“Los LeBaron, el narco y la tensión México-EE-UU”

  • Laura Carreto Tirado
Los LeBarón ya habían sido víctimas de grupos delincuenciales

Hace unos días una noticia estremeció a nuestro país: el día 4 de noviembre, en Bavispe, Sonora, a 10 km de Chihuahua, tres mujeres y seis niños de la familia Lebarón murieron en un ataque por parte de grupos criminales, el cual se realizó en dos momentos, uno hacia un auto deportivo “Tahoe”, y los otros a dos camionetas tipo “Suburban”. Según la versión oficial, dicha por el Secretario de Seguridad Alfonso Durazo: fueron confundidos, pues dos bandos criminales (“Los Salazar” y “La línea) se disputan esta zona. El general Homero Mendoza, jefe del gabinete de Defensa Nacional, mencionó también que había sido un choque entre grupos rivales, sin embargo, no quedó claro si la familia estuvo involucrada de alguna manera en la rivalidad o si el ataque fue por confusión. Las camionetas tipo “Suburban”, que conducían dos de las víctimas, son comúnmente utilizadas en el área por bandas criminales, dijo el general. Algunos analistas dicen que la tensión entre los mormones y los grupos criminales pudo razón del ataque (New York Times, 2019).

Los LeBarón ya habían sido víctimas de grupos delincuenciales: en mayo de 2009 Erick LeBarón fue secuestrado y liberado días después; a partir de esto su hermano Benjamín se convirtió en activista y líder comunitario en la Sociedad Organizada de Segura (SOS Chihuahua) esta organización exigió el fin de la violencia provocada por el combate al narcotráfico, esta demanda puso gran presión sobre la familia de agricultores, fue así que Benjamín fue asesinado junto a su cuñado en julio de ese mismo año.

La familia Lebarón vive entre los dos países y continuamente cruzan la frontera para pasar temporadas en ambos territorios, pertenecen a la Iglesia del Primer Nacido, una escisión fundada en Chihuahua en 1924 de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días. Los primeros colonos huyeron de la prohibición de la poligamia instaurada en la Iglesia Mormona en 1890, lo que ocasionó que llegaran al norte de México en los años 20 del siglo pasado. Entre ellos Joel y Ervil Lebarón, este último murió en una prisión de Utah acusado del asesinato de varios de sus rivales dentro de la Iglesia (El País, 2019).

En la actualidad la comunidad LeBarón de Galeana está compuesta por unas 5000 personas (El País, 2019). Muchos se han regresado a Estados Unidos porque algunos de ellos ya no están dispuestos a adherirse a las estrictas prácticas religiosas de la comunidad que incluyen la poligamia, pero también muchos desconfían de la violencia que se ha propagado en la zona (Proceso, 2019)

La tragedia de la familia México-estadunidense, dedicados a la agricultura y mormones fundamentalistas, ha devuelto la atención al tema del narcotráfico y la tensión sobre el tema entre ambas naciones, tanto así que sirvió para que el presidente de Estados Unidos: Donald Trump sacara de nuevo a la luz su vieja obsesión, dijo: “la masacre demostró que es necesario el muro fronterizo”. El martes 5 de noviembre lanzó un tuit diciendo que “es hora de que México con la ayuda de Estados Unidos, libre la guerra contra los cárteles de la droga y los borre de la faz de la tierra”.

A su vez los senadores de Estados Unidos criticaron el “fracaso” de México en controlar la violencia y pidieron a su gobierno que intensifique su lucha contra las organizaciones criminales que controlan las franjas del país y alimentan su tasa de homicidios récord. El senador republicano Josh Hawley dijo que: “el gobierno de AMLO no está luchando contra los grupos criminales que se han encargado de inundar drogas ilegales en el territorio estadunidense”. Otro senador republicano: Tom Cotton dijo: “Si el gobierno mexicano no puede proteger a los ciudadanos estadunidenses en México, en Estados Unidos tal vez tengamos que tomar las cosas en nuestras manos”. La propuesta de los congresistas es cambiar el estatus legal de los cárteles a “terroristas” para poder realizar incursiones militares contra de ellos en territorio mexicano, además de apoyar a México con armamento y militares, e ir más lejos: emprender una “guerra” (Sin embargo, 2019).

En respuesta, el miércoles 6 de noviembre, el presidente AMLO defendió su estrategia de seguridad que se ha centrado en la pobreza que es la raíz de la violencia. Dijo que combatir al narco con violencia no es la opción, que eso ya había pasado en sexenios anteriores (en referencia al de Felipe Calderón) y que había sido un fracaso. Además, rechazó el ofrecimiento de los congresistas, dijo que hay capacidad técnica tanto en el ejército como en la Marina y la Guardia Nacional, dio “hay profesionalismo y se están aplicando las estrategias de investigación” (Sin embargo, 2019)

¿Será que Trump y los senadores estadunidenses pecan de ignorantes? ¿O no quieren asumir la responsabilidad de que el problema del narcotráfico en México no es un hecho aislado? Simplemente esto no se podría explicar sin el gran número de consumidores en Estados Unidos, que es el primer consumidor de cocaína, y segundo en marihuana a nivel mundial (El orden mundial, 2019). También la omisión en el control de armas de su país, lo que permite el ingreso ilegal de estas: se calcula unas 500 diariamente (Aristegui Noticias, 2019) y que fueron estas mismas las que mataron a la familia Lebarón.

El ofrecimiento de Estados Unidos de “ayudar a México en el combate al narcotráfico” con equipo militar es ofensivo para la soberanía de nuestro país, es por eso que me pareció bien la respuesta del presidente AMLO, quien dijo: “Sin valentonadas, sólo recordar que somos un país libre, independiente y soberano, que somos respetuosos, por lo mismo de la soberanía de otros países” (Sin embargo, 2019)

Desde mi punto de vista, ayudaría más que al interior de Estados Unidos se ocuparán más por regular las armas y tener una política que tomara en cuenta la rehabilitación y prevención del gran número de consumidores, que al fin y al cabo repercute en la salud pública. La solución al combate al narcotráfico al interior de nuestro país: es la reconstrucción social, la otra la legalización de las drogas sintéticas, lo que acabaría con todos los crímenes, pero habría que preguntarse ¿Qué tan viable sería que ocurriera en ambos países? Aunque ya en algunos estados de Estados Unidos está aprobado el consumo de marihuana y posiblemente también lo esté en un futuro en nuestro país.

La postura de Trump se ha mantenido hasta cierta manera respetuosa de lo sucedido en Culiacán con la liberación del hijo del Chapo y en el caso LeBarón; no así la postura de algunos senadores. La respuesta de AMLO fue categórica, defendiendo la soberanía del país. rechazando la intervención de Estados Unidos en asuntos internos. La mejor ayuda serían los dos puntos mencionados, al interior de Estados Unidos: el control del consumo de drogas sintéticas (mientras no estén legalizadas); al exterior la regulación de armas el de armas, problema en el que al parecer ya se están tomando las riendas, con el plan “Frozen” ya que 70% de delitos que se realizan en México son con armas fabricadas en ese país.

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Laura Carreto Tirado

Licenciada en Relaciones Internacionales, Maestra en Ciencias Políticas ambos grados por la BUAP. Especializada en temas migratorios y en la Relación México-Estados Unidos. Ha investigado y escrito al respecto en libros y revistas