Apuntes para reflexionar en relación a una persona muy solitaria

  • Abelardo Fernández
Un primera manera de comprender la soledad es contrapuntearla con la compañía

Lo primero que afirmaré es que me resisto a llamar a esto un síndrome, un síntoma, una enfermedad, chance me cuadra más la palabra padecimiento, pero sigo en mi resistencia de considerar médico o clínico el asunto del aislamiento: cuando convertimos algo en clínico inevitablemente lo relacionamos con medicamentos, y, sobre todo, con categorizaciones escritas en el DCM IV o V, o VI. La soledad es un espacio y un tiempo, es un lugar donde estamos y donde somos, es una escondite pero también es un lugar donde nos revelamos a nosotros mismos. La soledad es una delicia pero también es una gran tristeza, en fin.

Muchas personas lo tildan como un asunto de carácter, de personalidad, de temperamento, de historia personal donde se cree que la persona se esconde de algo malo o feo que le sucedió en su infancia. “la soledad es el encuentro con una mucho más tierna infancia”.

Un primera manera de comprender la soledad es contrapuntearla con la compañía, sin duda ambas tienen sus ventajas y sus desventajas, pero tampoco podemos afirmar que son excluyentes, no se necesita vivir en la una y no en la otra, se pueden tener las dos, como si fueran la esposa y la amante por ejemplo. Tampoco creo que las metáforas sean necesariamente útiles para entender la soledad, la soledad es ya una metáfora de relación con el mundo. Pero ponerla en el banquillo de los acusados, o en la celda de los condenados no sólo es injusto, es un acto de autoinmolación, una condena para nosotros  mismos, insisto, la soledad es un espacio donde no jugamos a las idioteces y a los lugares comunes, donde no tenemos que decir que todo está delicioso y que nos queremos mucho: no necesitamos hacer reír a nadie, absolutamente a nadie. ¿por qué carajo intentamos dejarla en el cuartito de los trebejos y convertirla en una enfermedad, maldita sea?.

Leo ahora mismo en el Facebook esto: Y cuando en las mañanas nadie te despierta, y cuando en las noches nadie te espera, y cuando puedes hacer lo que quieras, ¿Cómo le llamas a eso, libertad o soledad? Mi amiga hermosa que lo compartió tiene miles de personas que la visitan, ella hace cursos y talleres y da terapia y está siempre con muchas personas. Mi pregunta entonces es ¿mi hermosa amiga se siente sola o quiere sentirse sola? De verdad que no tengo respuesta a eso, sobre todo si lo pongo en un proyecto de vida donde se supone que uno está luchando por ser feliz, esa es otra de las grandes trampas del encuentro con los demás, creer que eres feliz cuando los encuentras o cuando crees que los encuentras, porque no es lo mismo encontrar a alguien en una fiesta donde hay todo tipo de comida y bebida que encontrarla en una cama donde tocarse es una delicia.

Otra vez miro que comienzo a hacerme trampa, no puedo estar en contra de la soledad porque yo soy un irremediable solitario, por eso es que puedo escribir todo esto y leer estas vacaciones la deliciosa novela de premio nobel, “Cien años de Soledad”, carajo de todos los carajos, si la soledad fuera una enfermedad y esa enfermedad durara cien años, a quién carajo, (perdón por tanto carajo) se le puede ocurrir andarle dando un premio nobel a este Gabo García Márquez.

Y luego te encuentras a los otros disque expertos que te vienen a decir que la soledad es una manera de estar contigo mismo… como si tú mismo fueras un ti mismo que te puedes acompañar, ¿si se mira luego, luego no? Si la soledad es una manera de estar con uno mismo pues entonces ya no es soledad, otra vez, qué pena, qué dolor es la soledad, no mamen, la soledad es la soledad y nada más. Terminan siendo más ridículos los que le tratan de componer que los que intentan meterlo a una clínica. Francisco Toledo era el solitario más autista del mundo y miren nomás que locuras se aventó de obras maestras, si Toledo hubiese vivido en reuniones, amigos, conferencias, entrevistas, fotografías, programas de televisión o se hubiera puesto a compartir memes en el Facebook no sabríamos nada de él. Ningún artista del mundo hace su trabajo en compañía de los demás. Byung-Chul Han es un filósofo coreano que sin duda es el máximo exponente de esta realidad hiper solitaria en la que vivimos, la verdad es que leerlo angustia muchísimo, y como nunca dejaré de ser masoquista, la angustia también es algo que nos hace falta también, es la época que nos toca vivir dijeran los viejos, jajaja, los viejos como yo. Supongo que hay muchísimo más que escribir sobre este tema pero espero darme el tiempo y la soledad para versar sobre él con más calma en otros momentos y con otras inspiraciones, finalizo diciendo que tenga cuidado, mucho cuidado, de quienes andan pregonando que la soledad es una desgracia y que no te quedes solo en tu casa. En el próximo texto haremos un análisis de esta idea de que una cosa es la soledad o estar solo y otra cosa es la solitud, o sentirse solo. Espero tener la soledad suficiente para pensarlo y escribirlo… Saludos carnalas y carnales.

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Abelardo Fernández

Doctor en Psicología, psicoterapeuta de Contención, musicoterapeuta, escritor, músico y fotógrafo profesional.