Poder y dinero en Morena

  • Carlos Figueroa Ibarra
Son los venenos más letales para un partido.

El Martes 10 de diciembre de 2019, Yeidckol Polevnsky Presidenta en funciones de Morena acudió a las oficinas del Instituto Nacional Electoral y entregó un oficio a su Consejero Presidente Lorenzo Córdova. En dicho documento, la Presidenta notificaba la decisión de renunciar al 75% del financiamiento público de operación ordinario equivalente a 1,240 millones 458 mil pesos. Un día antes en su conferencia de prensa matinal el Presidente Andrés Manuel López obrador había exhortado a todos los partidos políticos a renunciar a la mitad de sus prerrogativas, rematando tal exhorto con la frase  “Morena debe empezar por dar el ejemplo”. Cualquier observador medianamente atento del acontecer político nacional, puede fácilmente interpretar el acto de Yeidckol Polevnsky como cumplimiento a la exhortativa presidencial que instaba a Morena a dar el primer paso. Desgraciadamente en la votación más alta registrada en la actual legislatura (sólo dejaron de asistir 19 diputados…) la iniciativa presidencial de reducir el financiamiento a los partidos fue desechada por que la bancada de Morena solamente logró reunir 274 votos contra 207, ya que sus aliados del PT y Verde Ecologista votaron en contra.

Pero los ataques más enconados contra esta medida han provenido del interior de Morena. Finalmente el acto de renunciar al 75% del financiamiento público se da en el contexto del discurso de odio contra Yeidckol que ha provocado la renovación dirigencial del partido. Más allá de los insultos y diatribas a los cuales ya no me volveré a referir (lo he hecho en https://www.e-consulta.com/opinion/2019-11-20/que-nos-divide-en-morena-el-odio-en-nuestras-filas) los argumentos que he podido recabar en contra de renunciar al dinero público  son diversos. Los mencionaré y a continuación los rebatiré.

Primero. La decisión de renunciar al 75% del financiamiento público es una más de las decisiones atrabiliarias e inconsultas de Yeidckol Polevnsky. Esto no es cierto: al menos el 50% del Comité Ejecutivo Nacional de Morena apoyó la medida. Esto era algo que ya se venía pensando y el consenso fue corroborado en la reunión que algunos integrantes del CEN tuvimos con  buena parte de Presidentes y Delegados Presidentes estatales el sábado 14 de diciembre. Además, todo el mundo da por hecho que Andrés Manuel aprueba la medida aunque no se meta en los asuntos internos del partido.

Segundo. Renunciar a ese monto del financiamiento público deja a Morena en una vulnerabilidad financiera tal que contribuirá a su derrota futura. Esto es falso. Se olvida que antes de la renuncia referida, Morena habría recibido en 2020, 1,760 millones de pesos. Con el acto  ante el INE del 10 de diciembre, nuestro partido recibirá poco más de 413 millones de pesos y otros millones más para franquicias postales y telegráficas y acciones para el liderazgo político de las mujeres. Además de ello permanecen intocadas con el acto de renuncia referido, las prerrogativas para la actuación de los comités ejecutivos estatales y la bolsa destinada a financiar campañas electorales.

Tercero. La disminución del subsidio público en tres cuartas partes, ocasionará que en el partido impere una suerte de plutocracia porque solamente podrán ser candidatos o candidatas de Morena personas que tienen dinero. No es cierto por la razón antes mencionada: la renuncia a los  poco más de 1240 millones de pesos de subsidio no implica renunciar a la bolsa que el Estado otorga a Morena para financiar campañas electorales.

Cuarto. Durante muchos años la militancia de Morena hizo su lucha en medio de los más grandes sacrificios personales y de una gran precariedad económica. Con la renuncia hecha por Yeidckol Polevnsky, los integrantes del partido estaremos condenados a seguir luchando en medio de una gran pobreza de recursos. Ciertamente el sacrificio de la parte más abnegada de Morena es incuestionable. Pero no es cierto que continuaremos luchando en las mismas circunstancias. . En este 2019 y en el 2020, el partido ha tenido y tendrá una enorme cantidad de dinero para operar a pesar de que hemos renunciado al 75% de las prerrogativas destinadas al funcionamiento del Comité Ejecutivo Nacional. Hemos tenido y tendremos una cantidad de recursos enorme en comparación con los que tuvimos para formar el partido y triunfar electoralmente en 2018. Además de las bolsas destinadas a los comités ejecutivos estatales y a las campañas electorales, con el acto  ante el INE del 10 de diciembre, nuestro partido recibirá poco más de 413 millones de pesos y otros millones más para franquicias postales y telegráficas y acciones para el liderazgo político de las mujeres.

Lo que realmente acontece es que  en la actualidad, uno de los principales peligros que tenemos no es nuestra actuación en medio de la precariedad económica. El peligro es precisamente lo contrario: el partido y sus integrantes están actuando en un contexto en el que se tiene mucho poder y mucho dinero. Y el poder y el dinero son los venenos más letales para un partido como el nuestro en el que la regeneración de México es su principal cometido. Me ha tocado observar ya, cómo en nuestras filas se observa lo que dice Andrés Manuel: “El poder vuelve tonto al inteligente y enloquece  al tonto”. Y también he podido observar en algunos de nuestros compañeros cambios en su nivel de vida que francamente me han originado suspicacias. Mi lectura de todo esto es que el primero en advertir ese peligro ha sido precisamente Andrés Manuel. He aquí por qué ha expresado que Morena debe dar el ejemplo. Con el acto del 10 de diciembre ya lo estamos dando. Aunque muchos en nuestras filas no lo acepten.

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Carlos Figueroa Ibarra

Sociólogo, profesor investigador de la BUAP, especializado en sociología de la violencia y política. Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Fue integrante del Comité Ejecutivo Nacional de Morena (2015-2022).