fue encarecer los acuerdos económicos”. Todos fuimos testigos del desarrollo y resultado de aquella sesión.

 Los días entre la validación de la elección y la toma de protesta fueron por demás confusos. Abiertamente, Arturo de Rosas se reunió con el operador más fuerte del morenovallismo. Emilio Maurer mencionó que gracias a la intervención de su nieto, ya tenía un acuerdo económico con la Gobernadora Electa. Algunos Presidentes Municipales de la zona metropolitana así como el de Tehuacán acudieron en búsqueda del primer círculo de la Gobernadora Electa.

En una plática informal con Biestro coincidimos en que sería imposible mantener el bloque mayoritario de diputados.

Ante la controversia constitucional que presentamos, por la reforma al vapor que ninguneaba al Congreso frente a la toma de posesión. Y a unos días de la toma de posesión, consulté mi actuar con el Secretario de Educación Federal, Esteban Moctezuma a quien le hice del conocimiento que buscaría a Martha Erika Alonso así como al Presidente del Tribunal para exhortarlos a que la ceremonia debería tener lugar en el Congreso.

El Secretario Moctezuma me comentó que no acudiría ningún representante del Gobierno Federal a los actos de toma de protesta, no por desconocer a la Gobernadora sino por encontrarse sub judice la controversia que ponía en duda la validez del acto protocolario ante el pleno del Poder Judicial.

No hubo respuesta por parte de Héctor Sánchez ni de la Gobernadora, pero si hubo respaldo por parte del Gobierno Federal.

El quince de diciembre tuvo lugar la sesión solemne del Congreso, solo acudieron los diputados locales de JHH y dos de los cuatro del PRI. Los dos senadores, algunos diputados federales, menos presidentes municipales y la mayoría del cabildo de la Ciudad de Puebla.

Pasaron los días, la historia de Puebla dio un giro de ciento ochenta grados la tarde del veinticuatro de diciembre.

Fui notificado que como Presidente de la Mesa Directiva del Congreso debería convocar al pleno para designar Gobernador Interino. Siguiendo las recomendaciones de la Secretaria de Gobernación Federal además del entonces subsecretario Zoé Robledo procurando actuar de forma prudente, ganar tiempo para que el Gobierno Federal pudiera actuar.

Esa tarde, algunos diputados afines a Luis Miguel Barbosa se encontraban reunidos en Tehuacán planteando los escenarios para definir la sucesión.

Como fue publicado por algunos medios, instruí resguardar el edificio de la 5 poniente ante la tentación de un albazo  parlamentario por alguno de los dos grupos.

Durante la reunión convocada por Luis Miguel Barbosa, misma que tuvo verificativo al mismo tiempo de los funerales en la Plaza de la Victoria, se enfrentaron dos visiones. La del oficio político que anteponía la prudencia y las formas, contra la del agandalle que pretendía tomar por asalto el Gobierno del Estado. Sostuve desde ese entonces que la estrategia del mayoriteo quedaba sobreseída pues las circunstancias eran diferentes a la hipótesis de la anulación de la elección.

En una estrategia trazada por Yeidckol Polevnsky a Luis Miguel Barbosa se puso sobre la mesa hacerse del control del gobierno para operar una elección de estado.

Frente a la intentona de mis compañeros propuse, como después fue publicado, que la gubernatura la ocupara un panista antimorenovallista a efecto de guardar las formas y que con ello el gobierno federal pudiera cumplir el acuerdo de respetar el siglado.

Ante la cerrazón de algunos diputados barbosistas acudí junto a los diputados Miguel Trujillo y Nora Escamilla a visitar al rector de la BUAP pues este sería visto como una figura imparcial. No mostró interés en participar pero si coincidía en la necesidad de unificar al estado y dejar atrás la polarización que dejó el proceso postelectoral. 

