Cuatro probables razones por las que el presidente es condescendiente con el crimen

  • Héctor Hernández Álvarez
¿Lo moral, lo estratega, lo inepto o lo corrupto?

Debido de la crisis de seguridad derivada de los recientes acontecimientos en Culiacán y el caso de la familia LeBarón. Propongo el siguiente análisis para mis lectores. En el que daré a conocer las probables razones por las cuales al presidente de la República parece no importarle demasiado hacer frente al crimen en su conjunto.

En efecto, es bien conocido que el presidente Andrés Manuel, tradicionalmente, ha manejado de manera extraordinaria su manera de comunicar. Ni más ni menos, es el presidente más poderoso que ha tenido México en el transcurso de desarrollo de la democracia. Pero, el problema es que su momento glorioso poco apoco se va terminando.

Se le nota muy tranquilo en las mañaneras y declara que las cosas van muy bien y que la gente es feliz. Pero, entonces, ¿por qué hay tantos muertos? Si es culpa de Calderón, ¿por qué la violencia no cesa?, si se supone que la 4T está siendo instaurada con éxito; ¿será que el presidente de la República nos está ocultando información valiosa?

Por supuesto, en la práctica, es bien conocido que parte del trabajo de ser un político profesional, es tener maestría en la labor de mentir, sin que esto signifique que todo su discurso sea una falacia. En efecto, el ocultamiento de “intereses políticamente incorrectos” es habitual.

Así pues, comienzo con la primera de las probables razones por las que el presidente parece estar siendo condescendiente con el crimen:

1. Por tener un presidente auténticamente moralista: es la opción más suave y que mucha gente podría aceptar. En efecto, el discurso del ejecutivo se ha distinguido de todos sus predecesores. La moral ha tomado un papel protagónico indiscutible en la forma en la cual se dirige al pueblo. Adicionalmente, se ha empleado a la religión; particularmente, al cristianismo para establecer una conexión más estrecha con la ciudadanía.

Factores como el partido del que proviene el presidente (MORENA), cuyo nombre hace alusión a la figura de la virgen de Guadalupe y los supuestos valores defendidos como la unidad familiar, los valores morales y los espirituales; sumados a una retórica izquierdista, promueven un efecto ilusorio para la población que enaltece y envuelve a la figura presidencial como un ente que pareciera digno de devoción.

Nunca había existido en México una relación tan grande con el cristianismo. En palabras del propio presidente, la principal razón por la que se detuvo el operativo en Culiacán fue salvar vidas humanas: “no quiero que muera gente inocente, ni soldados, ni criminales”.

La gran mayoría de la población de México pertenece a la religión católica. El mandamiento “no matarás”, parece estar causando estragos en la mente del presidente. Quizá por eso tiene tal aversión contra Calderón y no quiere cargar con la misma pena de conciencia.

¿Qué hay de malo con tener un presidente auténticamente moralista?

Que en caso de que así sea de verdad, esto lo convierte en un presidente poderoso, aunque genuinamente débil: poderoso por contar con gran legitimidad, y tener cobijo del poder legislativo; pero, débil por no querer usar las atribuciones que le confiere la Ley para cumplir su principal responsabilidad que es procurar la seguridad del territorio nacional y el uso de la fuerza legítima opresora para conseguirlo.

2. Por estrategia: el presidente no puede ser del todo claro en sus declaraciones. Por supuesto, la idea de abrazos y no balazos; el fuego no se apaga con el fuego y demás recursos retóricos cotidianos empleados por él, dan la impresión a primera vista de que estuviera bromeando con todos nosotros

¿Cómo puede ser tan ingenuo al pensar que de esa manera se terminará con el crimen?

La cuestión en esta segunda probable razón, es que quizá, él no sea tan ingenuo después de todo. Los mandos militares, navales y la Guardia Nacional siguen en funcionamiento. Esto significa que de ser correcta esta hipótesis, él está quitando tensión de la sociedad en general, tratando de suavizar la problemática con frases y soluciones simples para un problema complejo, con el fin de desviar la atención y dar la imagen a los malos de que no tienen de qué preocuparse, ya que el es un pacifista y no representa un obstáculo en términos reales. Aunque, esto no sea necesariamente cierto.

3. Por tener un presidente inepto: esta probable razón va de la mano con la primera opción, con la diferencia de que se esté usando a la moral únicamente para lavarse las manos debido a que no tenga idea de cómo solucionar el problema de la inseguridad y no querer salir tan perjudicado en términos políticos.

Recordemos que, AMLO, ha estado en campaña durante muchos años en el transcurso de su vida, y, a decir verdad, nuca ha sido un especialista en temas de seguridad. Su retórica se ha enfocado, sobre todo, a los problemas de corrupción y pobreza en México. Y si bien, ambos elementos pueden repercutir en el aumento de la inseguridad; estos, no son los únicos a considerar para la mejora de las condiciones de paz y justicia.

En definitiva, de corroborarse esta hipótesis; el moralista inepto de López Obrador debería renunciar a su cargo por no cumplir ni siquiera con lo mínimo necesario que se le puede exigir a cualquier gobierno: darnos seguridad.

4. Por tener un presidente corrupto: esta probable razón es la más controvertida y la que daría los peores resultados para la ciudadanía. En efecto, al presidente de la República se le ve muy tranquilo, sin mucha seguridad a su alrededor para cuidar de él, ¿por qué será?

Recordemos la propuesta de Ley de amnistía que tenía desde que era un candidato a la presidencia. Su desprecio hacia el ejército y la marina. Si únicamente dependiera de él, ya habría eliminado a estas dos instituciones para dejar únicamente a la Guardia Nacional, ¿con qué fin?

¿Atender las causas para resolver el problema? Sí, pero los números no cuadran, no hay suficiente presupuesto para solucionar la pobreza, la desigualdad, y la falta de acceso a la educación de calidad.

A caso, ¿pretende resolver un problema que requiere medidas multidimensionales y propias de una guerra asimétrica con soluciones para problemas menores de inseguridad?

¿Será acaso que el presidente y parte de su gabinete han pactado? Si es así, ¿a cambio de qué?

El Realismo en el análisis

@Hector_HHA1

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Héctor Hernández Álvarez

Licenciado en Relaciones Internacionales UDLAP. Participa en investigación en ciencias sociales: Índice Global de Impunidad y el Índice de Impunidad México del Centro de Estudios Sobre Impunidad y Justicia (CESIJ)