Una realidad inherente

  • Nyx Diahann Sánchez Fierro
Somos el resultado de lo que nos rodea.

No siempre la realidad que se vive es la que se desea, constantemente se recurre a la fantasía e idealización, restringiendo así el recurso de la libertad, sometiendo los deseos personales a un consumo cultural, por ejemplo las vacaciones, fines de semana o lo que sugieren los días festivos, pero la realidad se enfrenta cuando todo regresa a la normalidad, es decir, la vida cotidiana.

¿En qué medida la vida real nos somete a una rutina y a cumplir con estándares sociales? Somos partícipes de esta distorsión, cuando el enfoque que se tiene abarca un estilo de vida exclusivo del sector económico, cuando se le resta importancia a otros enfoques como el conocimiento que me interesa y no sólo el que el entorno sugiere que necesito; los vínculos sociales y la importancia de la relacionalidad; y el simbólico, que determina cómo incluyó los aspectos anteriores para generar un significado propio. Ocurre con frecuencia que el estilo de vida que se pretende obtener no está equilibrado con los recursos personales con los que se cuenta y solamente se da lugar (inconscientemente) a un prototipo establecido, discriminando así a nuestro ser original y utilizando instrumentos sociales para crear un sentido de pertenencia a distintos grupos.

¿Cómo vives? ¿Cómo enfrentas estas condiciones? si por ejemplo, constantemente hay una justificación de por medio se está buscando la aprobación para sustentar lo que se elige, contrariamente, si enfrentas lo que vives reconociendo lo que haces, estás sujeto a una realidad plena y satisfactoria. 

Somos el resultado de lo que nos rodea, y esto en su mayoría se elige, entonces cada persona es capaz de elegir lo que vive y de qué manera lo disfruta o lo padece, tal como lo propone Pierre Bourdieu al explicar la realidad social, se actúa a partir de quien eres, se elige de acuerdo a la cultura, a la educación y a la formación obtenida, el entorno permite interactuar con él a través de actuaciones instintivas o reflexivas.

El buen gusto implica vivir todos los días disfrutando y enfrentando lo que se ha elegido (sin esperar un momento que sugiera o permita hacerlo), de lo contrario somos parte de una rutina que desgasta, cansa y reprime el verdadero talento.

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Nyx Diahann Sánchez Fierro

Licenciada en Psicología Social UAT. De 2011 a la actualidad se ocupa en la labor docente en distintos niveles educativos, debido a esta trayectoria estudio la maestría en Pedagogía en la UPAEP