AMLO, un año de atropellos y errores

  • Raúl Espejel Pérez
Un año de pocas luces y muchas sombras

Con numerosos abusos en el ejercicio de la función pública, con altos  niveles de violencia y criminalidad, con una impunidad que aumenta irrefrenablemente, con un PIB que no crece y con una economía que permanece estancada, el Presidente de la República llega a su primer año de gobierno.

Efectivamente, dentro de muy pocas horas Andrés Manuel López Obrador cumplirá un año de ocupar el cargo público más importante de México.

Un año de pocas luces y muchas sombras. De más decisiones desacertadas que acertadas. Doce meses de dividir a los mexicanos en dos grupos antagónicos en vez de unirlos. Un año de recorrer el país sembrando discordia y encono entre sus habitantes. Trescientos sesenta y cinco días estigmatizando, injuriando y denostando a quienes nos atrevemos a estar en desacuerdo con la peculiar forma de gobernar del presidente López.    

Cincuenta y dos semanas de tener fija en su mente y en su mirada la obsesión de someter al capricho presidencial a los órganos autónomos y el propósito de destruir las instituciones públicas que no son de su agrado.

Ocho mil 760 horas de escuchar, hasta el aburrimiento, su narrativa donde califica de neoliberales y conservadores a sus antecesores (de la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña) y de autoproclamarse como el único y predestinado salvador de México.

No se puede pasar por alto que el primer año de gobierno de Peña Nieto y fue diametralmente diferente al de López Obrador. Uno generó buenas expectativas en la sociedad. Otro provocó pánico en el mundo de los inversionistas.

Con el priista Peña Nieto se vivió, transitoriamente, el Mexican Moment que auguraba buenas cosas para el país antes de derrumbarse. En dirección opuesta, con el moreno López, aun antes de tomar posesión de la presidencia, presagió tempestades desde que anticipadamente anunció que cancelaría la construcción del NAIM en la región de Texcoco.    

Peña Nieto, durante las primeras horas de su gobierno logró unificar la voluntad y acción de los partidos políticos ideológicamente contrapuestos ─PRI, PAN y PRD─ con la finalidad de convertir en realidad, mediante el Pacto por México, reformas constitucionales que durante varios sexenios fueron inalcanzables.

Un comienzo diferente al de su antecesor tuvo el presidente López al formalizar la cancelación del NAIM que ocasionó al país pérdidas por más de  100 mil millones de pesos. Al anunciar la implícita construcción de otro aeropuerto que hasta hoy todavía no tiene pies ni cabeza, porque carece de un proyecto técnicamente viable y dar la orden de suprimir, abusiva e ilegalmente, diversas prestaciones laborales a miles y miles de servidores públicos del gobierno federal y de separar de su empleo, también abusiva e ilegalmente, a otros miles trabajadores.

López Obrador también perjudicó,  al iniciar su administración gubernamental, a más de 300 mil niños, menores de seis años de edad y a sus correspondientes madres, con la cancelación arbitraria del exitoso programa de Estancia Infantiles, bajo la infundada y nunca comprobada acusación  que se descubrieron actos de corrupción en la ejecución de ese importante programa social.

En vez de perfeccionar la Reforma Educativa promovida por su antecesor, para  “que no quedara ni una coma de ella” López la derogó para sustituirla por una que fuera afín los intereses particulares de la nefasta mafia que maneja la CNTE. Además provocó una escasez de gasolina nunca antes padecida en México, al emitir la ordenen de cerrar los ductos que la distribuyen, con la idea equivocada de   evitar que la robaran los huachicoleros.

Otro error del presidente López es permitir que unos estudiantes de escuelas normales bloqueen impunemente vías de ferrocarril para ocasionar pérdidas millonarias a la economía nacional y otros roben autobuses de pasajeros y secuestren a sus operadores, también de manera impune.

Otro uso indebido de la función pública por parte del presidente López, fue imponer ilegalmente, con la servil ayuda de los senadores de Morena y de sus partiditos satélites (PEVEM, PT y PES) como presidenta a modo de la CNDH a la señora Rosario Piedra. Imposición que le permitirá intervenir en el desempeño y decisiones de la CNDH.

Estos fueron algunos de los tropiezos que se autofabricó  AMLO durante su primer año de gobierno, junto el erróneo operativo efectuado en la ciudad de Culiacán con el propósito de aprehender a uno de los hijos del jefe del Cártel de Sinaloa.

El período diciembre 1 de 2018-noviembre 30 de 2019 ha sido estuvo cargado de incertidumbre y desasosiego para muchísimos mexicanos. Incluyendo a no pocos de los partidarios López que están preocupados por las barbaridades y ocurrencias que con gran facilidad comete ídolo.

Dentro de este contexto, sobresalen tres problemas nacionales de capital importancia que el gobierno federal no ha logrado ─o no ha podido─ enfrentar  con la eficiencia que se requiere. Estancamiento de la economía.  Delincuencia e inseguridad pública e Impunidad

Crecimiento de la economía.- Aunque dentro de su conocida narrativa López Obrador afirma que durante 36 años de gobiernos neoliberales (1984-2019) la economía nacional tuvo bajos niveles de crecimiento, fue, particularmente, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto cuando el PIB rondó alrededor del 2 por ciento.

