Terrorismo y cárteles

  • Eduardo García Anguiano
Ha llegado la hora de una posición clara de México ante los grupos de la delincuencia organizada

Ante los acontecimientos de Orlando, Florida, en los que murieron mexicanos en junio de 2016, en este espacio escribía: “Recordemos que ya ratificamos la Convención de Palermo y en enero de 2003 se depositó ante la ONU el convenio sobre la represión del financiamiento del terrorismo y la adhesión al convenio para la represión de los atentados cometidos con bombas.

Por lo tanto, deberíamos de participar en el control y represión del terrorismo, con políticas como no dar limitaciones para cooperar derivadas de ciertas garantías legales como el secreto bancario, el traslado de personas detenidas entre países, o por la condición de refugiado y el derecho de asilo, o establecer el principio de extraterritorialidad expresamente en nuestras leyes.

En el frente interno tenemos que fortalecer las capacidades de seguridad nacional contra el terrorismo y la cooperación en inteligencia, donde algo tenemos ya, también deberíamos vigorizar el esquema social para aprender a coexistir y a prevenir el fenómeno, pues no pensemos que el acto terrorista sucede sólo en Estados Unidos de América o el Medio Oriente”.

La Ley Federal contra la Delincuencia Organizada incluye al terrorismo en su artículo 2 y en estos tiempos el gobierno federal calificó como tal a lo sucedido en el Walmart de El Paso, por lo que la matanza de niños y mujeres en Bavispe, Sonora, se inscribiría en esa lógica por consecuencia y congruencia.

El terrorismo sea político, religioso, de Estado, patológico o criminal lleva a fijar postura, pues no puede dejarse un vacío sobre la seguridad que sigue siendo una de las principales preocupaciones de los mexicanos y del mundo.

¿Debemos permanecer como hasta ahora? ¿quién debe garantizar la seguridad de los mexicanos? Cualquier respuesta tiene implicaciones analíticas, consecuencias prácticas y derivaciones en los diferentes campos de la seguridad. Este tema y otros podrían formar parte de un Programa de Seguridad Nacional que hasta el momento carecemos.

El principio de Arquímedes aplicado a otras áreas del saber: “En política, no hay espacios vacíos, el lugar que uno deja lo ocupa otro”.

@EduardoGarci18

27 de noviembre de 2019

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Eduardo García Anguiano

Sociólogo y Maestro en Administración Pública. Ha laborado en el gobierno federal y gobiernos locales en áreas de seguridad, gobierno y salud. Ha sido profesor en: UDLAP, IMIDECIP, Instituto Técnico de Formación Policial de la CDMX y en el INAP.