La migración de retorno en Puebla

  • María Teresa Galicia Cordero
El retorno forma parte de una dinámica migratoria amplia.

María Teresa Galicia Cordero 

A finales del siglo pasado, la migración de retorno se vinculaba fundamentalmente al tema de las remesas y a su impacto en las economías locales. De manera reciente el retorno se ha convertido en uno de los ejes de discusión central. El Colegio de México (COLMEX) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), hacen un análisis extensivo de todo el universo de personas en retorno (incluyendo a los que no fueron deportados) por medio de la encuesta intercensal de 2015 y calculan que entre 2010 y 2015 el número de personas migrantes en retorno viviendo en el estado de Puebla fue de 25,102 en donde el treinta y uno por ciento son mujeres y el sesenta y nueve por ciento hombres.

La investigación doctoral que realicé sobre los saberes de los migrantes de retorno fue mostrando que la experiencia y los saberes son aspectos característicos de la vida y que implican tanto la posibilidad de comprenderlos a ellos mismos como el comprender a los otros. En ella, el retorno forma parte de una dinámica migratoria amplia que involucra no solamente la migración de un sujeto, sino todo el   contexto social e histórico de múltiples sujetos que pertenecen a un espacio local determinado y que forma parte de la experiencia de vida de un sinnúmero de migrantes que, desde antes de ser migrantes, ya habían incorporado la migración a su subjetividad, como parte de su experiencia familiar y comunitaria.

Este estudio partió de una mirada que descubrió dentro de la complejidad del retorno, el proceso formativo que se despliega en los saberes de migrantes poblanos, a través de un entrelazamiento que se fue tejiendo entre los relatos biográficos de los migrantes de retorno, sus prácticas e interacciones y ciertos referentes teóricos en las diferentes realidades sociales por las que transitaron. 

Así,  en el origen, la salida, el cruce, el destino (llegada-establecimiento) y el retorno, se fueron articulando   una multiplicidad de significados individuales y sociales que ellos dieron a sus saberes experienciales, en donde los entretejidos realizados fueron  presentando un entramado de saberes, algunos compartidos, otros no, que por su naturaleza se movieron en distintos planos temporales visibilizando la premisa del maestro Freire “nos vamos constituyendo en personas, en la interacción con los otros, en la práctica social en la que cada uno participa” (Freire,1993:98).

También se fueron presentaron ciertos procesos sociales de producción, circulación, validación y legitimación de esos saberes, así como los procesos subjetivos, intersubjetivos, reflexivos, identitarios y prácticos que entraron en juego tanto en su construcción, apropiación y su reconstrucción, lo que visibilizó  la construcción de un sujeto social, donde cada uno de ellos fue mostrando una forma particular de comunicar sus experiencias, una manera de trasmitir y compartir con los otros las realidades sociales parciales por las que transitaron.

Tal vez por las circunstancias en las que se realizó su retorno, estos migrantes valoraron su experiencia positivamente, al visibilizar sus saberes y compartir sus experiencias desde su propia perspectiva. Si bien los momentos desagradables fueron muchos, puesto que el desarraigo y el exilio con toda su complejidad son difíciles de asumir, se presentaron como oportunidades experienciales y de aprendizaje.

Aun así, las depresiones o la desesperanza fueron presa de algunos en ciertos momentos de su trayecto, especialmente en las mujeres, sin embargo su retorno decidido y no forzado, pudo haber contribuido a la elaboración positiva de su vivencia y a la aceptación de sus experiencias de vida como parte de su mundo cotidiano, en la medida en que les aportó muchos saberes individual y colectivamente, que  permitió visualizar personas fuertes, independientes, productivas, con saberes y experiencias diversas.  

Las mujeres en especial, “el irse para el otro lado” las condujo por un camino en donde la legitimidad condicionada les permitió cumplir su rol de trabajadoras, donde el mérito y el esfuerzo, su adaptación, capacidad de resistencia y empoderamiento, asociados a ciertos momentos de frustración, fueron modificando su percepción de vida.

Ellas ganaron independencia personal gracias a la disposición de ingresos propios y la activación de ciertas prácticas entrelazadas con sus maneras de ser, pensar, sentir y actuar, lo que permitió apreciar en sus relatos tanto una dimensión episódica que dio cuenta de los hechos como otra dimensión configurante, donde la trama y la urdimbre en su vida de acuerdo a sus saberes experienciales, fueron cambiando los acontecimientos de sus historias.

 La importancia de este acercamiento sobre el saber cotidiano basado en un estar dentro de las personas adultas, abona en la construcción del conocimiento del saber en el complejo mundo de las realidades sociales de los migrantes, su importancia y pertinencia en cuanto a su relevancia social tiene que ver con la necesidad de contribuir en forma documentada, a la comprensión   sobre los saberes presentes en el entramado social transnacional de un circuito migratorio en una comunidad indígena poblana, en donde cada uno de ellos se instalan como sujetos de frontera con un ser-saber de relaciones y de saberes que no solo está en el mundo, sino con el mundo (Freire, 1993).

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María Teresa Galicia Cordero

Doctora en Educación. Consultora internacional en proyectos formativos, investigadora social, formadora de docentes e impulsora permanente de procesos de construcción de ciudadanía con organizaciones sociales. Diseñadora y asesora de cursos, talleres y diplomados presenciales y en línea. Articulista en diferentes medios.