Ayer, López Obrador, en su calidad de adversario del presidente Peña, con toda la razón de parte suya, fue implacable crítico de este bajo porcentaje de crecimiento económico.

Como candidato presidencial AMLO ofreció un crecimiento económico de 4 por ciento.

Hoy, siendo presidente de la república y a un año de distancia de ocupar ese importante cargo público, el Banco de México acaba de dar a conocer que el crecimiento estimado de 0.2%  para el PIB en 2019, disminuirá al cierre del año a menos 0.2 por ciento.  

Para restar importancia a su desacierto López asegura que ahora ya no importa el bajo crecimiento de la economía, que antes tanto criticó, sino el desarrollo. Lo el presidente de la república ignora es que sin crecimiento económico es imposible que haya desarrollo social.  

En el primer año de gobierno lópezobradorista, que será festejado fastuosamente ─sin tener nada que amerite festejar─ el domingo 1 de diciembre en la Plaza de la Constitución, la economía nacional no solo dejó de crecer mínimamente, sino que decreció al grado de situarse debajo de la línea de cero.

Lo único que con AMLO logró crecer en 2019, es la Tasa Nacional de Desocupación del INEGI. El  desempleo pasó de 3.2% a 3.6% y, por consiguiente, la ocupación informal se incrementó de 6.7% a 7.5 por ciento.

Referente a la inversión privada, la situación no es mejor.

Coyunturalmente el presidente López y los empresarios suelen posar para las cámaras de los medios informativos en el Palacio Nacional cuando anuncian que invertirán miles de millones de pesos en obras de infraestructura que reactivarán la economía del país.

El 27 de agosto, Carlos Slim dijo a López Obrador que en su opinión el crecimiento puede ser del 2% o 0% pero que eso no es lo importante. Lo importante es que hay un paquete de mil 600 proyectos de infraestructura respaldados con inversiones de la iniciativa privada y del gobierno federal.

Tres meses después, ese anuncio resultó modificado a la baja cuando se dio a conocer que el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura únicamente contempla para el resto del sexenio lópezobradorista, la ejecución de 147 proyectos (no los mil 600 anunciados con anterioridad) en los que se dice habrán de invertirse  ─en caso de llevase  cabo─ 859 mil millones de pesos.

La diferencia que existe entre lo mucho que ofrece invertir el sector privado y lo poco que se prevé que ocurra realmente, deja entrever que AMLO no es merecedor de la confianza de los grandes empresarios. En los doce años recientes, los diferendos y cuestionamientos entre ambos fueron notorios.

Delincuencia e inseguridad pública.- Por su propia naturaleza, estos dos elementos se intercomunican. Se puede decir que caminan tomados de la mano.

 La delincuencia organizada y la que roba, asalta, asesina y extorsiona en forma desorganizada o individualizada, hoy, más que antes, operan esplendorosamente. No hay autoridad a la vista que la pueda frenar. Lo único que se sabe de ese invento militarizado que se le ocurrió crear al presidente López con el nombre Guardia Nacional, es que un destacamento suyo se encuentra acantonado en la frontera de México con Guatemala, sirviendo de muralla humana que impide que ingresen al país de paso a Estados Unidos de América, personas indocumentadas provenientes particularmente de países centroamericanos.  

De acuerdo con el  reporte más reciente del Secretariado Ejecutivo del  Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre los meses de enero y octubre de 2019, se registraron únicamente 29 mil 574 delitos de homicidio en México.

Con la intención de combatir la delincuencia López Obrador creó una Insólita estrategia que consiste repartir  besos y abrazos entre los delincuentes en vez de aprehenderlos mediante el uso legítimo de la fuerza pública para someterlos a procedimientos penales. La estrategia lópezobradorista también considera acusar a los delincuente con sus mamacitas para que los obliguen a portarse bien.

Esta inusual e inefectiva táctica para lo único que ha servido  es para estimular el crecimiento y expansión de la delincuencia, de manera que los delincuentes continúen delinquiendo a sabiendas que se sus delitos jamás serán penalizados.

López Obrador, terco como es, ha declarado que no modificará la paradigmática  estrategia que impuso para enfrentar a la creciente e incontrolable delincuencia.   

Impunidad.- Los principales impulsores de la impunidad en México son las autoridades de los tres niveles de gobierno por su conocidísima incapacidad e ineptitud de encarcelar y juzgar penalmente a los delincuentes. El 97 o 98% de los delitos que se comenten en la país quedan sin castigo. Las autoridades son cómplices de los delincuentes.

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Raúl Espejel Pérez

Ha colaborado como articulista en la revista Jueves de Excélsior, El Universal de México, El Universal Gráfico, El Universal de Puebla, El Día, Nueva Era de Puebla y la revista Momento de Puebla (versión impresa y digital).