Heliodoro Luna Vite, ex asesor de Luis Miguel Barbosa Huerta en el Senado de la República, renunció este miércoles a la Secretaría de Infraestructura de Puebla; la suya es, hasta ahora, la baja más sensible y dolorosa para el gobernador del estado.

Ambos habían trabajado juntos por lo menos en los últimos cinco años y el primero fue, además, parte de la avanzada del barbosismo en el gobierno interino del priista Guillermo Pacheco Pulido: estuvo como subsecretario de Planeación de la Secretaría de Finanzas y Administración que encabezó Jorge Estefan Chidiac. Es también la cuarta baja en el gabinete propuesto por Barbosa: dos fueron en la Secretaría de Administración con la salida de Salomón Kuri y María Concepción Lugo y uno en la Secretaría de la Función Pública.

En su mensaje de despedida publicado en su página de Facebook, Luna Vite expresa “lealtad, agradecimiento y respeto a Miguel Barbosa Huerta, gobernador constitucional del estado de Puebla por la oportunidad de estar al frente de la Secretaría de Infraestructura” y luego suelta la queja: “no puedo pasar por alto que en Puebla y en México existe una fuerte resistencia al cambio de la vida pública. Existe una minoría rapaz que sólo vela por la utilidad y los intereses y las individualidades, lo ha hecho en administraciones anteriores. Hay quienes se emplean en la Cuarta Transformación para filtrar sus prácticas conservadoras y frenan los verdaderos cambios. Su ejercicio político está al descubierto.”

El mensaje del ahora exfuncionario es un golpe con guante blanco al mandatario, quien el 26 de noviembre lo responsabilizó de filtrar su relevo. En apariencia no fue una salida tersa y sí es una grieta profunda en el círculo cercano del gobernador; para dimensionar la fractura basta decir que gran parte de los recursos gestionados durante en el Senado para Puebla, los logró la mancuerna Barbosa-Luna durante el morenovallismo.

Más allá del discurso político, la cartera de Infraestructura no tendrá un presupuesto holgado que haga lucir no sólo a su titular sino al gobernador y al estado frente al desproporcionado número de obras que ejecutó de forma compulsiva Rafael Moreno Valle Rosas.

La salida de Heliodoro se hizo oficial justo el día en el que el presidente Andrés Manuel López Obrador aceptó en su conferencia matutina que ni en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2020 ni en el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura hay obras significativas para Puebla.

A pregunta de los colegas del periódico digital Angulo7, López Obrador aseguró que Puebla es uno de los estados con más inversiones en el tema de bienestar y el primero en aceptar el programa La Escuela Es Nuestra, y que ya se aplican los programas de atención para adultos mayores, personas con discapacidad, Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro.

Lo que no dijo es que dada la apatía del electorado poblano a Morena le urge recuperar la confianza de uno de los padrones más apetitosos del país: al 23 de agosto lo conformaban 4 millones 586 mil 719 ciudadanos, y la lista nominal de electores era de 4 millones 491 mil 733 personas.

Es el padrón que controló casi a placer el exgobernador Rafael Moreno Valle Rosas; el mismo que está en manos de operadores políticos probados como Alejandro Armenta Mier y Javier López Zavala, a este último el barbosismo usó y desechó para ganar en la elección extraordinaria; el mismo padrón que ante una figura carismática como la de Antonio Gali Fayad puede volver a las urnas para darle vida extra al panismo poblano.

Heliodoro Luna Vite puede ser pues la víctima sacrificable: jala más electores el reparto de dinero en efectivo que un puente o lo que sea que suene a infraestructura. Así, en este contexto, se entiende la llegada de un perfil no tan alto como el de Juan Daniel Gámez Murillo.

Aunque habría que leer con suma atención este párrafo de la despedida de Heliodoro Luna: “Quiero expresar que en el corto plazo buscaré a los líderes y héroes anónimos (hoy en el olvido) que con gran sacrificio han luchado por consolidar la Cuarta Transformación Nacional, para orientar, y ayudar a resolver los grandes problemas nacionales que permitan cumplir con la esperanza de millones de mexicanos que confían en un gobierno que garantice la paz y el bienestar.”

En fin, el tiempo, como siempre, se encarga de poner las cosas en su justa dimensión.

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