Viaje a través de su miserable vida

  • Alejandra Fonseca
En ninguna parte de la Biblia se menciona la fecha del nacimiento de Jesús

El origen de la Navidad inician con las festividades paganas del Imperio Romano que duró 500 años (27 a.C. al 476 d.C.) con la celebración de las Saturnales, fiestas paganas en honor a Saturno dios de la agricultura y la cosecha y transcurrían entre el 17 y el 23 de diciembre, y coincidían con el solsticio de invierno, período más oscuro del año, cuando el Sol sale más tarde y se pone más pronto. El emperador Juliano II el Apóstata, a finales de los años 300 d.C., declaró a Helios -Deus Sol Invitus- como única divinidad, convirtiendo al Sol en religión oficial del imperio.

Los orígenes de la navidad

En ninguna parte de la Biblia se menciona la fecha del nacimiento de Jesús pero a 300 años de su muerte, el emperador Constantino I el Grande, permitió el cristianismo después de haberlos perseguido desde tiempos de Nerón. Ahí reconoció la fiesta de Navidad. La relación de Constantino con el cristianismo fue difícil ya que fue educado en la adoración del dios -Sol Invictus- cuyo símbolo era portado por el Emperador y su culto estaba asociado oficialmente a él. Entonces se empezó a relacionar a Cristo en forma del Dios Solar Helios, Sol Invicto o el Invencible Dios Sol. El Papa Julio I, en el año 336 d.C., fijó en la tradición cristiana la Solemnidad de Navidad el 25 de diciembre, en vez del 6 de enero, junto con la Epifanía.

A Charles Dickens se le asocia irremediablemente con la Navidad, festividad de valores profundamente cristianos, por su novela “Cuento de Navidad”, publicada en 1843, en plena época Victoriana donde predominaba una gran nostalgia por las tradiciones navideñas y comenzaron a aparecer costumbres del árbol de Navidad y tarjetas de felicitación.

La novela narra la historia de Ebenezer Scrooge, prestamista británico adinerado pero avaro, egoísta y amargado que tras recibir la visita de una serie de fantasmas en Nochebuena, sufre una impresionante e inmediata transformación. Dickens no fue un niño feliz y esta novela refleja sus tristes y humillantes experiencias infantiles, su simpatía por los pobres así como su afán por los relatos navideños y cuentos de hadas. Se especula que el protagonista, cuyo nombre ha quedado para la posteridad como sinónimo universal de “hombre solitario, avaro, egoísta y amargado”, pudo ser inspirado en su padre, a quien amaba y odiaba al mismo tiempo.

Scrooge era un anciano solitario que vivía en su particular mundo, en un edificio muy parecido a él, frío y lúgubre; todo le desagradaba y su rutina diaria esa caminar por las mismas calles sin saludar ni ser saludado. Tenía un único socio, Jacob Marley, que había muerto. En vísperas de Navidad, cuando todos compraban regalos y preparaban la cena navideña para la familia, Scrooge, que odiaba la Navidad, sentado en su despacho como cualquier día, le exigió a su escribiente, Bob Cratchit, que trabajara hasta tarde a pesar de la festividad, e incluso le dijo que después de Navidad debía llegar más temprano para reponer el día festivo.

Esa noche el viejo avaro se dispuso a descansar y en su solitario y frío cuarto se le apareció un fantasma, era Marley, su socio, que le dijo que venía a ayudarlo porque sufriría las consecuencias por la vida que llevaba, ya que él las estaba padeciendo, por lo que en las siguientes noches vendrían tres espíritus a visitarlo y a llevarlo por un viaje a través de su vida…

Creyentes y no, en esta fecha, viven el proceso de enfrentar sus fantasmas, monstruos,  engendros, ogros… sus sombras y muchos, no pueden con ellos…  

alefonse@hotmail.com

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Alejandra Fonseca
Psicóloga, filósofa y luchadora social, egresada de la UDLAP y BUAP. Colaboradora en varias administraciones en el ayuntamiento de Puebla en causas sociales. Autora del espacio Entre panes