Ese lugar entre el sueño y la vigilia

  • Alejandra Fonseca
Una profunda soledad que no sabemos manejar.

“Dice mi mamá que las mujeres de hoy perdimos con la igualdad de género. Le respondí que ganamos porque ella no hizo lo que quiso, ni antes ni después de casarse, ¡y yo no me quiero casar! Quiero graduarme, trabajar, viajar, no quiero tener pareja ni hijos. Me reviró que por qué digo que ella no hizo lo que quiso, si no imagina su vida sin sus hijos y marido,  que somos lo mejor que le ha pasado, su mayor satisfacción, ¡que los días familiares y la convivencia no los cambia por nada! Reconoce que ya es distinto; antes el matrimonio era un proyecto de la mayoría de la gente pero ahora la familia ya no existe; tener hijos es un reto que no queremos tomar porque ya no se ve a la pareja ni a los hijos como antes.

“A mí me llama la atención porque mi mamá siempre fue muy rebelde; nunca obedeció a mi abuela, era la adoración de mi abuelo y la dejaba hacer lo que quisiera. Ella dice que se equivocó al ser tan rebelde y estar contra todo lo que significaba autoridad, sobre todo la materna, y por eso llegó a hacer cosas que, pensándolo bien, nunca quiso hacer porque no era lo que quería, y le hicieron perder tiempo y cambiaron su destino.

“Le pregunté que cómo qué cosas no hubiera hecho. No sería obediente una mujer obediente, desde luego, pero tampoco se rebelaría ante todo. Por ejemplo, dice que en la secundaría no entraba a clases sólo por lucirse con sus compañeros y vieran que hacía lo que quería y nadie le llamaba la atención. Así perdió las clases de matemáticas que le encantaban por la pasión que le ponía el maestro, era su ejemplo a seguir, ¡la pasión que tenías que encontrar dentro de ti y era un asunto de ti, contigo! Un día hablaron de la luna y cómo atraía el agua del mar y, por tonta, faltó. Siempre se lo ha reprochado. Y lo peor vino después: cuando se trabó en el esquema de la rebelión sin darse cuenta que estaba renunciando a lo que más le gusta; no escuchó a nadie y no tuvo cómo detenerse ni dar vuelta atrás.

“Dice que esa parte que llevas donde está lo único que te mueve por dentro, es como el lugar entre el sueño y la vigilia, ahí está pero nadie te enseña a aprehender, Que los jóvenes ahora buscamos tanto la independencia, que no nos damos cuenta que conlleva una profunda soledad que no sabemos manejar, y es la mayor responsabilidad que tenemos y para la que no hay educación; es más difícil de experimentar que la compañía.

“Lo que dijo me hizo reflexionar que por las ideas de hoy, de no querer ser lo que ahora no se quiere ser, --esposa, madre-- vaya yo a arrepentirme después, como ella se arrepiente de lo que hizo y dejó de hacer, sólo por rebelde. Yo creo que lo mío no es por pura rebelde, pero no quiero que la moda del momento me arrastre, que después no haya vuelta atrás y me arrepienta.”

 

alefonse@hotmail.com

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Alejandra Fonseca
Psicóloga, filósofa y luchadora social, egresada de la UDLAP y BUAP. Colaboradora en varias administraciones en el ayuntamiento de Puebla en causas sociales. Autora del espacio Entre panes