Presupuesto 2020

  • Víctor Reynoso
La cuestión principal es si esos programas disminuirán los niveles de pobreza.

Víctor Reynoso

Profesor de la UDLAP

La aprobación del presupuesto es la decisión más importante del poder legislativo. En el presupuesto está el verdadero proyecto de nación: a qué actividades e instituciones se les da dinero y a cuáles se les quita.

Ganaron los programas sociales del gobierno federal. Perdieron, sobre todo, el INE, la Fiscalía General de la República y el Poder Judicial.

En un país con graves problemas de inseguridad, se les recorta presupuesto a las dos instituciones encargadas de investigar y sancionar a los delincuentes: la fiscalía y el poder judicial. Refleja, al parecer, la idea del presidente de la República sobre el combate al crimen: no se trata de aplicar la ley y castigar a quien delinque, sino de dar subsidios a los pobres para que sea honrados.

El recorte al INE ya era esperado. Al grupo en el poder no le gusta esta institución. Hay varias razones. Una general: no le gustan las instituciones autónomas. Una particular: han sostenido que esa institución, entonces llamada IFE, impidió el acceso de López Obrador a la presidencia de la República en 2006. No cambia ese rechazo el hecho de que fue el INE el que permitió que en 2018 este grupo accediera a la presidencia y a la mayoría en las legislaturas federales y muchas locales.

Del otro lado, entre quienes ganan presupuesto, destacan los programas sociales. A diferencia de lo que pasaba en sexenios anteriores, estos programas llevan actualmente la marca del presidente de la República. Se fortalece así la figura presidencial. Se fortalece el clientelismo entre esa figura y millones de mexicanos pobres.

La cuestión principal es si esos programas disminuirán los niveles de pobreza. O si los mantendrán, pero con un vínculo de lealtad entre los permanentemente pobres y el presidente. Por su carácter, lo más probable es lo segundo: seguiremos con los mismos niveles de pobrez, pero con un presidente con apoyo clientelar.

Los programas sociales del actual gobierno federal están centrados en “dar pescado”, no en “enseñar a pescar”. Reparten dinero, simplemente. En algunos casos eso se justifica: ancianos, niños desprotegidos y personas con discapacidades tales que no tienen la posibilidad de capacitarse en actividades productivas (en aprender a pescar).

Pero en otros esas políticas meramente asistencialistas condenan a los pobres a la pobreza. Son un paliativo. Generan una situación de dependencia. Puede ser una dependencia entusiasta, que acude a mítines y aplaude: una relación clientelar.

La oposición política parece no estar presente.

La Cámara de Diputados, institución fundamental, también se vio mermada, por otras circunstancias: no pudo sesionar en su sede ni cumplir con los tiempos señalados por la ley. La importancia de estas fallas trasciende su simbolismo.

El presupuesto para 2020 y la forma como se aprobó debilita a nuestras instituciones y fortalece a la persona en el poder.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.