Ante la predecible línea de la señora Polevnsky, los primeros días de enero tuvo lugar una reunión en el hotel donde casi un año vivió Luis Miguel Barbosa, a la cual acudieron, los diputados locales, federales y los senadores de JHH. No pasaron ni cinco minutos cuando Leonor Vargas, Vianey García y  Bárbara Morán pidieron la palabra para desvivirse en halagos para destapar a Gabriel Biestro. Junto con algunos diputados federales propusimos a Héctor Jiménez y Meneses. De forma espontánea Barbosa se molestó y dijo que respetaría las aspiraciones de quienes levantaran la mano.

No pasaron ni un par de horas cuando Gabriel Biestro empezó a ofrecer a cambio de votos las Secretarías, las direcciones de las dependencias, las rectorías de las universidades tecnológicas. Alguna diputada del PES presumían que un familiar directo sería colocados en un puesto de seguridad y procuración de justicia.

Sigo convencido que no podía permitir que alguien que ni siquiera es poblano, a quien solo lo une a esta tierra la ambición de poder pudiera llegar a la gubernatura.

Días después fui convocado por Luis Miguel Barbosa a un hotel de Paseo de la Reforma donde me doy cuenta, que, por una parte le daba cuerda a Gabriel Biestro y por otra empezaba a manejar el nombre de Guillermo Pacheco Pulido, bajo el entendido que familiares directos de este fueron los principales operadores financieros de la campaña del 2018. Fue ese día que induje que el candidato de Yeidckold y Barbosa no sería Babriel Biestro.

El 19 de enero, Luis Miguel Barbosa convoca a los diputados locales de JHH a una reunión en casa de Emilio Maurer donde nos presenta formalmente la propuesta de Guillermo Pacheco Pulido. Señalé, pese al enojo de los diputados barbosistas, que la instrucción debía venir de la Secretaría de Gobernación Federal y no del candidato a a gobernador, esta era una decisión de estado, no de los dirigentes partidistas.

Antes de salir de la reunión uno de los hijos de Pacheco Pulido me comparte el acuerdo para darle “espacios y cuotas” a los diputados de JHH y algunos de la oposición, lo escuché y le señalé que, hasta ese día, mi voto no estaba definido hasta en tanto recibiera instrucciones de la SEGOB federal. Era clara y evidente la hambruna de poder por parte de la mayoría de mis compañeros diputados locales.

En el Congreso y ante los poblanos, la gubernatura interina se estaba convirtiendo en una carpa de circo. Llegaron casi cincuenta aspirantes para autoproponerse. Un día antes de la sesión se convocó a la Junta de Gobierno, a la cual no quise acudir. Ante la ambigüedad jurídica se rasuró la lista a tres nombres, entre ellos Rodríguez Almeida, Gerardo Islas y Pacheco Pulido.

Llegó el día de la sesión, por la mañana sesionó la Comisión de Gobernación para aprobar un dictamen. Por órdenes de Biestro a la presidenta de la comisión se pretendió prohibir el acceso a los medios de comunicación. Como consta en las actas, solicité que se retirara el nombre de Rodríguez Almeida pues este no cumplía con los requisitos de elegibilidad. Me di cuenta que la señora Polevnsky se impuso a los interlocutores del Gobierno Federal y sin mediar negociación alguna preferí hacerme a un lado y votar a favor.

Esa tarde le tomé protesta a Pacheco Pulido como Gobernador Interino.

Al concluir la sesión del pleno me comuniqué con Luis Miguel Barbosa quien en un tono burlón me dijo “En Puebla no manda el Gobierno Federal, ya no les tomo las llamadas, todo es con Yeidckol”

 dip.jose.espinosa@congresopuebla.gob.mx

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José Juan Espinosa Torres

Administrador de empresas por la Ibero Puebla. Se ha desempeñado como diputado local por el XX Distrito, donde fue presidente de la Mesa directiva de la LX Legislatura del Congreso del Estado de Puebla. Ha sido presidente municipal de San Pedro Cholula.