SIPINNA otro elefante de cristal

  • Ruby Soriano
Puebla se ha convertido en un foco de atención en las desapariciones de infantes.

Diariamente tres niños son ultimados en actos de violencia en diferentes regiones del país.

La creciente violencia no se puede ignorar, sobre todo cuando Puebla se ha convertido en un foco de atención en las desapariciones de infantes, su vulnerabilidad ante las redes de trata y la violencia que se ejerce sobre ellos.

Siempre será un acierto que los gobiernos contemplen políticas públicas de prevención y acciones para los niños y adolescentes, sobre todo en momentos donde, las organizaciones delincuenciales, han encontrado en esta población vulnerable, las mejores carnadas para enlistarlos como sus nuevos integrantes.

Hace unos días la responsable de los SIPINNAS en Puebla, la ex priista Vanessa Barahona, en un “taller” para erradicar el trabajo infantil, dio a conocer que 270 mil niños, niñas y adolescentes trabajan, y el 30 por ciento lo hacen en el sector agrícola.

Cuando uno lee estas estadísticas es cuando nos obligan al análisis primero para exigir que estos organismos realmente cumplan con una función de instrumentar políticas públicas reales, no tallercitos donde la funcionaria burócrata vaya a leer discursos al vacío.

Habría que preguntarle a Barahona si ya se dio una vuelta por el triángulo rojo. Si ha conversado con las familias de los niños y jóvenes que siguen sirviendo de “halconcitos” a las bandas de huachicoleros que se mantienen operando en la región.

También sería bueno que la responsable de SIPINNA en Puebla nos dijera si ya fue a Tehuacán para conversar con las madres de muchas niñas que desaparecen como resultado de la creciente violencia en la región y donde la trata de personas avanza de manera silenciosa.

¿Acaso ya se habrá dado una vuelta por la sierra norte donde los jóvenes han encontrado el sub empleo en ser aprendices de escoltas de los líderes de bandas criminales?

Que nos diga si se ha acercado a la mixteca poblana para hablar con familiares de niños y jóvenes que han integrado bandas delincuenciales para sobrevivir ante la creciente violencia de la región.

La intención del Gobierno de Miguel Barbosa y su esposa Rosario Orozco es buena, al reinstalar estos organismos en el Estado, sin embargo, que se le aplique marcaje personal a quienes están al frente de ellos, pues estamos cansados de mantener funcionarias burócratas que sólo toman cargos para transformarlos en trampolines y pensar qué candidatura les puede caer en el bolsillo, al nuevo partido al que puedan brincar o en el nuevo padrino que las pueda apuntalar.

Estamos hartos de los elefantes de cristal, es decir, de los organismos que se instalan con bombo y platillo, se les asignan recursos, pero que su operatividad sigue siendo la de los grandes monstruos de la burocracia que sólo sirven de lucimiento y sin cumplir para lo que fueron creados.

El nuevo SIPINNA de Puebla lleva casi tres meses, muy buen tiempo para que demuestren no hacer lo de siempre. Talleres, campañitas y reuniones de relumbrón que pasan sin pena ni gloria.

La obligación de quienes están al frente de estos organismos es sacudirse las simulaciones, dejar de trabajar en horario Godínez y olvidarse de los discursos vacíos, que ya no convencen ni para justificar su propio salario.

 

@rubysoriano

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Ruby Soriano

CEO Mediatikos Consulting. Ganadora Napolitan Victory Award como Mujer Influyente de la Comunicación Política 2019. Consultora y Estratega en Comunicación Política, Gubernamental y Campañas Electorales. Periodista y Analista Política en medios digitales