UPAEP ¿Qué pasa?

  • Elmer Ancona Dorantes
Debería, con los inteligentes catedráticos que tiene, estar creando Protocolos de Prevención.

Es inconcebible que una casa de estudios de orientación católica como la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) permita, voluntaria o involuntariamente, que en su Campus se difunda propaganda confusa y poco clara, por no llamarla misógina.

Permitir que grupos externos aprovechen sus jardines o auditorios para hacer comentarios torpes y equivocados es deplorable. Descuidan tanto el fondo como la forma de las cosas.

Siempre he sido un firme defensor de la vida y públicamente he dicho que el aborto me parece cruel e inhumano no sólo para la portadora del embrión, sino para el pequeño ser que desde el vientre goza de una dimensión espiritual.

Pero de eso a mostrar pancartas con las leyendas “Madre por una violación, amo a mi hijo”, “Concebida en una violación, amo mi vida”, “Concebido en violación, amo mi vida” y “Mis amigas fueron concebidas en violación, amo sus vidas”, es desconcertante, por no decir risible.

Quiero entender que Rebeca Kiessling, una de las ponentes y autora de las pancartas, no lo hizo con mala intención. Ella misma ha dicho que fue “producto” de una violación, pero a final de cuentas es una mujer feliz. Y así como ella, miles.

Quizá lo que quiso decir es que la vida es tan valiosa y hermosa que no deben importar las circunstancias en las que las personas han sido engendradas, incluso por una agresión sexual.

De por sí el tema es bastante polémico (preservar la vida en esta situación), pero en nada ayuda la redacción de los textos que dan a entender que la violación es justificable. Ese es el mensaje que mandan.

Por supuesto que todos debemos amar al ser humano, a nuestros hermanos, a nuestros amigos, sin importar que hayan sido “producto” de una violación. Ese punto no está a discusión.

Lo preocupante del caso es que tanto estas organizaciones en defensa de la vida como la propia UPAEP no sepan argumentar, de manera inteligente, sus principios y creencias. No cuidan las formas.

Con esos tropiezos gramaticales prácticamente están invitando a la violación, porque, al fin y al cabo, “saldrán seres humanos buenos a quienes debemos amar”. Se hace una especie de defensa del agresor.

La UPAEP debería, con los inteligentes catedráticos que tiene, estar creando Protocolos de Prevención (no escenarios anticrisis) y Políticas de Protección a los Derechos Humanos, que fijen claramente su doctrina ante este tipo de situaciones.

La UPAEP, no me cabe la menor duda, es una de las mejores universidades privadas que tiene este país y se esmera por ofrecer educación de calidad a sus estudiantes. Ese punto tampoco está a discusión.

Lo que se ha planteado reiteradamente es que, si no quieren ver afectada su matrícula universitaria y padecer una mala imagen a nivel nacional e internacional, están obligados (Junta de Gobierno, directivos y cuerpo académico) a cambiar sus formas y borrar la idea de que predomina una enseñanza intolerante.

No son intolerantes, pero así lo dan a entender con publicaciones de esta naturaleza. Por eso aparecen las mujeres del pañuelo verde (Marea Verde) mofándose, en su propia casa de estudios, de los mensajes que se envía a la sociedad.

En su noble afán de defender los principios y valores de una sociedad, la UPAEP no puede estar defendiendo lo indefendible para luego, espantados por el escándalo público, intentar apagar el fuego con un escueto comunicado de prensa.

Este caso debió haber sido motivo de un profundo análisis y de un contundente y trascendente posicionamiento.

Porque tal parece que ahora la UPAEP se ve ultrajada, mancillada, insultada por esos torpes y poco razonados mensajes a favor de la vida que intentan atrapar la atención de una juventud universitaria que entiende las cosas de manera diferente. La respuesta a sus foros son más negativos que positivos. Boomerang degradado.

¿Qué pasa en la UPAEP? Hoy tenemos una casa de estudios noble, pero vulnerada por sus limitados criterios de difusión y por su pensamiento nada claro en materia de Derechos Humanos. Hay que luchar por la vida, sí, pero de manera inteligente.

@elmerando

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y Maestrante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM. Catedrático. Escribe en diversos espacios de comunicación. Medios en los que ha colaborado: Reforma, Notimex, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.