A un año, AMLO sin opositor

  • Juan Luis Hernández Avendaño
Hay una oposición que esencialmente se ha desarrollado y muestra crecimiento

Una de las dimensiones para evaluar al gobierno de López Obrador es la presencia y calidad de su oposición. Y la oposición se divide en dos componentes, la acción colectiva que se opone, pero también quien lidera esa oposición. Hasta ahora, a un año de la autodenominada 4T, hay una oposición que esencialmente se ha desarrollado y muestra crecimiento tanto en las redes sociales como en las movilizaciones callejeras.

Hoy por hoy la lucha política se hace en redes sociales. Es la nueva arena de la política simbólica. Es ahí donde se confrontan las lecturas de la realidad, donde se construyen narrativas de que todo va bien en el país o de que todo va mal, es el nuevo espacio donde profesionales construyen noticias falsas y crean tanto videos como memes que agitan los sentimientos de las personas y posibles electores. Las redes sociales están siendo el campo de batalla para conseguir adeptos, conservar los que ya se tenían y minar la moral de los contrarios. En ese campo, apreciamos desde las guerras de odio, algunas posibilidades de argumentar y contra argumentar y, en esencia, la disputa cotidiana que valora cómo va el país con López Obrador.

Y es ahí donde la oposición al gobierno de AMLO se siente más cómoda y con cierta ventaja. Es una oposición heterogénea en la que confluyen priístas, panistas, desencantados de Morena o del propio López Obrador, empresarios, iglesias. Esa oposición construye desde ahí una hermenéutica catastrofista, “viene una dictadura”, “falta poco para que seamos Venezuela”, “el país va directo al desfiladero” entre otras afirmaciones propias de la polarización política de 2006 cuando AMLO era para esa misma posición política “un peligro para México”. Hoy vivimos una continuidad de aquélla polarización, pero en un segmento de la población ahora más movilizada y con mayor propensión de ver y vivir la política desde los sentimientos más que desde las reflexiones.

No obstante, esa oposición que ha saltado de las redes sociales a algunos domingos de movilización anti AMLO en varias ciudades de la república, han estado mediadas por dos personajes que no terminan por ayudar a que se despliegue con mayor nitidez esa oposición: Vicente Fox y Felipe Calderón. Ambos están personalizando la oposición pero al mismo tiempo minando las posibilidades de que esa oposición tenga más calidad, sea democrática y sostenga una alternativa creíble a la 4T. En ocasiones, al ver el papel que tanto Fox como Calderón cumplen tanto en las manifestaciones como en las redes sociales, parecen ser “tontos útiles” a la 4T, su activismo le ayuda más a López Obrador que a la propia oposición que crece en malestar pero que no crece en alternativas posibles.

López Obrador fue un opositor sólido tanto para Fox, como a Calderón y Peña Nieto. Se podría estar de acuerdo o no con esa manera de ser opositor, pero no cabía la menor duda de que discursiva y práxicamente, López Obrador ofrecía alternativas distintas al PRIAN. Ese opositor señaló la perversión del régimen oligárquico como la “mafia del poder”, planteó que el neoliberalismo dejó al país lleno de pobres, migrantes y roto el tejido social por la violencia resultante de la desigualdad. El opositor tuvo un diagnóstico y tuvo un conjunto de propuestas que se validaron en las experiencias y en las valoraciones personales de más de 30 millones de mexicanos que votaron por él.

A un año de la 4T, con sus problemas de la curva de aprendizaje, con sus yerros, con sus apuestas y cambios, hay una oposición, pero no hay un opositor que lidere esa oposición. No hay un liderazgo que visibilice el diagnóstico y que ofrezca una alternativa creíble que haga posible mirar a otro lado. López Obrador ha logrado contener a su oposición y evitado que le salga su némesis. Hasta ahora, el opositor a López Obrador es él mismo. Según el diario Reforma, López Obrador llegó a su primer año de gobierno con una aceptación del 68%, muy alta a mi juicio tomando en cuenta los déficits sobre todo en seguridad, paz, crecimiento económico y eficacia gubernamental. Eso habla de la tolerancia que aún tiene un gran segmento social para que se concreten las apuestas de la 4T. López Obrador está de suerte este primer año. Su oposición crece pero aún sin consecuencias. ¿De dónde emergerá y cuando, su opositor?

  • Politólogo, Director del Departamento de Ciencias Sociales de la Ibero Puebla.

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Juan Luis Hernández Avendaño

Politólogo, director general del Medio Universitario de la Universidad Iberoamericana Puebla y profesor-investigador de Ciencias Políticas por la misma institución.